Había pasado una semana haciendo el trabajo que Lyam me había encargado, Liv seguía visitándome cada dos días como mucho, e insistiendo en hablar de él mientras yo tecleaba en el ordenador y trataba de no escuchar sus teorías y planes locos, aunque debía admitir que me hacía reír muchísimo.
Terminé de almacenar todos los datos en un pendrive y envié un mensaje a Lyam confirmándole el fin del trabajo, me preparé para lo que ya suponía sería una aparición rápida y sin avisar, no había pasado ni media hora cuando escuché la puerta abrirse.
—Ya estoy en casa, muñeca— lo oí gritar, traté de borrar la sonrisa que había surgido en mis labios antes de que él apareciera en la puerta del salón.
—Aprende a tocar— le dije cuando apareció, él me dedico una sonrisa.
—Vengo a buscarte— lo miré confundida – tienes trabajo— aclaró mientras me enseñaba la venda de los ojos.
—Ten— me acerque y le di el pendrive— vamos— pase por su lado, pero tiro de mi brazo, terminé contra el marco de la puerta, con Lyam muy cerca.
—Llevamos días sin vernos, ¿no me vas a saludar? — murmuro sonriendo, mientras hablaba se acercaba a mí.
—Hola— traté de escapar, pero su mano se deslizó por mi cintura y sus labios atraparon los míos, nunca se había comportado así, normalmente era delicado, casi parecía pedir permiso, y aunque su actuar debía molestarme fue todo lo contrario, mi corazón aleteo y mi piel se erizó, mientras una calidez me invadía. Yendo en contra de lo que mi cuerpo me pedía, lo empujé tratando de no ser brusca y rápidamente me alejé sin decir una palabra, abrí la puerta y puse la alarma, obligándolo a salir rápidamente, cerré la puerta y juntos, en silencio, esperamos el ascensor. Cuando llegó me atreví a mirarlo de reojo, su expresión era una máscara fría, distante, que hizo que sintiera una pesadez en el pecho.
Al salir miré la calle, era una costumbre, parecía que venía solo, no vi hombres esperándolo, subí al coche mientras él me sostenía la puerta, él subió y arrancó, empezó a conducir, no dijo nada de la venda, y no me moleste en recordárselo, ya que era una ventaja para mí. Mire por la ventanilla, hacía unos minutos habíamos entrado a una carretera rodeada por un espeso bosque, casi no había visto ningún coche por la zona, excepto el que iba detrás de nosotros, de repente una alarma sonó en mi cabeza, ese coche, lo había visto, desde el momento en el que salimos de mi piso.
—Lyam— lo llamé alarmada, él me miro sorprendido, quizá ante el hecho que pronunciará su nombre o por qué había puesto mi mano en su brazo, miré de nuevo el retrovisor haciendo un gesto— ¿Es de los tuyos? — él miró con el ceño fruncido.
—He venido solo... Mierda, ¿Desde cuándo está allí? — preguntó mientras agarraba con fuerza el volante.
—No me he dado cuenta hasta ahora, pero lo vi cuando salimos de mi edificio.
—¿Estás segura? — asentí, entonces lo vi llevar su mano a la espalda, sacó su arma, la miré ansiosa— Es para protegernos— explicó al ver mi expresión, seguramente leyendo el miedo en ella, pero no era por el arma en sí, lo que pasaba era que sin tener una yo me sentía desprotegida. — agárrate— ordenó acelerando, pero la carretera no tenía salidas, tan solo curvas, pude ver al de detrás hacer lo mismo, igualando nuestra velocidad, algo salió por la ventanilla del copiloto, entrecerré los ojos enfocando la mirada, era una pistola.
—¡Mierda! – grité, me encogí en el asiento y un segundo después oí un estallido.
—Tranquila— dijo Lyam, bajo de la ventanilla y disparó en su dirección, durante unos minutos hubo un intercambio de disparos hasta que le dieron a una rueda, lo supe en cuanto vi como Lyam perdía el control, trato de mantenernos en la carretera, pero las curvas eran imposibles a la velocidad a la que íbamos y con el coche así, salimos de la carretera, por suerte no había barreras de seguridad, mi alivio duró poco cuando vi que nos dirigíamos a toda velocidad hacia un enorme árbol— ¡Joder!— cerré los ojos con fuerza esperando el choque, sentí el cinturón clavarse en mi piel, los cristales romperse y caer sobre mí y el dolor recorrer mi cuerpo antes de desmayarme.
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Latidos en Conflicto
Teen FictionKaida nació en una familia diferente a lo usual, creció como un soldado, casi no conoce el mundo, hasta ahora... Una misión, un claro objetivo, ¿Será capaz de cumplirlo sin dejarse deslumbrar por el mundo y sus nuevas experiencias? Lyam es un alma l...