"Animales de la noche"

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No tengo mucha ropa conmigo, Scarlett consiguió nueva, pero tengo problemas con las ropas nuevas. No me gusta su olor, pero está bien, soy una fugitiva... No puedo ponerle peros a nada.

Entiendo eso, hay muchas cosas que entiendo, y muchas otras que jamás podré entender.

He finalizado todas las hojas de mi libreta, que tampoco es como si fuese muy grande, pero no todo el mundo puede llenar tantas hojas, no todo el mundo tiene mucho para decir, y menos para escribir. Me gustaría ser como ellos, me gustaría tener esa hermosa capacidad de vivir una vida repleta de ganas de querer ser vivida por mí, una vida que me consuma tanto que me haga dejar de pensar en cada gota de sangre que recorre mis venas.

No soy así, diablos, nunca lo he sido.

4:33 o 3:44 de la madrugada, no podría estar segura. El reloj no deja de moverse, no se queda quieto, los animales de la noche menos. Me irritan, pero no puedo culparlos, la noche es suya, la noche les pertenece, el silencio y la oscuridad es suya. El día pertenece a los humanos, no puedo decir donde he leído eso antes.

Me llevo solo un lápiz, y un par de repuestos, 6 pastillas para 6 días, y el pequeño trozo de cartón que dice lo necesario.

"Elizabeth Chase Olsen, 19 años, San Francisco, CA."

Solo para no olvidar aquellos datos.

Intento salir de la habitación sin hacer ningún sonido, pero un gruñido involuntario se escapa de mis labios, todo es culpa de los murciélagos, no paran de recordarme que la policía busca a Scarlett.

Lo sé, diablos, no tienen que recordármelo.

Me coloco uno de los gorros que Scarlett había conseguido para mí. Noviembre estaba por acabarse, diciembre más cerca que nunca y con el clima de donde fuese que estuviésemos en esos momentos, fácilmente podría morir de hipotermia.

Comienzo a dirigirme hacia la puerta, pero la mano de Scarlett sujeta mi hombro de la nada provocándome un gran susto.

- ¿A dónde vas?

- Fueron los murciélagos, ¿cierto? Son jodidamente ruidosos, todo el tiempo.

Scarlett me tomó del brazo arrastrándome hacia la base de la cama, de manera calmada desliza la mochila en mi espalda dejándola sobre el colchón, y junta su cuerpo al mío estirando mis manos alrededor de su cintura.

El mundo no es tan pesado cuando su piel se junta con la mía.

- Los murciélagos no me hablaron, Lizzie...

Ella levanta su rostro, se coloca de puntillas y deja un beso sobre mis labios.

No era buena idea besarla en ese momento. Estaba tratando de decir adiós.

- Lamento haberte despertado.

- ¿De nuevo pensaste que las ARMOR venían por ti?

Una risa se escapó de mis labios y contagió a Scarlett.

Bien, ese día perdí los estribos. Pero es demasiado fácil creer que alguien te persigue cuando enserio te persiguen.

- Debo marcharme, Scar.

Mis manos suben hasta su cuello, dejo un par de caricias en este, y sin poder controlarme, de nuevo mis labios están sobre los suyos.

-Basta, Lizzie, regresa a la cama. En unas horas tenemos que salir rumbo a San Antonio.

M A N I A C > [Scarzzie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora