CAPÍTULO XI

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En todo el camino no nos dirigimos la palabra. Hicimos una parada para recargar gasolina y luego retomamos el viaje. Nueva York y Washington no estaban demasiado lejos pero tampoco muy cerca, cómo 3 horas de viaje más o menos. Pero eso pareció una eternidad. Un eterno silencio entre los dos. Sentía la necesidad de decirle algo. Romper ese silencio. Pero no me salían las palabras para comenzar una conversación. Típico de Evan Brady.

La carretera parecía infinita, era recta. Se veían letreros de ciudades como Auburn a la derecha o Woodstown a la izquierda. Lagos y ríos se veían a nuestro alrededor. Era en cierto modo agradable ver ese tipo de paisajes. De repente se me ocurrió desviarme hacia la izquierda.

—Evan, este no es el camino a Washington — dice Soul, confundida

—Lo sé — me limito a responder

—¿Adónde estamos yendo? — me pregunta aún confundida

—A un lugar al que siempre quise ir. — respondo sin apartar de vista la carretera — Al río Salem.

No dice nada. Tal vez pensará que la voy a asesinar por haberme hecho lo que hizo. Okey, eso suena ridículo. Si la querría muerta, lo habría hecho el día que la conocí. Me río con tan solo pensarlo.

—¿Qué pasa? — dice Soul riéndose también

—No nada... — hago una pausa — Seguramente estabas pensando que tiraría tu cuerpo en un río, ¿cierto? — esbozo una sonrisa

—Pues diste en el blanco — ella se ríe y yo también

Nos reímos por un buen rato. Me reí tanto que tuve que parar el auto a un lado de la carretera para poder calmarme. Ella también se estaba, literalmente, muriendo de la risa. Luego empezamos a calmarnos y nos dimos una mirada que traspasaba las fronteras. Sentí la necesidad de besarla, unir mis labios con los de ella. Y sé que ella también quería. Pero aparté mi mirada con la de ella y empezamos a rodar de nuevo.

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Llegamos al río. Bajo del auto primero para abrirle a ella, aunque se había adelantado. ¡Rayos! Oportunidad de ser caballero arruinada. Qué cosas, ¿no? Sabía que ahí rentaban botes para estar en el río. Me dirijo a la caseta y le digo al chico alto robusto de piel oscura que me rente un bote. Pago y elijo el más bonito, obviamente.

Ella se veía observando el río con tranquilidad. El reflejo del sol iluminando su rostro… era hermoso. Siempre lo ha sido.

—Espero no te moleste que te retenga aquí unos minutos. — digo esbozando una sonrisa

—No, claro que no. — sonríe agachando la cabeza y llevándose un mechón de cabello detrás de la oreja.

—Bueno, aprovechemos el tiempo

Me resistí de tomarla de la mano. Aún no podía. Solo quería pasar un buen rato con ella. Vi que llevaron nuestro bote a la orilla del río y nos dejaron dos remos y dos chalecos flotadores por si acaso. Le digo a Soul que entre primero mientras yo empujaba el bote hacia el agua y yo me monto acto seguido.

—¿Adónde quieres que vayamos? — le pregunto, que estaba inmersa en sus pensamientos seguramente

—No lo sé. ¿A dónde nos lleve la corriente? — sugirió ella

—Bueno, si seguimos la corriente puede que nos perdamos. — me río y ella hace lo mismo — Esta vez iremos por dónde sea, ¿te parece?

—Claro, por supuesto Cookie — me dice con una risa maliciosa

—Era demasiado hermoso hasta que me llamaste así — eso sin duda la hizo reír más

Luego se calmó y empezamos a remar. No sé por qué se me ocurrió desviarme y llevarla a este sitio. Había oído del lago y lo ví por fotos y todo. Pero no me había preocupado en ir. No me gustaba salir mucho de casa. Si no tenía trabajo, me quedaba y me ponía a hacer un maratón de Netflix mientras los chicos se iban de fiesta o visitaban a su familia. Yo hace un año que no visito a la mía en Casper. Pero siempre nos mantenemos comunicados, en especial con mi mamá.

El punto es que no salía mucho y quise aprovechar que ella estaba aquí. Verla frente a mi, me venían los recuerdos. De cuando salíamos en ese momento, cuando la llevaba al mirador, al ático, cuando vimos el atardecer en la carretera y cuando la llevé al río el último día… hizo que sacara una sonrisa.

—¿Qué pasa? — me pregunta Soul sacándome de mis pensamientos

—Ahmm, nada. Estaba pensando — me limito a decir

—¿Ah sí? ¿Cómo en qué? — pregunta

—En cosas. — hago una pausa — Cómo cuando te llevé al mirador la primera vez

—Jeje, sí. Recuerdo muy bien ese momento — me dice sonriendo y volteando su rostro hacia un lado. De perfil se veía realmente hermosa

—Soul… — ella voltea hacia mí con un brillo en sus ojos. Estaba atontado con su hermosa mirada. Quería decirle todo. Que la extrañé mucho, que quería que volviéramos, que lamentaba haberla dejado plantada ese día… quería decirle tantas cosas. Pero simplemente no me salían las palabras. Y también, porque no era el momento. Aún no. Miro el reloj — Eh… ya se está poniendo tarde. Creo que deberíamos ir regresando. Estamos algo apartados, ¿eh?

Vi que su rostro mostraba decepción. Esperaba que dijera algo más. Quizás leyó mi mente y esperaba que lo sacara. Aunque eso sería raro.

—Sí, sí claro. — dice ella fingiendo normalidad. Lo veo en sus ojos

Cuando íbamos de regreso, tenía el sol enfrente de mí. Me puse la mano frente a mis ojos tapando el fuerte resplandor que éste expulsaba. Por lo menos tenía una vista parcial del panorama… incluyéndola a ella.

—Lo siento, Evan — lanza ella tomándome desprevenido

—¿Cómo? — quería que lo aclarara

—Por lo que hice. No tengo excusas para eso y en serio lo lamento. — dice triste, aunque no está llorando en sí

—No te preocupes, Soul. Más bien yo soy el que debe disculparse. Por haberte dejado así ese día. No fue mi intención. Pero tú tranquila. Si perdoné a Alice, lo haré contigo.

No respondió, pero sí mostró una sonrisa genuina. De felicidad. Algo que encajaba perfectamente en ella. Quería que las cosas fueran como antes. Pero por ahora, no me siento listo aún. Aun no me sentía al cien por ciento bien emocionalmente. Digo, aún sigo recuperándome. Pero no quiero cargar con eso a Soul de nuevo. No ahora.

No quería que saliera lastimada por culpa mía. Por mis bajones repentinos. Sé que ella no me abandonó cuando estuve en mi peor momento. Y sé que no lo hará. Pero cargarla de nuevo con eso, sería como ponerle más peso a una hormiga que ya lleva en sus pinzas algo más. No quiero eso para ella.

Nota del autor: ¿Les está gustando esta segunda parte tanto como a mí? Pueden dejar en los comentarios qué les ha parecido tanto la primera, Mi Perdición, cómo esta segunda parte.

Dentro de poco tendrán el siguiente capítulo.

Mi Maldición [SEGUNDA PARTE; EN CURSO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora