Capitulo 12-Torturas

54 12 42
                                    

Habíamos empezado con el "atletismo" dejando a Adam en la plaza, éramos solo Tristán y yo.

Su sonrisa, su mirada, su adoración por mí... Todo me puso el mundo de cabeza, especialmente porque era mutuo... o eso quiero pensar.

-Trist -respiraba agitadamente-... ¿podríamos... parar?

Escuche como se reía, pero fue desacelerando el paso.

-Pensé que eras toda una atleta profesional, mariposa.

-Jamás lo he sido.

-Sé que puedes aguantar un poco más, hermosa.

Tomó mi mano y plantó un beso en ella.

-Ni lo pienses, estoy demasiado cansada.

Detuvo su paso y se puso frente a mí tomándome de la cintura.

-Ya eres "mi hermosa", "mi mariposa" y quería agregar "mi atleta estrella" pero tendré que conformarme con "mi perezosa".

El "mi" al principio de cada apodo fue lo que hizo que me sonrojara, ni siquiera le había dado importancia al "perezosa".

-Aunque pensándolo bien ¿Qué te parece -se acerco hasta que nuestros labios rozaban-... "mi todo"?

No pude responder cuando ya tenía sus labios emboscando a los míos, lo acerqué más a mí poniendo mis manos en su nuca, era una sincronía fantástica, como si estuviésemos conectados, como si fuésemos uno mismo, sentía el calor, el deseo, la calidez, pero sobre todo, sentía la adoración que sentía por mí y eso era, malditamente adictivo.

Además, sentía una calma increíble, como si lo único que necesitase para aliviar mi estrés fuese tenerlo conmigo.

Quería más. Más besos. Más de él.

Repentinamente una sonrisa escapó de sus labios interrumpiendo nuestro beso, aunque fue la interrupción más perfecta que mis ojos han podido apreciar.

-Pensé que estabas cansada, mariposa, pero tal parece que quieres que te haga volar.

Mis mejillas ardieron aun más y una enorme sonrisa escapó de sus dulces labios.

-No es el momento ni el lugar, hermosa -retrocedió un poco recostando su espalda en una barandilla que estaba a su costado y a su vez tomando con sus manos los barrotes para mantenerse-. A menos que te gusté la adrenalina ¿Te gusta?

-La vez pasada en la playa... me encantó -confesé.

Mordió su labio inferior y ladeo la cabeza sonriente.

-Por más que me encantaría recostarte contra esta barandilla no debo hacerlo, ni si quiera debería mirarte cómo lo hago -relamió sus labios mirándome fijamente-, pero me la pones muy difícil, mariposa. Tú sí que me haces querer volar.

-¿Y si ruego que lo hagas?

Susurré lo suficientemente fuerte para que escuchara, y me acerqué un poco más a él.

Inmediatamente apretó sus manos con más fuerza en los barrotes haciendo que se marcaran sus venas y mordió su labio inferior intentando esconder una sonrisa.

-Te adoro, Andy, no sé si entiendes eso -suspiró y soltó un poco la presión de sus manos-. Eres una diosa para mí; no quisiera lastimarte y sé que si hago todo lo que viene a mi mente cuando te veo y luego te enteras de la verdad te destrozaría aún más. Sin embargo, sé que si me ruegas no podré resistir y caería, mariposa... porqué -tomó aire y lo soltó lentamente-... tú eres mi perdida salvación, mariposa.

Mi perdida salvación (Un mundo de mariposas) CORRIGIENDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora