Capitulo 30-Estás y no estás

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Sin duda alguna, ese siete de junio fue una perfecta confusión.

—Le dije a tu padre que estrictamente no podías venir hoy, Tristán —Dijo Arthur molesto.

Mi corazón se detuvo.

Si solo existía en mi mente Arthur no se hubiese dado cuenta que lo escuché, eso significaba que... él estaba allí.

Miré a la dirección donde debía estar y sí, estaba Tristán.

—No tengo idea de quién eres, pero mi padre no me dijo nada.

Estaba cien por ciento segura que era él.

Sin embargo, era... diferente. Entonces no sentí emoción sino confusión.

Primero que todo unos tatuajes adornaban su cuerpo, en segundo lugar se veía un poco más alto y mayor, y tercero su cabello anaranjado rojizo estaba pintado de color negro.

No lo sentía como Tristán, pero al mismo tiempo sí.

Miré a Tristán a los ojos y sonrió dirigiéndose a mí.

—Un placer conocerte en persona, hermosa, podríamos planear algo con papá y salir juntos, o quizás los dos solos —Sonrió ladinamente.

Le devolví la sonrisa, sin embargo, estaba muy confundida.

¿Cómo que conocer en persona?

No lo sentía como mi Tristán.

Mis ojos fueron en busca de Arthur por ayuda y él lo entendió inmediatamente.

—Vamos, Tristán, Andrea no está en su mejor momento ahora. ¿Dónde está Thrent?

—Bueno, debería estar por llegar. Oh, allí está —señaló frente a él.

Mi vista fue al lugar señalado por Tristán y al ver al sujeto un tuve fuerte dolor en mi cabeza que hizo que llevara mi mano a ella.

—Andrea, ¿Estás bien? —Preguntó Arthur rápidamente.

—Dime todo ya —Respondí mirando al sujeto que había llegado.

Todo de aquel hombre me parecía familiar, a diferencia de Tristán que parecía un completo desconocido.

El hombre canoso me sonrió de lado.

—Eres fuerte, Andrea —Comentó el sujeto y una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo—. Cuando todo pasé ven y estudiaremos mariposas de nuevo.

Mi ceño se frunció y la confusión e intriga me llenaron.

—¿Quién es usted?

—Thrent Dahl, tu viejo profesor de biología y el papá de Tristán —Rió y las arrugas en su rostro hicieron presencia, me daba nostalgia—. Jeg ønsker deg det beste.

No sé por qué, sin embargo lo que dije a continuación salió automático:

—No entendí nada, pero merece un silitomp.

Ambos reímos durante un rato, y de verdad quería abrazarlo.

No obstante, cuando miré a mi alrededor recordé todo lo que estaba pensando y quise irme. Necesitaba saber la verdad y el nuevo Tristán y su padre me estaban confundiendo mucho.

—Arthur, vamos a casa —Asintió y se paró a mi lado—. Hasta luego —Me despedí.

Prácticamente corrí al auto de Arthur.

Mi perdida salvación (Un mundo de mariposas) CORRIGIENDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora