Ya conociste a mis salvadores, ya leíste el por qué son mis salvadores ahora volvamos al siete de junio luego de que Arthur me dijese aquello que me destrozó el alma.
—Tristán Sommerfugl solo existe en tu mente, Andrea.
Quedé paralizada, ni si quiera pestañeaba. Estaba analizando esa oración que muy en el fondo ya había rondado por mi mente.
Sin embargo, eso no significaba que lo creería porqué yo... de verdad lo sentí.
—Es una locura, no puede ser cierto —murmuré.
Los ojos de Arthur que siempre mostraban frialdad y seriedad empezaron a verse tristes... tristes por mí.
—¡TRISTÁN! —Grité desgarradoramente.
No estaba dispuesta a aceptarlo, eso simplemente no tenía sentido.
Arthur se dirigió dispuesto a abrazarme y consolarme, pero no, no lo permitiría.
—Ni si quiera lo pienses —dije con odio y él se apartó de mí—. Mientes, Arthur. Tristán está enfermo, está por morir y eso ya lo sé, no hace falta que mientas con algo tan grave.
El rostro de Arthur reflejaba la completa confusión que tenía en ese momento.
—Andrea, no sé de dónde has sacado eso pero necesito que hablemos, necesito que sepas todo y que puedas aceptarlo.
—¡No tengo que aceptar nada porqué lo que dices no es cierto! —Me levanté del sofá— Hay demasiadas razones por las que no lo es y una es que ¡es estúpido!
Había también unas razones por las cuales no era tan estúpido lo que decía Arthur, no obstante yo me negaba a verlas.
Mientras intentaba buscar en mi mente alguna prueba que desmintiera lo que dijo Arthur una persona vino a mi mente.
—¡Kendall estuvo con él! —Exclamé sonriendo— Si solo hubiese existido en mi mente no hubiese estado con ella.
—Andrea, por Dios...
No escuché lo que decía sino que empecé a correr a casa de Kendall. Arthur no se había molestado en seguirme así que me alivié un poco.
«Soy Tristán, Tristán Sommerfugl»
«Esto está mal y se siente tan perfecto»
«Supongo que soy un acosador involuntario»
Detuve aquellos recuerdos que empezaron a rondar por mi mente e intentaba secar mis mejillas empapadas por cada lágrima.
Simplemente no tenía sentido que Tristán solo existiera en mi mente.
Luego de unos quince minutos estaba frente a la casa de Kendall, a esa hora no debía estar nadie más que Kendall. Así que sin tocar la puerta me adentré a la casa, como esperaba estaba sola, entonces tomé rumbo a la habitación de Kendall.
Mi mano temblaba cuando tomaba la manilla de la puerta, sabía que ella podía ayudarme a saber la verdad, pero mi miedo era conseguirme con una cruel verdad.
Enfrentando el temor abrí la puerta y Kendall que estaba acostada en su cama me observó sorprendida.
—Vaya, vaya. Que alegría verte por aquí —Dijo sarcásticamente.
Entré completamente a su habitación y ella se sentó, ambas solo nos observamos por un momento, entonces aquello que había intentando ocultar volvió de nuevo y Kendall sonrió.
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Mi perdida salvación (Un mundo de mariposas) CORRIGIENDO
Teen Fiction¿Puedes confiar en alguien realmente? ¿Puedes si quiera confiar en ti mismo? No. Te engañas. Cómo él me engañó, como yo me engañé. Antes solía confiar en alguien, o por lo menos solía confiar en mí. Él sólo me mintió, yo también me mentí. Él me ab...