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Penélope lo había escuchado todo pues llegaba con una charola con comida para su jefe y la puerta estaba entreabierta. Después de aquello, lo tuvo una semana más en su departamento, y Entre platica y platica, cuidarlo y atenderlo, conoció a su jefe un poco más, e inevitablemente . . . se enamoró de él. Luego en su último día se dio una situación donde estuvo a punto de acostarse con él, pero el señor Sesshomaru era un caballero, ella era una señorita muy joven, sin experiencia, y el con mucho tacto y delicadeza para no ofenderla le aseguro que era una chica muy hermosa pero no era como para tomarla como una aventura de una noche, que valía mucho. Estaba muy alagado por que ella se hubiere fijado en él. La beso con ternura exenta de lujuria, se vistió y salió de ahí satisfecho por haber tomado la mejor decisión. Ella, atesoraba esos momentos vividos con el y sus palabras tan dulces, ahora se trataban con cortesía cordialidad y respeto, de ves en cuando lo sorprendió observándola, pero rápidamente disimulaba y volvía a ser el mismo de siempre. Salió del piso, pero algo le decía que debía esperar a que terminara el señor, además de que se preguntaba quien seria esa bella mujer, la observo y se veía que había estado llorando. No era entrometida, pero desde que su intuición le decía que debía estar al pendiente de su jefe, pocas veces se equivocaba.
Sesshomaru se cruzó de brazos recargado en el sillón miraba fijamente a kagome, decidió comenzar la plática.
- Estas muy bella kagome, el tiempo te ha sentado bien.
Kagome sonrió, limpiando una lagrima.
- No, la verdad es que los años no pasan en valde. En cambio, tu, no pareciera que estuviste tan enfermo. Te ves muy bien, aun eres un hombre muy guapo.
Un silencio se instalo entre ellos, se miraron por largo rato hasta que Sesshomaru rompió el silencio.
- Me imagino que estas aquí, por que quieres saber de los chicos.
Ante la mención de sus hijos, los ojos de kagome se iluminaron y brillaron por un momento con esperanza. Si, ya era hora de arreglar ese asunto que concernía a ambos, le gustase o no.
- Pregunta.
Una simple y fría pregunta, que sin embargo encerraba años de angustia y soledad para kagome, dolor y desengaño para Sesshomaru. Kagome sollozo con mas dolor, respirando varias veces para poder hablar. ¿Por dónde empezar?
- ¡¡Son tan bellos . . .se parecen a ti!! Tontamente pensé, que tendrían algunos rasgos de mi . . . Pero, no cabe la menor duda de que son tus hijos.
Sesshomaru la interrumpió.
- Te equivocas. Quizás su aspecto es de mis genes, pero Li, tiene tu temperamento.
Ante lo dicho, kagome rompió en llanto, Sesshomaru se sintió incomodo, jamás le había gustado verla llorar. Se levanto y le acerco su pañuelo y un vaso con agua. Volvió a sentarse y espero con paciencia a que ella se calmara. Kagome entre feliz y perpleja lucho por calmarse y continuar con la conversación.
- Lo siento . . . pero, es difícil para mi pensar como es que mis hijos se puedan parecer a mi si ni siquiera pude criarlos.
Sesshomaru no contesto, espero que terminara de calmarse para continuar.
- ¿Por qué Sesshomaru, porque me los arrebataste?
Ahí estaba, esa era a la pregunta que esperaba desde que la vio entrar por la puerta.
- ¿En serio kagome? ¿Esperas que volvamos a recordar cosas que ya están en el pasado? Tú lo quisiste así.
- ¡¡NO TENIAS DERECHO!!

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ESTÚPIDO
Lãng mạnUn matrimonio en problemas, un tercero en discordia y la reconciliación de dos almas que se aman .