Capitulo VII

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Los años que no perdonan, la vida que sigue su curso y las vidas con las que juega el destino.

Li y Kim, dos jovencitos serios y responsables e inteligentes gozaban de becas en sus estudios  por estar entre los mejores promedios y hoy, la entrega de boletas se haría dentro de pocos minutos . . . Y su padre aún no llegaba. Kim de brazos cruzados y los ojos entrecerrados escuchaba molesto los golpes en el piso del pie de su hermano.

— Deja de hacer eso, me estás hartando.

— Ya debería estar aquí .  . .

— Mhp. Probablemente le surgió un imprevisto.

— El nunca falta ni llega tarde . . . habrá tenido una recaída?

— No pien . . .

— Hola chicos!!

Ambos hermanos corrieron hacia la mujer que llegaba y los saludaba agitando la mano.

— Madre!!

Dijeron al unisono, Kim con cara de molestia le dió un empujón a su hermano llegando antes para darle un abrazo a kagura.

— No sean infantiles, así quieren que los trate con madurez?

Sonriendoles los abrazó primero a uno y luego al otro una vez que Li se puso de pies, Kagura los miro con orgullo, eran dos jovencitos muy altos para si edad además de guapos y serios, Sesshomaru no se podía quejar de la educación de sus dos hijos.

— Por qué padre no ha llegado?

Kagura sin dejar de abrazarlos, respiró hondo antes de contestarles.

— Hoy le entregaban los resultados de los últimos exámenes, además , fué con su tío Naraku a patentar el tratamiento. Quiere que los disculpen pero no fue posible cambiar las fechas.

Kim miro fijamente a kagura, esa mujer se había convertido en una de las personas más importantes en sus vidas, ella y el tío Naraku eran lo más cercano a una familia. Pero ella . . . Ella se había convertido prácticamente en su madre, aún y cuando les había dejado muy en claro que ellos tenían una madre pero que el indicado para hablarles de ello, era su padre.

Tres años antes:

A la edad de doce años su padre los llamo a la recámara dónde cada mes le aplicaban medicación en una botella conectada a su brazo. Los niños hacía tiempo que sabían que su padre sufría de una enfermedad mortal pero estaba en franca recuperación. Tocaron esperando la respuesta para entrar. Su padre estaba sentado en un sillón y les hizo ademán con la mirada para que tomaran asiento.

— Padre?

— Pasen y siéntense, la plática será algo larga.


Ambos eran serios y educados, un rasgo característico de Sesshomaru, un poco herencia de su madre y mucho de la educación de kagura. Con mirada sería pero cálida y sin apartar la vista de las caritas interrogantes, como si esperaran una reprimenda, procedió a hacer la primer pregunta.

— Qué necesitan saber?

Pregunta muy amplia, ambos voltearon a mirarse con sorpresa, ahora que tenían a su padre frente a ellos dispuesto, no sabían por dónde empezar.

— Nuestra . . . emm, madre biologíca . . . Dónde está?


Pregunto Kim sin titubear.

Sesshomaru tomando una bocanada de aire cruzo las manos frente a él y cerro los ojos.

— Vive, ha hecho su vida lejos de nosotros por qué yo la abandoné.

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