De vuelta a casa

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Seguimos nuestro camino detrás de Demetri hacia la recepción, apagué mi mente, para no oír la masacre que ocurrían tras de mí.
Quédense aquí hasta el anochecer, ordenó Demetri, y corrió por su parte del festín.
A pocos pasos, estaba Gianna, que me miró, preguntándose, el porqué de mi capa...
Será que ahora pertenece a la guardia, de donde será, y esa niña que hace todavía ahí viva, de que me habré perdido.
Me aleje de su mente, y regresé a ver a Bella, estaba enferma, no hay una mejor palabra, su piel estaba blanca como el papel, sus ojos inexpresivos, como en estado de shock
-Están bien las dos- pregunté
Ella no me respondió, me estaba preocupando, lancé una mirada de interrogación a Alice.
—Será mejor que la sientes antes de que se desplome —aconsejó Alice—. Va a caerse a pedazos.
Me desespere por completo, había llevado al límite a Bella, cuantos días pasaron dos, tres, ella habría comido, habrá dormido siquiera, se veía muy mal, empezó a murmullar algo como un grito apagado, con un poco de ritmo, creo que empezaba a llorar con ganas, la tomé en brazos, la acuné como hacía ya mucho tiempo, y la llevé hacia un sofá para que se tranquilizará.
—Silencio, Bella, calma —le dije como a un hijo cuando su padre lo calma tras una pesadilla.
—Creo que se está poniendo histérica. Quizá deberías darle una bofetada — dijo Alice.
La vi con desesperación, no sabía qué hacer, se veía en realidad mal, parecía que en dos segundos se iba a volver cenizas.
—Todo va bien, estás a salvo, todo va bien — repetía sin cesar, esperando que durmiera, o que se calmara cualquier cosa.
—Toda esa gente... —preguntó
—Lo sé —contesté
—Es horrible.
—Sí, lo es. Habría deseado que no hubieras tenido que ser testigo de esto.
Pero ya era demasiado tarde, esto quedaría marcado en su memoria a través de los años, estoy seguro no ha de perdonarme, dejarla, recuperarla, asustarla, otro punto a mi lista de desaciertos.
Gianna, que estaba acercándose, pudo escuchar, los gemidos de Bella, intrigada se acercaron a preguntar qué pasaba, pero con un No cortante la aleje de ahí mismo.
— ¿Sabe ella lo que sucede aquí? —indago Bella
—Sí, lo sabe todo —respondí
— ¿Sabe también que algún día pueden matarla?
—Es consciente de que existe esa posibilidad Alberga la esperanza de que decidan quedársela. —
— ¿Quiere convertirse en una de ellos?
Asentí, su reacción me confundió, eso era exactamente lo que Bella me había pedido, cada día esos meses ya lejanos, como podía haber alguna diferencia, entre ellos y yo si somos lo mismo, el mismo mounstro, con diferente acento, nada más.
Talvés con esto ella llegue a reconsiderar, sus decisiones, al menos algo bueno tuvo que salir de toda esta catástrofe.
— ¿Cómo puede querer eso?—susurró—. ¿Cómo puede ver a esa gente desfilar al interior de esa habitación espantosa y querer formar parte de eso?
Seguía confundiéndome, ella debía estar consciente de que ese era el mundo, que junto a mí le esperaba, ella lo quería, pero gracias a lo sagrado creo que esto la hará recapacitar.
Es por esto precisamente, que no quiero transformarla, no quiero volver demonio a un perfecto ángel, nunca me lo perdonaría, ya encontrare la forma de escaparme de esto.
—Ay, Edward — susurró, y comenzó a llorar.
Sus lágrimas eran de amargura, ya no de miedo, sus ojos se marcaban de dolor, de ira, de pena, de agonía, la misma expresión que yo tuve los mese alejados de ella.
¿Acaso ella, quería que me alejase, ya no quería verme, tanto daño le había hecho? Ojala pudiera leer su mente para poderle dar lo que quiere, me siento atado.
— ¿Qué es lo que va mal? —insistí, mientras intentaba calmarla.
Ella se alzó de mi regazo, y me rodeo con sus brazos, titubeante, desconfiada, sus ojos lanzaban preguntas más que respuestas con dificultad y entre sollozos me supo decir.
— ¿No es de locos sentirse feliz justo en este momento? —
Claro que no era de locos, y si lo fuera yo mismo estaba como loco, a pesar de lo ocurrido, no había nada más cercano a la perfección que ese preciso momento, el amor de mi vida estaba conmigo, estaba bien, los meses que pase en la penumbra se habían terminado, y estábamos vivos, por mi lado yo volví a nacer.
—Sé exactamente a qué te refieres —admití—, pero nos sobran razones para ser felices. La primera es que seguimos vivos.
—Sí, esa es una excelente razón.- respondió
Una ola de amargura cruzo mi mente, talvés ella solo vino conmigo a impedir que haga una locura, y este feliz por no haber muerto, pero después de hoy ¿qué? ¿Querrá estar conmigo?
—Y juntos —titubeé. Su reacción me impacientó, en su cara se leía desconfianza, como pisando hielo frágil, me daba miedo tocarla como si pudiera infringir algún tipo de resistencia. Bueno al menos estamos vivos, ella está viva…….
—Y, con un poco de suerte, todavía estaremos vivos mañana. Acordé
—Eso espero—susurró
—Las perspectivas son buenas —dijo Alice que había tenido otra de sus visiones—. Veré a Jasper en menos de veinticuatro horas — Estaba tan alegre que no pudo callarlo, una vez dicho volvió a darnos un poco de privacidad.
Bella me deslumbró con su mirada, me miraba fijamente, lo veía ella aun me amaba tanto como yo la amaba a ella, aunque la desconfianza tapaba un poco de la claridad, estaba despejado ante mi vista, el amor estaba ahí, nunca me perdonaré lo que le hice, nunca,  espero ella lo pueda hacer porque hoy más que nunca siento que la amo, y no soportaría ni un segundo lejos de ella de nuevo.
—Pareces muy cansada. Le susurré
—Y tú sediento — objetó
Si tenía mucha sed, pero nada comparado al dolor de no tenerla a mi lado.
—No es nada.
— ¿Estás seguro? Puedo sentarme con Alice —
Claro que no, en ese momento nadie podía quitarla de mi lado, ella era mía al menos por esos preciosos momentos yo no iba a dejar que se alejara ni un centímetro de mí, además tantos meses sin beber, y nunca me había sentido más tranquilo, su sangre aunque aún olía bien, ya no provocaba maldad en mi ni un poco.
—No seas ridícula —musité—. Nunca he controlado más esa parte de mi naturaleza que en este momento.
Ella solo asintió y siguió mirándome, llena de dudas, me ponía de veras nervioso, sentía que me amaba nunca estuve más seguro de eso, pero la desconfianza en sus ojos me mataba, me dolía, algo se había perdido en el tiempo y no sé si se pueda reparar….
Idiota, que puedo hacer, esperar que la buena fortuna me acompañe y que ella pueda recobrar su confianza en mí.
Por segundos me perdía en su mirada, hace tiempo que no la miraba tanto tiempo, era como flotar en las nubes todo era perfecto, ella era perfecta, la luz que perdí una vez estaba frente a mi brillando y sonriendo nada podría estar mal ahora.
Edward, Edward Me llamó Alice en su cabeza.
-Rompiste el encanto sabías- le susurré casi inaudiblemente.
Bueno escúchame entonces, no vinimos aquí corriendo sé que lo sabes.
Miré hacia arriba y luego abajo siseando con mi vista, ya hace tiempo no había compartido esta manera de conversación con Alice pero no perdimos la maña.
Yo robe un hermoso Porche Amarrillo Turbo……. Un encanto,
Reí entre dientes…… Hace tiempo no reía, que raro, está claro que con Bella todo vuelve a su lugar, como lo dije antes volví a nacer.
Pues habrá de buscar otro, ese auto ya debe estar con la policía, que pena tanto lo llegue a querer, Es que Edward debiste verlo, una belleza….
Si, Si, totalmente dije mientras daba besos a Bella…. La cercanía era muy tentadora.
Edward, Edward…..llamó otra vez
Qué……. Susurré
Había olvidado lo molesta que Alice podía llegar a ser en ciertos momentos, tonta enana, en serio como la extrañe.
Te extrañe, Carlisle y Esme también, estarán felices de saber que vamos, ¿pero sabes quién va a querer matarte?
Si dije otra vez… Charlie, estará cargando su pistola justo ahora de seguro, mala suerte, esto se va a poner mal.
Tendremos que pensar que decir, aunque sea lo que sea, Bella no se salvará del castigo…
De eso estoy muy seguro, murmuré y besé la frente de Bella.
Yo a mi edad en pleitos de adolescentes, con sus padres, ufff me oí anciano diciendo eso, Sonreí…… En serio Bella me devolvió a la vida.
Edward, Edward
Alice……… contesté, en forma de amenaza…
Jajaja, lo se lo se me amas, pero cambiando de tema…
Lo que sea Alice dilo,- resoplé- me canse de ser un radio por oí sí... A menos que sea algo que no se deba escuchar, y por lo que veo no lo es adelante dime.
— ¿Y qué era toda esa cháchara sobre cantantes? —preguntó
—La tua cantante— susurré.
—Sí, eso —prosiguió Alice
Un término un poco ofensivo en lo que a definición se trata, la sangre de Bella me llama, me persigue, me hipnotiza, pero no de manera asesina como ellos esperan, con Bella es completamente diferente ahora.
—Ellos tienen un nombre para alguien que huele del modo que Bella huele para mí. La llaman «mi cantante», porque su sangre canta para mí. Respondí...
Alice se rió.
Ya quiero imaginarme como canta la sangre, e-m-o-c-i-o-n-a-n-t-e pensó
La alegría poco a poco volvía a mí, volvía estar vivo, o bueno semi vivo o lo que sea, estaba con ella, me sentía revitalizado, completamente el paraíso.
Ahí viene susurré….
Alice se tensó al igual que yo, solo por cia caso. Alec apareció por la entrada oscura.
—Ahora, sois libres para marcharos —anunció—. Lo único que os pedimos es que no permanezcáis en la ciudad.
Que gran problema, este mismo momento nos vamos pensé sarcásticamente.
—Eso no es problema. Aseguré
Alec sonrió y regresó por donde vino
—Al doblar la esquina, sigan el pasillo a la derecha hasta llegar a los primeros ascensores —enseño Gianna. El vestíbulo y las salidas a la calle están dos pisos más abajo. Adiós, entonces —
Otras dos horas como máximo, pensó Alice, Ella vio que los Vulturis decidieron que sus dones valen menos que su sangre.
Tomamos los ascensores, yo prácticamente cargaba a Bella, ella estaba demolida, fuimos por el camino corto, salimos a un vestíbulo vistoso para los turistas.
A penas salimos en el exterior había un sin número de faroles, luces, fanfarria, gritos, mi capa era otra más del montón, niños corriendo por todos lados, me pregunto si sus padres los dejarían así si supieran lo que su ciudad guarda, una pareja de jóvenes ebrios pasaron a mi lado, en su boca refulgían colmillos de plástico al estilo Drácula. Vergonzoso ni en sus peores pesadillas quisieran vivir lo que he vivido.
—Ridículo —me quejé.
Ya vuelvo, voy por los bolsos, si no me ves estaré en la entrada con un coche nuevo… dijo Alice y yo asentí.
Bella no la vio, volteó a ver y no encontró a nadie.
— ¿Dónde está Alice? —susurró, su rostro se tensó otra vez, por el miedo.
—Ha ido a recuperar vuestros bolsos de donde los escondió esta mañana.- la tranquilicé
—Está robando otro coche, ¿no? —increpó
Aun no,…. Seguimos en tierras enemigas, pensé
—No hasta que salgamos de Volterra. Susurré con una sonrisa.
Bella estaba más dormida que despierta, sus pies no la aguantaban, parecía un mondadientes a punto de romperse.
Alice por suerte ya había conseguido otro auto y estuvo esperándonos justo en la salida de Volterra.
—Lo siento —se disculpó—. No había mucho donde escoger.
—Está muy bien, Alice. No todo va a ser Turbos 911. —
En realidad le encantó ese auto, de hecho a mi me hubiera gustado manejarlo, toda una experiencia.
—Voy a tener que comprarme uno de ésos legalmente. Era fabuloso.
—Te regalaré uno para Navidades —prometí. Era lo menos que podía hacer después de todo lo que ella hizo por mí.
—Amarillo —pidió.
Por supuesto, puse los ojos en blanco.
—Ahora puedes dormirte, Bella —susurré—, ya ha terminado todo.
—No quiero dormir. No estoy cansada.
Mintió, seguía siendo testaruda, rebelde, valiente, seguía siendo mi Bella, loca como nadie.
Como te amo….
—Inténtalo —supliqué. Pero dijo que no
—Sigues igual de cabezota.
Todo el tramo hasta el aeropuerto, Bella lucho para no dormirse, a pesar de mis esfuerzos para que lo hiciera, testaruda aunque no la culpo, en mi caso yo no desperdiciaría ni un solo segundo más de mi vida durmiendo si puedo estar con ella.
AL llegar al aeropuerto, deje que Bella tuviera sus minutos humanos mientras yo me compraba ropa, no quería dejar que se vaya, pase hiperventilando hasta que saliera del baño, tanto tiempo lejos de ella me hizo un maniático sobreprotector, Alice estaba que se burlaba de mí y me aseguraba que no le pasaría nada pero yo no estaba cien por ciento seguro de eso.
Tomamos el vuelo, Bella pidió una Coca-Cola, seguramente, para obligar a su cuerpo a mantenerse despierto, hay cabezota, como extrañaba la manera en la que me frustraba….
Volteé a verla.
Bella…. le dije en tono de orden.
—No quiero dormir, veré cosas que no quiero ver si cierro ahora los ojos. Tendré pesadillas. —
No dije nada, tenía razón de tener miedo, por fin una reacción humana aunque creo que me estaba mintiendo y tenía otra razón para hacerlo, la deje desvelarse un poco más.
Mientras transcurría el vuelo, Bella volteaba a verme, como si quisiera decirme algo y se lo callaba, acaso tenía miedo de que le podría decir, su desconfianza me rasgaba como papel y me dolía, ella nunca tuvo que callarse frente a mí por nada y ahora lo estaba haciendo, mordía su lengua para que no se le escapara ni una palabra, de vez en cuanto rozaba mi rostro, nada era mejor que eso, yo le devolvía una caricia o dos de vez en cuando pero titubeante, porque veía cierta aversión por mí, talvés sea miedo de que la dañe, después de todo acaba de ver cómo somos nosotros en realidad, o quien sabe qué pero su forma de ser conmigo está completamente diferente y eso me duele en verdad.
Por lo menos la tenía cerca, en mis brazos, protegida, no había más perfección en el mundo que eso, de no ser por los latigazos que me daba su timidez hacia mí.
A punto de llegar al aeropuerto de Seattle, me prepare sicológicamente por lo que me esperaba, reclamos, reclamos y reclamos, de seguro todos están a rabiar conmigo, de no ser porque los he extrañado preferiría quedarme un rato más en el avión.
Bajamos, Jasper fue el primero que salió corriendo hacia Alice...
Ahora no te debo nada…. Pensó, mientras miraba a Alice en una de esas conversaciones privada que solo ellos entendían.
Desvié mi atención y pude ver a mis padres Carlisle y Esme, ellos estaban muertos de la preocupación, apenas me vieron se chispas salieron de sus ojos de la felicidad y agradecimiento hacia Bella, sinceramente los extrañe, después de todo son mis padres en todos los sentidos posibles.
Ambos corrieron hacia nosotros, Esme refulgía de alegría al vernos, fue directo hacia Bella, la tomo en brazos y la abrazo fuertemente, casi olvidando lo frágil que era, yo la aleje solo un poco para calmar su emoción, sin duda Bella se ganó todo el afecto de mi familia después de esto.
— ¡Cuánto te lo agradezco...! —Le dijo Esme a Bella
Mientras pensaba Hijito, como me haces esto, estuve al borde de la muerte, no sabía qué hacer, Carlisle y yo casi cometemos varias locuras.
Los pensamientos de Esme se escuchaban como los de una madre envuelta en un mar de lágrimas.
—Nunca me hagas pasar por esto otra vez— me gruñó Esme, exteriorizando su desesperación.
La miré y esboce una sonrisa como de niño que acababa de hacer sus travesuras, estaba totalmente avergonzado, se me caía la pena de la vergüenza por hacerlos pasar por esto.
—Lo siento, mamá.
Luego Carlisle se acercó, reprimiendo sus acciones, en sus pensamientos reclamaba.
Jovencito, es la última vez que nos haces esto, no sabes cómo has preocupado a tu madre y a mí también, sino fuera por Bella,
Me daba ganas de reír, que situación para más extraña, nunca pase por esto, Carlisle ha sido mi padre por mucho tiempo, pero nunca me había hablado así, de esa manera tan ... de padre enojado... sonreí.
Volvió la vista hacia Bella y le dijo —Gracias —
—Para nada —susurró, su rostro poco a poco se fue desvaneciendo, que bueno que tenía a Carlisle a la mano, para que la ayudara de ser necesario.
Edward, pensó Carlisle- Bella, está agotada, puede que se desmaye pronto, necesita recuperarse y tomarse su tiempo, estará bien si duerme.
Yo asentí
—Está más muerta que viva —me reprochó Esme—. Llévala a casa.
Esme y yo tomamos a Bella de los brazos la llevamos a rastras al coche, por alguna razón ella emitía cierta resistencia como si no quisiera irse de ahí, Esme cada vez veía su rostro y le agradecía estaba preocupada desde ahora la amaba como nos ama a nosotros sus hijos, no quería que nada le pasare la iba a cuidar como a nadie, Bella no pudo conseguirse mejor suegra que esa, reí entre dientes.
A lo lejos escuche una voz que me irritó, era Rosalie, sentada en el capo del coche, no había sido lo suficientemente valiente para acercase y verme directo a los ojos, menuda cobarde.
Acaso no puede pensar solo en sí misma, ahora mismo está más acongojada porque todos la ven como la villana, solo una parte de ella piensa en la estupidez que cometió, y en lo que nos pudo haber pasado, puede haber alguien tan hueca por dentro... Dios... Estoy solo a pasos de arrancarle un brazo, me crispé.
—No lo hagas —murmuró Esme—. Ella lo ha pasado fatal.
—Qué menos — dije sarcásticamente, que no le basta casi matarnos, también tenía que hacer una fiesta o algo
—No ha sido culpa suya —dijo Bella agobiada por el cansancio.
—Déjala que se disculpe —pidió Esme—. Nosotros iremos con Jasper y Alice.
Le lance una mirada furtiva, de asesino, Emmett estaba igual de enojado que yo con ella, pero de cualquier manera iba a defenderla, en caso de que quisiera pasarme de la raya con ella.
—Por favor, Edward — insistió Bella.
Como puede ser que Bella siempre ponga la felicidad de todos antes de la suya, en esa parte su autocontrol me gana por kilómetros, yo casi no puedo ni dirigirle la mirada.
Llevé a Bella, hacia el asiento trasero del auto y ella por fin, dio su brazo a torcer, y se quedó dormida.
El arrepentimiento de Rosalie comenzó:
Edward, me siento muy agobiada con lo que ha pasado, sé que primero debí asegurarme de las cosas, y no actuar como actué……..
—Edward —me llamó
Yo no quería escucharla más de lo que ya oí en su mente y la callé.
—Ya sé —
Emmett pensaba:
Oh amigo, se un poco más dócil, en serio se ha puesto de malas, no me deja tocarla, esta que la llevan los mil demonios deja que calme su espíritu, y luego me cuentas los desastres que hiciste allá con los Vulturis.
Me reí sin ánimo
Rosalie viendo que yo no iba a escucharla al menos no hoy, empezó a dirigirse a Bella.
— ¿Bella? —
Rayos, ella ya se había dormido, ahora la hace despertar, ufff.
— ¿Sí, Rosalie?—pregunto somnolienta.
—Lo siento muchísimo, Bella. Me he sentido fatal con todo esto y te agradezco un montón que hayas tenido el valor de ir y salvar a mi hermano después de todo lo que hice. Por favor, dime que me perdonas.
O sí, claro Rosalie, eso lo arregla todo, y ahora podrás morir en paz contigo misma. Pensé
—Por supuesto, Rosalie- dijo Bella dormida—. No ha sido culpa tuya en absoluto. Fui yo la que saltó del maldito acantilado. Claro que te perdono.
Ella tan solo balbuceaba si hubiera sido otra persona no le habría entendido.
—No vale hasta que recupere la conciencia, Rose —le recordé
—Estoy consciente —susurró.
Pero ella ya estaba en otro mundo, no podía sostener mi cabeza, me lleno de ternura verla así tan apacible y tranquila en mis brazos acunándola.
—Déjala dormir —dije y la abracé aun con más fuerza.
Bella cayó rendida, en el camino iba escuchando los pensamientos de Emmett, los de Rosalie los bloqueé.
Hermano, aquí se te ha extrañado, no me di cuenta hasta que te fuiste que me aburro de no molestar a alguien.
El miró por el retrovisor, para saber si lo había escuchado, yo sonreí
Seguí mirando a Bella, mientras dormía debía estar muy cansada por que no se movió durante todo el viaje, ni una pesadilla eso fue muy extraño.
Estábamos cerca de su casa, y a lo lejos ya empecé a escuchar la preocupación de su padre.
Bella donde demonios estas, porque te fuiste.
Maldito Edward si lo vuelvo a ver soy capaz de….
Dios mío cuándo volverá.
No sabe lo que se le espera cuando regrese.
Esta muchacha me va a escuchar……
Y eso hacia cada vez más fuerte mientras nos acercábamos, me esperaba una buena reprimenda y con razón y lo peor es que no se diablos puedo decir, esto se va a poner feo…
Charlie estaba justo en la ventana que daba a la calle y reconoció nuestro auto de inmediato, un montón de palabrotas brotaron del interior de la casa, no fue necesario leer la mente para escucharlo fuerte y claro.
Emmett se detuvo y regreso a verme.
Suerte amigo, esto va a ser todo un drama, voy por las palomitas.
Ja-ja-ja me reí sarcásticamente.
— ¡Bella! — gritó, desesperado, mientras bajamos del coche.
Ella se despertó de un salto aunque no pudo conservarse en pie.
Muchachito ahora si te apareces, que le has hecho.
Tus días en las calles están contados si es que tiene tan solo un rasguño.
-Charlie- murmuró Bella.
—Silencio. Todo va bien; estás en casa y a salvo. Duérmete ya. — le silencié al menos por hoy ya tuvo muchas aventuras, será mejor que duerma no se vaya a desmoronar en pleno camino y Charlie descubra que soy a prueba de balas.
—No me puedo creer que tengas la cara dura de aparecer por aquí —me reprendió Charlie.
Si no fueras menor de edad, te mataría crió
Dónde estará mi pistola, no será mucho el tiempo por intento de asesinato.
Bella susurró algo inentendible debido al cansancio.
— ¿Qué le ha pasado? —preguntó Charlie agobiado.
Vio que llevaba a Bella en brazos, mil y un posibilidades se le vinieron a la cabeza.
—Sólo está extenuada, Charlie —le tranquilicé—. Por favor, déjala descansar.
— ¡No me digas lo que tengo que hacer! —Gritó Charlie—. ¡Dámela! ¡Y quítale las manos de encima!
Emmett atrás estaba que se moría de la risa y yo de la vergüenza, Charlie tenía toda la razón de ponerse así, él quería quitarme a Bella de los brazos y yo no quería soltarla, Bella tampoco se lo puso fácil se sujetó de mi camisa como si se aferrara a un poste y Charlie se dejó consumir por la ira.
—Déjalo ya, papá dijo Bella un poco más despierta. Enfádate conmigo.-
—Puedes apostar a que sí —amenazó Charlie—. Entra.
—Vale. Bájame —dijo.
Ella se paró de mala gana en la entrada de su casa, temblaba, no podía mantenerse en pie, en menos de 5 segundos, sus piernas se doblaron y se desmayó, Charlie se desesperó aún más, pero no estaba cerca para detenerla, fui yo quien corrí a alcanzarla antes de que se dé un buen golpe.
Terminaste puedes macharte pensó Charlie.
—Déjame sólo que la lleve a su cuarto —le pedí—. Después me marcharé.
Charlie asintió, desconfiado, furioso, estaba torturándome en todas las maneras conocidas por su cabeza, pero no pudo negarse el no alcanzaría a dejar a Bella en su cuarto, el fue hacia la sala, y se sentó a esperar que yo bajara para continuar con el sermón.
Bella, soltó un chillido cuando quise dejarla, le prometí que estaría con ella, y fui a dejarla en su habitación, la recosté en su cama y la cubrí lo mejor que pude, con dificultad solté sus dedos de mi camisa y no me detuve a echarle un vistazo a su cuarto, no sé cuánto tiempo más pueda resistir Charlie abajo sin empuñar una pistola.
Bajé las gradas despacio, pensando que decir pero no se me ocurrió absolutamente nada.
Charlie estaba en la sala sentado, sin saberlo, me estaba dando disparos directo al corazón con sus pensamientos, a ratos flasheaban insultos pero lo que me mataba eran sus recuerdos, el estado en el que había dejado a Bella, la desesperación e impotencia de verla así, estaba como zombie, ahora veo a lo que mi familia se refiere respecto a mí, cuando me dice que he cambiado, Bella tomo mi estado en mi ausencia por mi culpa por mi maldita estupidez, soy un bastardo.
Charlie me llamó o bueno me ordenó.
Siéntate.
Claro. Respondí
Bueno muchacho te das cuenta lo que has hecho, y apareces por aquí como si nada hubiera pasado como si los últimos seis meses no hubieran sido nada, sabes por lo que ha pasado, sabes cómo ha sufrido, apenas se estaba recuperando y tu vienes y lo arruinas todo, si no te golpeo ahora mismo es por respeto a tu padre, con el que tendré una conversación muy pronto.
Un pensamiento cruzó su mente que me envaró.
Ojala Jake estuviera aquí para que te rompiera la cara por mí, justo ahora que ellos se habían acercado tanto.
Jacob Black, de nuevo, otra vez su nombre me irritaba la espina dorsal, que había pasado en este tiempo, que pudo haber hecho para que Charlie le tomara este afecto, en su mente no había recuerdos de ellos, solo agradecimiento.
Deberé enterarme de primera mano, en poco tiempo tendré una seria charla con ese crío.
Charlie continuó con sus reclamos, yo me callé y miré hacia el piso avergonzado.
Y bueno-continuó- que me vas de decir en tu defensa, al menos piensas disculparte.
Yo lo siento Charlie- respondí sinceramente pero me calló.
-No sé si ella te perdone y espero que no, pero yo nunca voy a perdonarte lo que has hecho, no me importa en el lió que te hayas metido para que Bella corriera a por ti y no me importa, yo no quiero verte más rondando a mi hija, ni quiero que vuelvas a pasar esa puerta ENTENDIDO, NO TE QUIERO VOLVER A VER NUNCA MÁS POR MI CASA EDWARD CULLEN.-
Está bien – respondí avergonzado- y de nuevo te expreso mis disculpas, no seas duro con Bella ella no tiene la culpa de nada.
Vete-  finalizó Charlie.
Él no se levantó  de su silla, y yo salí despacio con la vista baja de sus casa, Emmett seguía esperándome a fuera, completamente divertido, le hice una seña a lo lejos para que supiera que iba a quedarme, el rió fuerte.
Este día sí que la he pasado de maravilla, bienvenido Romeo. Se mofó Emmett y salió para la casa.
Vi que Charlie iba hacia el cuarto de Bella a ver si ella estaba bien, suspiro al verla dormida.
Mi pequeña princesa, que es lo que te ha sucedido, siempre fuiste muy madura ese muchacho te ha cambiado y no sé cómo pararlo. Pensaba.
Una vez que lo vi distraído viendo la televisión, entre por la ventana del cuarto de Bella, que estaba cerrada, ella ya no la abría como antes de par en par, ahora estaba inerte como la primera vez que yo la abrí.
Cuando la abrí, emitió un chirrido, sonreí
-Si exactamente como la primera vez- susurré- a la próxima deberé traer aceite.
Su cuarto, mi hogar, todo estaba tal y como lo dejé, a excepción de pequeños detalles, sus libros parecían que no había abierto en siglos, cosa rara ya que ella apreciaba la lectura, sus discos no estaban, me pregunto qué haría con ellos.
Pero lo demás estaba intacto, y por supuesto su aroma lo envolvía todo como una manta, aspire fuerte una y otra vez, hasta que mis pulmones inertes se impregnaran de nuevo de su olor, el monstruo por fin había muerto, su aroma ya no molestaba más, no había en mi ni un atisbo de sed por ella, ahora su aroma provocaba, paz, tranquilidad, felicidad, amor, todo lo que me había faltado al estar lejos de ella.
-Sigues tan perfecta como te recordaba- dije en voz baja.
Mi hermosa Bella, TE AMO tanto, dejarte fue una completa estupidez mía, nunca voy a perdonarme lo que te hice, y espero que tú me puedas perdonar, porque no sé qué podría hacer si tu no estas a mi lado. Susurré mientras ella dormía.
Ella yacía, en su cama, estaba inmóvil, su perfecto rostro estaba tranquilo, hasta feliz diría yo, pero no pude evitar notar desde que la vi allí en Volterra, que estaba hecho un trapo, bella como siempre, pero parecía enferma.
-Habrá comido, habrá dormido bien- pensaba
-Catatonía- recordé de la mente de Charlie- menudo imbécil que soy, como pude dejarla así de frágil, por lo visto no fue una ruptura limpia como imagine, ni para ella ni para mí, ambos nos desgarramos por completo.
Ella no va a perdonarme, no lo hará, le hice demasiado daño, no sé si ella pueda confiar en mí de nuevo.
Volteé a ver, ella continuaba dormida, no se movía ni un centímetro, pero su cara ya no era tranquila, ahora estaba marcada por una mueca de dolor, de miedo….
-Edward, no, no, no me dejes- balbuceó.
-Nunca más- susurré, mientras acariciaba su pelo.
Vi como su rostro se calmaba, como si hubiese escuchado lo que le dije, pero no le duro mucho, su cara se tornó, pálida como si se asustará y sus pies se movieron como si corriera.
-Edward, no, no, no lo hagas.- susurró
Que estaría soñando ahora, que quiere decir con que no lo haga, que no haga ¿qué?, ella tenía miedo por su expresión, pero miedo de que o de quien, estoy hecho un lío.
Con cuidado me recosté a su lado, hace tiempo, no sentía el calor de su cama y la cercanía de su cuerpo, sentía como si estuviera recostado sobre una nube, la arrope muy bien y guarde mi distancia, no quería que sintiera frío.
Pasaron las horas y ella, aún dormía, no se movía nada, de vez en cuando susurraba mi nombre, el de Charlie, a Alice, pero cerca del amanecer, susurró un nombre, que casi me hace gruñir en muy alto tono, se me envaró el cuerpo, un sentimiento que hace tiempo no sentía surgía de mí como si me atropellara un camión una y otra vez, estaba celoso, demasiado celoso, no era como los celos hacia Mike, o Ben ,o Tyler, estos celos eras desquiciados, psicópatas, asesinos.
-Jake, lo siento, sabes cuánto te quiero- susurró
Ella dijo te quiero, nunca antes lo había dicho a nadie, ni a sus amigas, mucho menos a un muchacho y la forma en que lo dijo, como su rostro parecía de dolor pero con cierta alegría al decir su nombre, me llenó de rabia, algo más paso en mi ausencia, algo que en la mente de Alice era una amistad, y que según Bella solo era su “mejor amigo” o algo así, que quería decir ese algo así, por fin llego a alguien que le dijo que sí, por fin llegó, m-i r-i-v-a-l, - un gruñido ahogado salió de mí- Y además, que ironía, ese rival precisamente, es un hombre lobo.
-Solo a mí me puede pasar ese tipo de cosas- me quejé
Regresé a mirarla, aun dormía, la ternura que irradiaba, me calmó pero solo un poco.
Después resolveré esto. Pensé
Miré hacia su ventana el sol estaba a punto de esconderse, Charlie se había dormido un rato, se despertó de un salto, apenas abrió los ojos pensó
Bella, está aquí,
Y corrió hacia su cuarto, a corroborar, que no lo había soñado, y de no ser así, a ver si ella no se había escapado otra vez.
Antes de que el llegara, me escondí en el armario, con sutileza.
Esto es lo más cómodo en lo que me había escondido durante estos meses, ahora que lo veo, soy un ridículo. Sonreí.
Charlie solo hecho un vistazo, tenía prisa, había dejado abandonada la jefatura, además iba a visitar a los Clearwater, que habían perdido a su padre.
Lo siento, dije en voz baja.
Me sentí muy mal por Charlie, la ha pasado negras por mi culpa, no lo culpo por su odio hacia a mí, desde que yo me acerque a Bella, él ha pasado de los nervios.
Esperé impaciente que él saliera de la casa, no quería alejarme ni un centímetro de Bella, estaba hiperventilando de la impaciencia.
A penas Charlie salió por la puerta de la casa, yo corrí hacia mi lugar a lado de Bella, y empecé a tararear la nana que escribí para ella.
Ya casi era las once, pobre Bella, estaba tan cansada que no abrió los ojos, todo el día, a decir verdad ya me estaba impacientando, verla dormir, es uno de los privilegios más hermosos que tengo estando con ella, pero hoy quiero que ya despierte, para pedirle perdón, para que sepa que me arrepiento de todo.
Charlie llegó a casa, ni bien abrió la puerta, vino corriendo al cuarto, para ver si Bella no se había ido, yo volví al armario, abrió su puerta, y la vio dormir, entró un momento para ver si estaba bien.
Qué raro, es la primera vez en mucho tiempo que la veo dormir tanto y tan apaciblemente, creo que no se ha levantado ni para comer, ni modo mejor la dejare dormir,  pero cuando se levante ni Dios podrá salvarla de su castigo. Pensaba Charlie.
Y fue  su cuarto, para darse un merecido descanso,  los últimos tres días no pudo dormir de la desesperación.
Los ronquidos que venían de su habitación me anunciaron que Charlie se durmió, así que de nuevo fui corriendo hacia la cama de vela para seguir acompañándola.
Ya pasaba la media noche, y ella empezaba a moverse un poco, su respiración se volvió más constante, estaba seguro que en unos minutos despertaría, la alegría me llenaba, por fin iba a verla, a abrazarla, a besarla, o eso espero, a no ser que ella, no quiera. -Sollocé- Espero que no haya cambiado como le pedí, eso me destruiría.
Silencioso  y titubeante espere que ella despertara mientras acariciaba su piel.
Por alguna razón ella cerró los ojos más fuerte, como si no quisiera despertar, o si tuviera una pesadilla.
La miré fijamente, preguntándome que es lo que estaría soñando, de pronto ella abrió los ojos de par en par de manera brusca, sin previo aviso, me sorprendió su reacción.
— ¡Oh! — murmuró y se fregó los ojos frenéticamente y los volvió a cerrar un segundo.
¿Acaso fue una reacción a una pesadilla?
Ella abrió los ojos nuevamente, me quedaba mirando con incredulidad, como si hubiera visto un fantasma.
— ¿Te he asustado? —pregunté, dudoso.
Ella, se desconcertó, empezó a ver a los lados, tenía cara de terror, parecía una niña con episodios de amnesia nocturna, parecía estar desesperada por algo, que no podía comprender.
— ¡Oh, mierda! —susurró.
— ¿Qué pasa, Bella? Pregunté, desesperado.
Que pudo haberla puesto de esta manera, talvés un mal sueño, pero por lo general según recordaba, cuando me veía, volvía en sí, pero ahora no sé qué está pasando.
Su cara se tornó triste casi agonizante, acaso no quería verme, me odia tanto que la puse así, ¿Qué demonios pasa?
—Estoy muerta, ¿no es cierto? —sollozó—. Me ahogué de verdad. ¡Mierda, mierda, mierda! El disgusto va a matar a Charlie.
En qué demonios está pensando su cabecita loca, que acaso no se da cuenta de la realidad.
—No estás muerta. Le aseguré
—Entonces, ¿por qué no me despierto? — reclamó.
—Estás despierta, Bella.
—Seguro, seguro. Eso es lo que tú quieres que yo piense, y entonces, cuando despierte, todo será peor; si me despierto, cosa que no va a ocurrir, porque estoy muerta. Esto es horrible. Pobre Charlie. Y Renée y Jake... —sollozó.
Todo esto es incomprensible, que le sucede, de seguro aún está más dormida que despierta, o estaba teniendo una pesadilla, debió soñar que murió y fue al infierno para encontrarme ahí, pero, vamos un ángel en el infierno, no tiene sentido nada de nada.
—Ya veo que me has confundido con una pesadilla —dije con pesar—. Lo que no me puedo imaginar es qué es lo que debes de haber hecho para terminar en el infierno. ¿Te has dedicado a cometer asesinatos en mi ausencia?
—Pues claro que no. Tú no podrías estar conmigo si yo estuviera en el infierno-contestó
Pues en donde pensaste que me encontrarías- suspiré
Ella se puso paranoica, comenzó a ver en todas direcciones, me estaba asustando.
—Entonces, ¿todo eso ha ocurrido de verdad? preguntó
—Eso depende—. Si te refieres a que casi nos masacran en Italia, entonces, sí.
— ¡Qué extraño! —exclamó—. He viajado a Italia de verdad. ¿A que no sabías que por el este nunca había pasado más allá de Alburquerque?
Como lo imaginaba sigue más dormida que despierta, está completamente desubicada.
Puse los ojos en blanco
—Quizá deberías dormirte otra vez. No dices más que tonterías.
—Ya no me siento cansada. ¿Qué hora es? — preguntó desconcertada ¿Cuánto tiempo he estado durmiendo?
—Es la una de la madrugada. Así que, unas catorce horas. 
— ¿Y Charlie? —preguntó
Él quiere matarme, literalmente pensé
—Duerme. Deberías saber que en este preciso momento me estoy saltando las reglas, aunque no técnicamente, claro, ya que él me dijo que no volviera a traspasar su puerta, y he entrado por la ventana... Pero bueno, al menos la intención era buena.
—¿Charlie te ha echado de casa? — se envaró furiosa
—¿Acaso esperabas otra cosa?
Era lógico que Charlie se pusiera así, de tener hijos, yo ya la hubiera puesto en custodia, o en arresto domiciliario, y con razón.
—¿Cuál es la historia? —preguntó
—Qué quieres decir? — respondí, confundido
—¿Qué le voy a decir a Charlie? ¿Qué explicación le voy a dar por haber desaparecido...? Ahora que lo pienso, ¿cuánto tiempo he estado fuera? — casi gritó.
Lo mismo me preguntó yo, porque ahora sí que ni idea de que decirle. Pensé. Sonreí como niño que hizo una buena travesura.
—Sólo tres días —murmuré—. En realidad, albergaba la esperanza de que se te ocurriera alguna buena explicación. Yo no tengo ninguna.
—De fábula.
—Bueno, quizás Alice sea capaz de inventar algo — aseguré
Un silencio incomodo, se dio pasó, nos quedamos mirando, un tiempo, sus ojos pasaron de cautelosos a interrogativos.
—Y bueno... —comenzó —, ¿en qué has andado hasta hace tres días?
Buena pregunta, como zombie, ¿será una buena respuesta?
—En nada que me entusiasmara excesivamente. Acepté
—Claro que no —
—¿Por qué pones esa cara?
—Bueno... si, después de todo, sólo fueras un sueño, ésa sería exactamente la clase de respuesta que darías. Mi imaginación no da para mucho, está muy claro.
Sigues cabeza dura, suspiré
—Si te lo cuento, ¿te creerás al fin que no estás viviendo una pesadilla? rogué
—¡Una pesadilla! Quizá —, si me lo cuentas.
—Estuve... cazando.- admití
—¿Eso es todo lo que eres capaz de hacer? . Eso no prueba de ninguna manera que esté despierta. —
Es imposible, en todo caso que puedo decirle, que salí a buscar a Victoria, -me retorcí al pronunciar su nombre- soy un inútil yo como tarado en Sudamérica y esa loca rondando aquí, a penas salga hablaré con todos para darle caza, en realidad me da vergüenza admitir mi ineptitud.
—No  estuve  de  caza  para  alimentarme.  En  realidad,  ponía  a  prueba  mi habilidad... en el rastreo. Y no soy nada bueno.
—¿Y qué fue lo que estuviste rastreando? —preguntó
—Nada de importancia —mentí.
—No te entiendo.
Ni yo, me entendía, la deje aquí en peligro de muerte, sabía que algo andaba mal, pero en vez de venir, estuve como perro buscando su cola, lejos de encontrar a esa pelirroja, como decirle a Bella que mi estupidez casi la mata, no hay forma que me perdone, claro que no voy a mentirle pero no sé qué pasé después de que lo sepa.
—Yo... —comencé—. Te debo una disculpa. — el nerviosismo se adueñó de mis palabras, tendré que soltarlo todo y esperar lo mejor.
—No, sin duda, te debo mucho más, muchísimo más que eso, pero has de saber que yo no tenía ni idea.... No me di cuenta del desastre que dejaba a mis espaldas. Pensé que te dejaba a salvo. Totalmente a salvo. No tenía ni idea de que  volvería Victoria...Debo admitir que presté más atención a los pensamientos de James que a los de ella cuando la vi aquella vez y, por consiguiente, fui incapaz de prever esa clase de reacción por su parte y de descubrir que ella tenía un lazo tan fuerte con él. Creo que me he dado cuenta ahora de que Victoria confiaba tanto en él que jamás pensó que pudiera sucumbir, ni se le pasó por la imaginación. Quizá fue ese exceso de confianza el que nubló sus sentimientos por él y lo que me impidió darme cuenta de la profundidad del lazo que los unía. —
Las palabras revoloteaban de mi cabeza a mi boca demasiado rápido y no podía pararlas ahora que había comenzado.
»Pero, de cualquier modo, no tengo excusa alguna por haber permitido que te enfrentaras sola a todo eso. Cuando oí lo que le contaste a Alice, e incluso lo que ella vio por sí misma, cuando me di cuenta de que habías tenido que poner tu vida en manos de hombres lobo, esas criaturas inmaduras y volubles, lo peor que ronda por ahí fuera aparte de Victoria... —se me llenó la boca de ponzoña, aun no sé si por Victoria o por ese…lobezno—. Por favor, créeme cuando te digo que no tenía ni idea de todo esto. Se me revuelven las tripas hasta lo más profundo, incluso ahora, cuando puedo verte segura en mis brazos. No tengo ni la más remota disculpa en...
—Para, para —me interrumpió, de un zarpazo me bajo de la nube.
Lo que pensé no va a perdonarme, de seguro ahora mismo, empieza a reclamar…….Pensé
—Edward — comenzó, la frialdad con la que dijo mi nombre opacó todo rastro de dulzura en su voz. —, esto tiene que terminar ya. No puedes ver las cosas de esa manera. No puedes permitir que esa... culpa... gobierne tu vida. No tienes por qué asumir la responsabilidad de las cosas que me han ocurrido aquí. Nada de esto ha sucedido por tu causa, sólo es parte de las cosas que me suelen pasar a mí en la vida. Así que si tropiezo delante de un autobús o lo que sea que me ocurra la próxima vez, has de ser consciente de que no es cosa tuya asumir la culpa. No tienes por qué salir corriendo hacia Italia porque te sientas mal por no haberme salvado. Incluso si yo hubiera saltado de ese acantilado para matarme, ésa habría sido mi elección y, desde luego, no tu responsabilidad. Sé que está en tu... naturaleza el cargar con las culpas de todo, pero de verdad... ¡no tienes por qué llevarlo hasta ese extremo! Es de lo más irresponsable por tu parte no haber pensado en Carlisle, Esme y... —
Me quedé en un completo silencio hasta que terminara, apenas acabo me tarde algunos minutos en procesar lo que dijo, porque para mí no tenía ni el más mínimo sentido, sus ojos me decían que estaba convencida de cada palabra que decía, lo que me confundió aún más, acaso ella piensa, que yo me sentí culpable por causar su muerte, acaso algo puede ser más absurdo e inentendible, como puede pensar eso, en qué cabeza cabe algo tan ilógico.
—Isabella Marie Swan —murmuré exteriorizando mi desconcierto—, pero ¿tú te crees que le pedí a los Vulturis que me mataran porque me sentía culpable?
—¿Ah, no?- contestó con la misma confusión que yo sentía.
—Me sentía culpable, de una forma muy intensa. Más de lo que tú podrías llegar a comprender.
—Entonces, ¿qué estás diciendo? No te entiendo.
—Bella, me marché con los Vulturis porque pensé que habías muerto. Incluso aunque yo no hubiera tenido nada que ver con tu muerte… —una puñalada de dolor se calvó en mi pecho, al pensar que ella pudiese haberse ido —Me hubiera ido a Italia aunque no hubiera ocurrido por culpa mía. Es obvio que debería haber sido más cuidadoso, tendría que haberle preguntado a Alice directamente, en lugar de aceptarlo de labios de Rosalie, de segundas. Pero vamos a ver... ¿Qué se suponía que debía pensar cuando el chico dijo que Charlie estaba en el funeral?
¿Cuáles eran las probabilidades?
»Las probabilidades... —me mofé—. Las probabilidades siempre están amafiadas en contra nuestra. Error tras error. No creo que vuelva a criticar nunca más a Romeo.
Al menos Romeo vio a Julieta en su lecho de muerte, inanimada sin vida, yo como tonto ni eso, solo me confíe de chisme, que infantil soy.
—Pero hay algo que aun no entiendo —dijo aún más confusa—, y ése es el punto más importante de la cuestión: ¿y qué?
¿Y qué?, como que ¿y qué?, no tiene sentido.
— ¿Perdona? Pregunté, completamente desubicado.
— ¿Y qué pasaba si yo había muerto?
COMO que y que si hubiera muerto, acaso no se da cuenta que mi vida sin ella no es vida, que todo lo bueno en mi mundo es ella, solo cuando la deje me volví loco, ni pensar si hubiese muerto, el mundo se hizo inconcebible esas veinte y cuatro hora que pensé lo peor, como que, que pasaba, acaso no sabes cuánto te amo, acaso aun crees lo que hace tiempo dije, pensé que te diste cuenta de la verdad en el segundo en que me fui, pero ya veo que no.
— ¿No recuerdas nada de lo que te he dicho desde que nos conocimos? Dije frustrado, hasta un poco enojado.
—Recuerdo todo lo que me has dicho.
Entonces si lo recuerdas que pasa, acaso no lo crees, acaso dejaste de sentir lo mismo, acaso todo lo que hecho por ti se fue a la basura…… no entiendo, debo aclararlo todo y esperar lo peor.
—Bella, creo que ha habido un malentendido. Pensé que ya te lo había explicado antes con claridad. Bella, yo no puedo vivir en un mundo donde tú no existas. —
—Estoy... —Estoy hecha un lío —musitó
Bien hora de arreglar un poco el desastre que hice hace tiempo, espero y me perdone….
—Soy un buen mentiroso, Bella, tuve que serlo.
Ella se envaró como si fuera a decir algo, o como si un grito se le hubiera quedado a medias.
— ¡Déjame acabar! Soy un buen mentiroso, pero desde luego, tú tienes tu parte de culpa por haberme creído con tanta rapidez. Eso fue... insoportable. —
—Te refieres a cuando estuvimos en el bosque, cuando me dijiste adiós...
—No ibas a dejar que lo hiciera por las buenas. Me daba cuenta. Yo no deseaba hacerlo, creía que me moriría si lo hacía, pero sabía que si no te convencía de que ya no te amaba, habrías tardado muy poco en querer acabar con tu vida humana. Tenía la esperanza de que la retomaras si pensabas que me había marchado.
—Una ruptura limpia —susurró
—Exactamente. Pero ¡nunca imaginé que hacerlo resultaría tan sencillo! Pensaba que sería casi imposible, que te darías cuenta tan fácilmente de la verdad que yo tendría que soltar una mentira tras otra durante horas para apenas plantar la semilla de una duda en tu cabeza. Mentí y lo siento mucho, muchísimo, porque te hice daño, y lo siento también porque fue un esfuerzo que no mereció la pena. Siento que a pesar de todo no pudiera protegerte de lo que yo soy. Mentí para salvarte, pero no funcionó. Lo siento.
»Pero ¿cómo pudiste creerme? Después de las miles de veces que te dije lo mucho que te amaba, ¿cómo pudo una simple palabra romper tu fe en mí?
—Vi en tus ojos que de verdad creías que ya no te quería. La idea más absurda, más ridícula, ¡como si hubiera alguna manera de que yo pudiera existir sin necesitarte!
Todas las palabras se me salieron al mismo tiempo que las pensaba, fue una mezcla dolorosa de aquel fatal día, y el sufrimiento que me causaba saber que no me perdonaría, fue mitad un reclamo de mi corazón ante su ingenuidad que creyó cada insolencia que salió de mi boca y mitad arrepentimiento por lo que había hecho.
Pase tanto tiempo guardando todo esto, que fue un completo alivio sacarlo, aunque sea esta la última vez que ella me escuche, dado la situación.
Ella se quedó helada, su expresión, era de terror, de pánico, de inseguridad y por supuesto de desconfianza, podía ver cómo iba palideciendo, no podía entender lo que en ese momento pensaba y el silencio no ayudaba a mis nervios, comencé a desesperarme………
—Bella —sollocé—. ¡Dime de una vez qué es lo que estás pensando!
Entonces sus ojos se llenaron de lágrimas y comenzó a llorar, ¿acaso dije algo que la hirió? ¿Fui muy duro o muy poco expresivo? ¿Esperaría algo más de mí?
—Lo sabía —susurró al fin—. Sabía que estaba soñando...
Por el amor a todo lo bueno…………..
—Eres imposible —me mofé—.De qué manera te puedo explicar esto para que me creas? No estás dormida ni muerta. Estoy aquí y te quiero. Siempre te he querido y siempre te querré. Cada segundo de los que estuve lejos estuve pensando en ti, viendo tu rostro en mi mente. Cuando te dije que no te quería… ésa fue la más negra de las blasfemias.
Pero a pesar de decirle toda la verdad, de abrir mi corazón, mi mente, ella seguía desconfiada, incrédula, cautelosa, y eso me dolía demasiado, nunca en mi tiempo con ella, había visto tal expresión en su rostro, la herida, aunque sano al verla, aun sangraba y cada señal de desconfianza de ella, era un golpe directo a la llaga.
—No me crees, ¿verdad? Puedo verlo incluso con esta luz. ¿Por qué te crees la mentira y no puedes aceptar la verdad? —
—Nunca ha tenido sentido que me quisieras —sollozó—Siempre lo he sabido.
Como no puede ver el sentido, es que acaso no puede ver lo perfecta que es, lo maravilloso que es que este viva y conmigo, que acaso no ve como cada célula de mi cuerpo regresa de la muerte cada vez que la besó, para mi esta todo más claro que el río más cristalino del mundo, ella debe entenderlo, debe saber que yo vivo y muero por ella, que mi esencia, mi luz, mi todo, es ella y nadie más, no me importa si después de esto ella no quiere perdonarme, utilizaré mi inmortalidad para rendirle tributo, permaneceré de rodillas todo el día y noche rogándole que me perdone, y mientras ella me conceda no la alejare de mi lado de nuevo, pero como, como le hago ver, como hago que entienda.
—Te probaré que estás despierta —susurré
Me incline hacia ella, y pensé:
SI esto no prueba mi amor por ti, que hoy mismo arda el infierno y me queme en el…
Me dispuse a hacer aquello que hace tiempo me negué, que estúpidamente pensé soportar, me dispuse a besarla y marcar con mis labios lo que mis palabras no podían.
Pero ella seguía vacilante y temerosa, eso casi me mata y aún más cuando retiró su rostro lejos del mío…
—Por favor, no lo hagas —susurró
— ¿Por qué no? —sollocé rogando al cielo que me diera fuerzas para no derrumbarme.
—Cuando me despierte... — murmuró
Tu no………..
—. ¡Vale, olvídalo! Rectifico: cuando te vayas otra vez, ya va a ser suficientemente duro sin esto.
Ya no lo resistí más, sentí un cosquilleó en mis lacrimales, un cosquilleo que recordaba vagamente de mis días humanos, casi podría jurar que iba a llorar de ser posible, debía saberlo, debía preguntar, aunque muera debo saber si ella aun me quiere….
—Ayer, cuando te toqué, estabas tan... vacilante, tan cautelosa. Y todo sigue igual. Necesito saber por qué. ¿Acaso ya es demasiado tarde? ¿Quizá te he hecho demasiado daño? ¿Es porque has cambiado, como yo te pedí que hicieras? Eso sería... bastante justo. No protestaré contra tu decisión. Así que no intentes no herir mis sentimientos, por favor; sólo dime ahora si todavía puedes quererme o no, después de todo lo que te he hecho. ¿Puedes?
— ¿Qué clase de pregunta idiota es ésa?
—Limítate a contestarla, por favor.
El silencio, volvió a golpearme como varas de hierro, su respuesta era decisiva, la vida o la muerte aquí mismo y ahora, el cielo o el infierno, el amor o el rechazó.
—Lo que siento por ti no cambiará nunca. Claro que te amo y ¡no hay nada que puedas hacer contra eso!
La vida volvió a mi cuerpo, esas palabras se hicieron ambrosia en mis oídos, quise saltar por su cuarto como loco, gritarle que la amaba.
—Es todo lo que necesitaba escuchar. — admití
Ahora ya nada podría estar mal, tomé su rostro y lo acerqué al mío, todo desapareció a nuestro alrededor, rocé sus labios con delicadeza, el calor de la sangre en sus labios, era, completamente maravilloso, una y otra vez besé esos labios, con desesperación, con pasión, y sobre todo con el más puro amor, ese besó era como agua en el desierto, alivió todo mi dolor, borró cada día de los 6 meses pasados, sus labios contestaban a los míos con la misma insistencia, mientras mis manos memorizaban de nuevo su rostro.
-Bella- susurré y continúe besándola, cuidando mi fuerza, ella también correspondía mis caricias, sus cálidas manos se paseaban por mi rostro, su corazón se pusó frenético, su respiración se convirtió en jadeos, casi y no me detengo, era casi un pecado dejar de besarla.
Con cuidado, coloque mi oído en su pecho, el sonido de su alocado corazón me saco una sonrisa, todo seguí igual que antes, tal y como me encanta, el amor estaba ahí y nunca lo podríamos sacar.
—A propósito…  No voy a dejarte. — Le recordé
Pero ella no dijo nada, en sus ojos pude ver que aún existía desconfianza hacia mis palabras.
—No me voy a ir a ninguna parte. Al menos no sin ti…— le juré—Sólo te dejé porque quería que tuvieras la oportunidad de llevar una vida feliz como una mujer normal. Me daba cuenta de lo que te estaba haciendo al mantenerte siempre al borde del peligro, apartándote del mundo al que perteneces, arriesgando tu vida cada minuto que estaba contigo. Así que tuve que intentarlo. Debía hacer algo, y me pareció que marcharme era lo mejor. Jamás hubiera sido capaz de irme de no haber creído que estarías mejor sin mí. Soy demasiado egoísta. Sólo tú eres más importante que cualquier cosa que yo quiera... o necesite. Todo lo que yo quiero o necesito es estar contigo y sé que nunca volveré a tener fuerzas suficientes para marcharme otra vez. Tengo demasiadas excusas para quedarme, ¡y gracias al cielo por eso! Parece que es imposible que estés a salvo, no importa cuántos kilómetros ponga entre los dos.
—No me prometas nada — respondió
Acaso, no podía creerme, su incredulidad me dolía tanto, era mi culpa claro, yo deje que todo esto pasara, si era un castigo era demasiado cruel, pero a la vez estaba consciente de que lo merecía.
La miré directo a los ojos, nunca había dicho algo tan serio como esto, estaba en mí que ella me creyera, y juro por su propia vida, que es lo que yo más amo, que no descansaré hasta que ella no dude ni un segundo de mí.
— ¿Crees que te estoy mintiendo ahora? pregunté
—No. No me estás mintiendo. Realmente lo crees... ahora, pero ¿qué pasará mañana cuando pienses en todas esas razones que has mencionado en primer lugar? ¿O el próximo mes, cuando Jasper intente atacarme? —
Jake Mate, un punto irreversible de su desconfianza, y con toda razón, a pesar de todo, del sufrimiento, de la cercanía de la muerte, yo no había cambiado de opinión, ni un poco, si algún día he de perderla, su alma ira a donde pertenece, no seré yo quien le robe su eternidad, pero mientras tanto yo estaré aquí para protegerla, nada podrá tocar de nuevo su delicada piel, nadie nunca más le hará daño, no tengo más fuerzas para alejarme de ella ni un solo segundo más, no importa si debo pasar de rodillas junto a ella rogando que me perdoné, así de rodillas me quedaré junto a ella, desde cerca desde las sombras desde donde ella quiera, pero junto a ella, siempre junto a ella.
—No es como si hubieras cambiado de idea al respecto, ¿a qué no? Terminarás haciendo lo que crees que es correcto. —.
—No soy tan fuerte como tú pareces creer —admití—. Lo que estaba bien o mal había dejado de tener importancia para mí; pensaba regresar de todas maneras. Antes de que Rosalie me comunicara la noticia, yo ya intentaba sobrevivir como podía de una semana a otra, a veces sólo de un día para otro. Luchaba por pasar como pudiera cada hora. Nada más era cuestión de tiempo, y no quedaba ya mucho, que apareciera en tu ventana y te suplicara que me dejaras volver. Estaré encantado de suplicártelo si así lo quieres.
—Habla en serio, por favor.
—Lo estoy haciendo. ¿Querrás hacerme el favor de escuchar mis palabras? ¿Me dejarás que intente explicarte cuánto significas para mí?
Miré sus ojos, aún llevaban inseguridad, cuanto me dolía eso, no hay palabras para expresarle todo lo que siento, pero cada vez que susurró algo para ello aunque sea insignificante, es la completa verdad.
—Bella, mi vida era como una noche sin luna antes de encontrarte, muy oscura, pero al menos había estrellas, puntos de luz y motivaciones... Y entonces tú cruzaste mi  cielo  como  un  meteoro.  De  pronto,  se  encendió  todo,  todo  estuvo  lleno  de brillantez y belleza. Cuando tú te fuiste, cuando el meteoro desapareció por el horizonte, todo se volvió negro. No había cambiado nada, pero mis ojos habían quedado cegados por la luz. Ya no podía ver las estrellas. Y nada tenía sentido.
—Se te acostumbrarán los ojos —acotó
—Ése es justo el problema, no pueden.
— ¿Y qué pasa con tus distracciones?
Ja! Distracciones, mi mente no es tan incauta ni yo tan tonto como para encontrar distracciones en el gris mundo sin su presencia.
—Eso fue parte de la mentira, mi amor. No había distracción posible ante la... agonía. Mi corazón no ha latido durante casi noventa años, pero esto era diferente. Era como si hubiera desaparecido, como si hubiera dejado un vacío en su lugar, como si hubiera dejado todo lo que tengo dentro aquí, contigo.
—Qué divertido —murmuró, la miré incrédulo
—¿Divertido?
—En realidad debería decir extraño, porque parece que describieras cómo me he sentido yo. También notaba que me faltaban piezas por dentro. No he sido capaz de respirar a fondo desde hace mucho tiempo, Y el corazón... Creí que lo había perdido definitivamente.
No has sido la única, pero mira— pensé mientras me deleitaba con los latidos de su arrítmico corazón—allí esta, justo donde lo deje.
—¿No encontraste el rastreo entretenido, entonces? — cambió el tema.
—No. Eso no fue una distracción nunca. Era una obligación. —
— ¿Y eso qué quiere decir?
—Quiere decir que aunque nunca esperé ningún peligro procedente de Victoria, no la iba a dejar escaparse con...el gusto de haberte cazado. Bueno, como te dije, se me da fatal. La rastreé hasta Texas, pero después seguí una pista falsa hasta Brasil, y en realidad ella lo que hizo fue venir aquí —gruñí—. ¡Ni siquiera estaba en el continente correcto! Y mientras tanto, el peor de mis peores temores...
— ¿Estuviste dando caza a Victoria? —gritó.
Charlie casi se despierta, el tonó de su voz paso de intranquilo a desesperado, pero que más esperaba que haga, después de que ella haya intentado matarla y peor aún que siga tras de ella.
—No lo hice bien —, pero esta vez me saldrá mejor. Ella no va disfrutar del placer de respirar tranquila durante mucho tiempo. —
—Eso... eso queda fuera de consideración —
—Es demasiado tarde para ella. No debí dejar que se me escapara la otra vez, pero ahora no, no después de...
— ¿No me acabas de prometer ahora mismo que no me ibas a dejar? Eso no es precisamente algo compatible con una larga expedición de rastreo, ¿no? —
No, no lo es, pero unos segundos destrozándola me aseguran tranquilidad por muchos, muchos años, así que, así deba luchar conmigo mismo y dejarte por un momento lo haré con tal de ver a esa pelirroja, hecha cenizas— gruñí.
—Mantendré  mi  promesa,  Bella,  pero  Victoria  va  a  morir  Pronto. — aseguré.
—No te precipites —le contesté mientras intentaba ocultar mi pánico—. Quizás ella no vuelva. Quizás la haya asustado la manada de Jake. En realidad, no hay razón ninguna para ir tras ella. Además, tengo un problema mayor que Victoria.
Ohhh ese muchacho,,,, casi me olvido de él, más le vale mantener la distancia, un lobo desequilibrado, voluble, en cualquier momento puede herirla, por lo menos la cuido, eso es algo, Pensé
Asentí
—Es verdad. Los licántropos son una complicación. Admití
—No estaba hablando de Jacob. Mi problema es bastante más grande que un puñado de lobos adolescentes en busca de líos.
Precisamente, son lobos, cachorros en realidad, no quiero pensar lo que pueda pasar, ya veré como lo arreglo, pero si ese no es el problema, cual más puede ser.
— ¿De verdad? —pregunté—. Entonces, ¿cuál es tu mayor problema? Si el hecho de que Victoria vuelva a buscarte te parece algo irrelevante en comparación, ¿qué puede ser?
—Digamos que  es el  segundo de  mis peores  problemas —
—De acuerdo —asentí, pero seguía un poco confundido.
—Hay otros que vendrán a por mí —aceptó
— ¿Los Vulturis son sólo el segundo de esos problemas?
—No parece que te preocupen mucho —
—Bueno, tenemos bastante tiempo para pensarlo. El tiempo tiene un significado muy distinto para ellos y para ti, o incluso para mí. Ellos cuentan los años como tú los días. No me sorprendería que hubieras cumplido los treinta antes de que volvieran a acordarse de ti — admití
El horror cruzó sus ojos y pues ella tenía toda la razón de temer, después de todo casi nos matan, por suerte hay muchas maneras de evadirlos, ella tendrá una larga vida antes de que siquiera se acuerden de que existía, y si lo hicieran, yo sin dudar la defendería, pero de pronto ella soltó algunas lágrimas, podía ver como el miedo la embargaba, nunca me gusto verla así.
—No tienes por qué temer. No les dejaré que te hagan daño. — le prometí
—Mientras estés aquí —reclamó
Tomé su rostro, con mis manos, muy delicadamente, miré la profundidad de sus ojos, para tratar de entender lo que su mente trataba de decir en palabras, y volvía a ver la desconfianza, el miedo, que dolía de nuevo, aún pensaba que me iría? Aún no creía en mí?.
—Nunca te dejaré de nuevo. Prometí
—Pero has dicho treinta, ¿Y qué? Te quedarás, pero me dejarás envejecer de todos modos. Muy bonito. —
Como siempre, me sorprendió su respuesta, entre todos los males, ese era algo insignificante, pero trascendental para ella, yo no he cambiado de opinión acerca de su alma, espero que ella pueda entenderlo esta vez.
—Eso es exactamente lo que voy a hacer. ¿Qué otra elección tengo? No puedo estar sin ti, pero no voy a destruir tu alma.
—Y eso es porque... —
Silencio de nuevo silencio, le tomó un minuto reordenar sus pensamientos
—¿Sí? —
—Pero ¿qué pasará cuando me haga tan vieja que la gente piense que soy tu madre? ¿O tu abuela?
—Eso no me importa —acepté—. Siempre serás la cosa más hermosa que haya en mi mundo.
Y siempre será mi Bella sin importar su edad o apariencia, siempre la amaré por todo lo que ella es, por lo que será, ella siempre será el amor de mi vida.
Claro que...
Aunque me destrocé, talvés, ella quiera alguien de su edad, quiera casarse o hijos, y pues la amo tanto que si ella quisiera, dejarme, por su felicidad, lo haría
Si te haces mayor que yo y necesitas algo más...continué lo comprenderé, Bella. Te prometo que no me cruzaré en tu camino si alguna vez quieres dejarme.
—Supongo que te das cuenta de que al final también me moriré —
—Te seguiré tan pronto como pueda.
—Ese plan es totalmente... enfermizo. —
—Bella, es el único camino correcto que nos queda...
Es un plan loco, masoquista, hasta suicida, pero es el único camino, ya lo había pensado hace tiempo, la mantendré humana, pero a salvo, no me iré de nuevo hasta que ella me lo pida, así que, que otro camino nos queda, yo la cuidaré, la amaré hasta que sus días humanos lleguen a su fin, y entonces dejaré de existir, no sé si la vuelva a ver después de eso, pero al menos, en el infierno, tendré la paz de pensar en el paraíso y a ella disfrutando de él.
—Retrocedamos un minuto —dijo enfadada—. Recuerdas a los Vulturis, ¿verdad? No puedo permanecer humana para siempre. Ellos me matarán. Incluso si no piensan en mí hasta que cumpla los treinta —, ¿crees sinceramente que se olvidarán?
—No—. No olvidarán. Pero...
— ¿Pero?
Mire, sus ojos encenderse en ira, pero que puedo hacer, además, podemos hacer muchas cosas para burlar a los Vulturis, y pues ella es mayor de edad, un viaje por el mundo no nos caería mal.
—Tengo unos cuantos planes. Admití
—Y esos planes —, esos planes se centran todos en mantenerme humana.
—Naturalmente.
Ambos llegamos a un punto de inflexión del cual no estaba seguro que podría salir, casi siempre me eh salido con la mía, pero esta vez es diferente, está muy decidida y claramente enojada.
Ella, se sacudió de mis brazos, y aunque solo fue un pequeño movimiento inútil, se notaba a leguas que en ese momento no era su persona favorita.
— ¿Quieres que me vaya? —dije, apesadumbrado
—No —gritó—. Soy yo la que se va.
La miré atónito, que es lo que estaba planeando hacer.
— ¿Puedo preguntarte adónde vas? —pregunté
—Voy a tu casa —contestó mientras buscaba como loca sus zapatos, que estaban en una esquina.
—Aquí están tus zapatos. ¿Y cómo planeas llegar hasta allí?
—En mi coche.
—Eso  probablemente  despertará  a  Charlie  —le recordé
—Ya lo sé, pero para serte sincera, tal como están las cosas, estaré encerrada durante semanas. ¿Cuántos problemas más me puedo acarrear?
—Ninguno. Me echará la culpa a mí, no a ti.
—Si tienes una idea mejor, soy toda oídos.
—Quédate aquí —sugerí,
—Mala suerte, pero ¡adelante! Quédate y siéntete como en tu casa —
Algo había cambiado en su voz, la he visto enojada, pero esto alcanzó límites que yo no conocía,  además siento un tono de orden en su voz, como si algo planeara.
Bloqué su salida, pero me horroricé al ver que se dirigía hacia la ventana, que acaso se volvió loca….
—Bien —suspiré—. Te llevaré. Antes de que consigas lastimarte o peor….
—Como quieras. De todas maneras, probablemente tú también deberías estar presente.
— ¿Y eso por qué?
—Porque  tienes  opiniones  para  todo  y  estoy  segura  de  que  querrás  una oportunidad para hacer alarde de unas cuantas.
— ¿Opiniones respecto a qué...? —
—Esto no es algo que tenga ya sólo que ver contigo. No eres el centro del universo, ¿sabes?—. Tal vez tu familia tenga algo que decir si vas a conseguir que se nos echen encima los Vulturis por algo tan estúpido como que yo continúe siendo humana.
— ¿Decir... sobre... qué? —
—Sobre mi mortalidad. La voy a someter a votación.
Votación, VOTACIÓNNNN, acaso se le ha zafado un tornillo, en qué mundo bizarro una vida se pone en duda o peor aún en votación, además ellos que tienen que ver, esto es entre nosotros dos únicamente, pues si se ha vuelto loca.
Todo por lo que he luchado, todo lo que he pasado, para que ella este bien y sobretodo viva, y a ella se le ocurre condenarse a costa mía, pues supongo que ella sabrá que yo no me doy por vencido tan fácil, si ahora le sigo el juego es para que no termine metiéndose en más líos de los que ya tenemos, pero ya verá salimos de aquí y le tengo unas cuantas objeciones a sus caprichos.
La subí a mi espalda haciendo énfasis en mi desaprobación, y de un salto estábamos a fuera de su casa.
—Entonces de acuerdo —. Sube. —dije completamente desquiciado.
La puse sobre mi espalda de nuevo, y salí corriendo como un maniático hacia mi casa, en el camino iba planeando la estrategia para convencer a mi familia, aunque era un caso perdido, difícilmente ellos estarán en desacuerdo, después de lo que paso y luego de que Alice les contara los por menores, ellos estarán aún más encariñados con ella, y al ver el peligro y las cosas que probablemente nos esperan, optaran por lo seguro, es como estarlo viendo, no es justo, siete contra uno eso es trampa, difícilmente alguien se pondrá a mi favor, solo si prometiera que nada pasaría………..
De repente un cálido roce en mi cuello, detuvo todos mis pensamientos, me mató y me revivió, me llevo del infierno al cielo en cuestión de segundos, era un beso de sus labios, en beso sincero, espontaneo, sin dudas ni tabús, era todo lo que deseaba esta noche, con suerte ella se habrá dado cuenta que todo esto es real……
—Gracias ¿Significa eso que has decidido que estás despierta?
—En realidad, no. Más bien, todo lo contrario. Voy a intentar no despertar, al menos, no esta noche. Dijo riendo.
—No sé cómo, pero volveré a ganarme tu confianza —prometí—. Aunque sea lo último que haga.
—Confío en ti—, pero no en mí.
—Explica eso, por favor.
Por lo visto aún había algo que debíamos dejar en claro antes de aventurarnos a ir a mi casa, y también me da algo de tiempo para pensar.
Aminoré mi paso, hasta lo más lento que pude, y me puse a escuchar.
—Bueno... —comenzó—. No confío en que yo, por mí misma, reúna méritos suficientes para merecerte. No hay nada en mí capaz de retenerte.
La tomé del brazo y la acerque a mi pecho, la abrase lo más fuerte que pude sin romperle los huesos, ella lo es todo para mí es perfecta, es mi día, mi luz, mi sombra, lo es todo, talvés ella no pueda verlo, pero para mí está tan a la vista que es casi imposible no deslumbrase. Nunca voy a dejarte.
—Me retendrás de forma permanente e inquebrantable —susurré—. Nunca lo dudes.
Ya, pero ¿cómo no iba a tener dudas?
Eso era verdad, pero yo ya había prometido, que recuperaría su confianza, volver a sacar el tema era como echar gasolina al fuego, así que preferí cambiar de tema.
—Al final no me lo has dicho... —sugerí
— ¿El qué?
—Cuál era tu gran problema.
—Te dejaré que lo adivines —

—Me lo imagino, haga lo que haga siempre seré el peor de los monstruos, peor que Victoria, pero que los Vulturis, soy lo peor de lo peor—
—Soy  peor  que  los  Vulturis.  Supongo  que  me  lo merezco.
—Lo peor que los Vulturis pueden hacer es matarme. Tú puedes dejarme —dijo apenada—. Los Vulturis o Victoria no pueden hacer nada en comparación con eso.
Tiene toda la razón, que ella me dejara sería lo peor que podrían hacerme, así que entiendo por completo el dolor que podría llegar a sentir, soy un verdadero imbécil, hice daño a la persona que más amo, y eso va a perseguirme de por vida torturándome, cada día.
—No—, no estés triste. Dijo tratando de alentarme, yo esbocé una sonrisa que ni yo mismo logré creerme, el dolor era muy grande y me lo merecía.
—Sólo hay una forma de hacerte ver que no puedo dejarte —susurré—. Supongo que no hay otro modo de convencerte que el tiempo.
—Vale —admitío.
—Bueno, ahora que vas a quedarte, ¿puedo recuperar mis cosas? —
Su intento de desviar el tema, no me llegó, pero como antes es mejor no seguir atizando el fuego.
—Tus cosas nunca desaparecieron —admití—. Sabía que obraba mal, dado que te había prometido paz sin recordatorio alguno. Era estúpido e infantil, pero quería dejar algo mío junto a ti. El CD, las fotografías, los billetes de avión... todo está debajo de las tablas del suelo.
— ¿De verdad?
Su sorpresa me agradó, aún recuerdo el día que fui a su cuarto a guardarlo todo, con la promesa de amarla para siempre.
—Creo —susurró—, no estoy segura, pero me pregunto... Quizá lo he sabido todo el tiempo.
— ¿Qué es lo que sabías?
—Una parte de mí, tal vez fuera mi subconsciente, jamás dejó de creer que te seguía importando que yo viviera o muriera.
Voces? Qué clase de voces.
—¿Voces? —pregunté
—Bueno, sólo una, la tuya. Es una larga historia —
Por un momento me quedé perplejo, eso de la voces era algo nuevo.
—Tengo tiempo de sobra — dije obligándola a responder.
—Es bastante patético. Esperó.
— ¿Recuerdas lo que dijo Alice sobre los deportes de alto riesgo? Pronunció las palabras sin inflexión ni énfasis de ningún tipo:
—Saltaste desde un acantilado por diversión.
—Esto... Cierto, y antes que eso, monté en moto...
— ¿En moto? —
De todas las cosas que conocía de Bella, me quedé pensando, cuando fue la última vez que a ella le gustó ese tipo de cosas, y llegué a la conclusión de que nunca le había gustado, si cuando yo la llevaba en la espalda y revoloteaba, ella se mareaba, no hay comparación en la velocidad, pero es casi imposible imaginarla subida en una moto, de seguro algo la obligó a hacerlo o quizás en realidad cambio algo en mi ausencia.
—Supongo que no le conté a Alice esa parte.
—No.
—Bueno, sobre eso... Mira, descubrí que te recordaba con mayor claridad cuando hacía algo estúpido o peligroso...—. Recordaba cómo sonaba tu voz cuando te enfadabas. La escuchaba como si estuvieras a mi lado. En general, intentaba no pensar en ti, pero en momentos como aquéllos no me dolía mucho, era como si volvieras a protegerme, como si no quisieras que resultara herida.
»Y bueno, me preguntaba si la razón de que te oyera con tal nitidez no sería que, debajo de todo eso, siempre supe no habías dejado de quererme...
De nuevo, me dejó sin palabras, y tarde más de un segundo en comprenderlo….
—Tú... arriesgabas la... vida... para oírme... — sollocé
—Calla—. Espera un segundo. Creo que estoy teniendo una epifanía en estos momentos...
Me quedé en silencio rogando mil veces saber en lo que ella pensaba, no solo ahora, sino en mi ausencia, fui un tonto al pensar que ella no haría algo estúpido, y hoy me enteró que lo hacía para escucharme, siendo otra persona juraría que ella está loca, pero no, se exactamente, el efecto que tiene dejar al amor de tu vida, en todo caso ella lo intentó, no se dio por muerto medio minuto después de alejarse de mí tal y como yo lo hice.
— ¡Vaya! Gritó, y me asustó, sus ojos se abrieron más de lo normal, por un segundo vi como la tela de desconfianza cayó y se desvaneció, ¿qué habría pensado ella?
— ¿Bella?
—Ya, vale. Lo entiendo.
— ¿En qué consiste tu epifanía...? —pregunté, medio atontado
—Tú me amas —dijo
Todo mi alrededor se calló, mis oídos solo captaron ese dulce momento en el que al fin lo comprendió, Claro que la amo, y siempre lo haré.
—Con todo mi ser. Juré
Con la alegría a punto de explotar solo me faltó saltar de lado a lado como un loco, en vez de eso guarde compostura e hice lo que mejor se hacer, besarla, la cautela, el miedo todo se había ido, nuestros labios encajaron como engranes perfectos, todos los días en lo que me estuve desangrando por el mundo habían acabado, y por fin recupere mi corazón que lo había perdido sin ella.
La solté despacio, estaba jadeante como yo, su corazón echaba tiros, ya no estará sola un día más….
— ¿Sabes? Se te da mejor que a mí —dije
— ¿El qué?
—Sobrevivir. Al menos, tú lo intentaste. Te levantabas por las mañanas, procurabas llevar una vida normal por el bien de Charlie, y seguiste tu camino. Yo era un completo inútil cuando no estaba rastreando. No podía estar cerca de mi familia ni de nadie más. Me avergüenza admitir que me acurrucaba y dejaba que el sufrimiento se apoderara de mí. Fue mucho más patético que oír voces.
—Sólo una voz —corrigió

noche polar -#wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora