Nieta-abuela [1 parte]

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La alarma de mi note4 empezó a sonar. Eran las 10'30 de la mañana. Bajé a la cocina, estaba mueeeeeeeeerta de hambre, y lo veo normal, ayer no cene. Olía a churros con chocolate caliente, echaba de menos estos desayunos.
En la cocina estaba mis abuelos desayunando juntos.

Jade; Ohhhh que fuerte, no me habéis esperado para desayunar ..
Abuela; Buenos días pequeña.
Jade; Buenos días abuelos, yo quiero churros también..
Abuelo; Pues claro pequeña, recién hechos, como te gustan.

Mi abuelo me preparó un plato de churros y un vaso de chocolate caliente. En Sevilla lo que desayunaba era donuts y un zumo.

Jade; Dios mio, esto es lo más maravilloso que he podido comer en mi vida.
Abuelo; Nunca cambiarás pequeña pelirosa.
Jade; Hablando de mi pelo, quiero teñirmelo entero de rosa.
Abuela; Hace poco abrieron una peluquería a dos manzanas de aquí, si quieres podemos ir hoy a la tarde.
Jade; Si por favor, le pediré luego el dinero a mama.
Abuela; Callate anda, yo te lo voy a pagar. Hoy vamos a tener una tarde de nieta-abuela.

Mi madre bajo con mi hermana en brazos, y Ariana seguía dormida. Al parecer a las 12'30 podríamos instalarnos en nuestra casa nueva. Fui hacía mi antigua habitación a ducharme. Me duche en 20 minutos, ya que el agua caliente en la vieja casa de mis abuelos se va cuando le da la gana. Me puse un pantalones de chándal grises, y un chaleco blanco con el que se me veía mi piercing. Lo único que me faltaban eran mis viejos botines botines blancos. Tenia el pelo mojado así que lo mejor era tenerlo suelto. No tenia ganas de pintarme, así que al natural. Bajé al salón, pero Ariana seguía sin bajar.

Jade; Ya enserio, ¿vas a dejar a la niña dormir todo el día?
Mama; Sube a por ella, voy a subir las maletas al coche y nos vamos a la casa.

Subí al cuarto de Ari. Al parecer estaba despierta, porque sus canciones favoritas sonaban fuertes. Entre al cuarto, Ari estaba sentada en su cama leyendo una carta, levantó la cabeza y no me gustó lo que vi.

Jade; Hey enana, ¿que te pasa, por qué lloras?
Ari; Solo es que echo de menos a una persona..
Jade; ¿Y se puede saber quién es?
Ari; Es un niño de Sevilla, se llama Samuel, y empezamos a salir hace 4 meses y ni siquiera me dio tiempo a despedirme de él, se a enfadado muchísimo conmigo.
Jade; No te preocupes pequeña, siempre puedes explicarle todo lo que a pasado, seguro que te perdona cariño. Dentro de dos semanas cumplo los 18 años, y le voy a pedir a mama que me deje ir a Sevilla, y tu te vas a venir conmigo.
Ari; ¿De verdad?
Jade; Claro que si pequeña, ahora vas a coger tu ropa y te vas a duchar, que nos vamos a la nueva casa.
Ari; ¿Puedes escogerme la ropa?
Jade; Claro, pero venga, no tardes.

Cogí la maleta de mi hermana y saqué unos pantalones vaqueros de talla alta y un chleco de tirantas azul, de la otra maleta saqué unas sandalias azules. Le dejé toda la ropa en el escritorio y me puse a hacer su cama para tardar menos. Recogí la carta que estaba en el suelo y la metí en su pequeño bolso.
A los cinco minutos salió envuelta en su albornoz de ositos.

Jade; Venga, ponte eso y baja a desayunar, los abuelos te han guardado algo de zumo y churros.

Fui a mi cuarto y mi madre estaba haciendo la cama, así que aproveché y le dije lo del viaje a Sevilla.

Jade; Mama, dentro de dos semanas cumplo los 18 años, y te quería pedir una cosa.
Mama; A ver, sorprendeme.
Jade; Quiero ir a Sevilla de viaje.
Mama; Jade, llevas aquí solo un dia, por favor, dale una oportunidad a este pueblo.
Jade; No te prometo nada, pero sigo queriendo ir a Sevilla.

Mi madre y mis hermanas de fueron a la nueva casa, yo subí a la habitación de mi abuela, hacia tiempo que no entraba allí. Todo seguía en el mismo sitio. La cama de madera, el gran armario viejo, el mueble de la tele y esa tele tan, tan vieja que seguro que mi abuela la heredo de su tatarabuela. Miré en el viejo armario de mi abuela, siempre hubo un vestido que desde pequeña me encantó. Era de palabra de honor, pegado por la parte del pecho y suelto por la parte de abajo, tenia un color turquesa precioso.

Abuela; Siempre te ha gustado ese vestido.
Jade; Si, y siempre me gustará.
Abuela; Quedatelo.
Jade; ¿Que? No, no abuela, es tuyo.
Abuela; Tengo 54 años, ya no me lo voy a poner nunca más, y se que te encanta, así que ya sabes pequeña.
Jade; Muchas gracias abuela, te quiero ♡.

Fui a mi cuarto con el precioso vestido, y lo guardé en mi maleta. Saqué unos pantalones cortos de chándal blanco, un chaleco corto azul con el que se me veía mi precioso y perfecto piercing, y mis botines blancos. Bajé al salón a comer con mis abuelos, mi madre y mis hermanas ya se habían ido a la nueva casa a ordenarlo todo.

Abuela; Jade, si quieres después de comer te acuestar un rato a dormir, y cuando te levantes nos vamos a comprar y a la peluquería.
Jade; Abuela, seguramente vaya a conocer un poco esta parte del pueblo. Si quieres puedes descansar tú, y luego me llamas.
Abuela; Vale mi reina.

Terminamos de comer. Ayudé a mis abuelos a recoger la mesa y a fregar. Cogí algo de dinero y mi móvil, y salí a conocer el pueblo.
Estuve andando como quince minutos, hasta que encontré un parque precioso. Árboles a montones, una fuente preciosa, los niños correteaban, algunos se caían y otros se peleaban, y al momento se volvían a poner a jugar. Me encantaría volver a ser pequeña, donde mi única preocupación era no comerme la arena.
Me senté en un banco alejado de toda la gente del parque. Vi a un grupo de personas viniendo hacia mi, y ya me puse un poco nerviosa, porque solo eran chicos.

¿?; Hola preciosa.

Hoooola, se que he tardado mucho, y lo siento, pero bueno aquí esta. Seguramente luego suba la segunda parte, y creo que voy a cambiar el título de la historia y algunas cosas, pero bueno, no es seguro aún.
Besos desde Sevilla

Chico, eres mi ruina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora