Capítulo 6 De intriga a paranoia

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Linclon quedó estático observando el montón de fichas que había ganado. ¡100.000 dólares! ¡y en una sola partida!

Liam colocó su mano en el hombro izquierdo de Lincoln y dijo mirando con entusiasmo a su amigo :

—¡Chico, que suerte tienes!, esa chica estuvo ganando todo el tiempo y tu la derrotaste en una sola jugada, ¡increíble!. Algún día tienes que enseñarme como es que lo haces.

Linclon rió, tomó sus fichas y las guardó en sus bolsillos. Luego se dirigió hacia su amigo y con una sonrisa en su rostro le dijo :

—Lo haré, pero antes debo ocuparme de un asunto pendiente.

Liam miró confuso a Lincoln por un instante, pero luego se dio cuenta cuando vio a la chica sentada en una de las sillas del bar. Liam sonrió y le dijo a su amigo :

—Está bien chico, ve, y si me necesitas, estaré en "mi rancho".

Linclon rió y se dirigió hacia el bar.

Desde la mesa de poker Linclon podía verla, sentada tomando una copa de algo que no se podía distinguir muy bien , pero que tenía un color amarillo transparente. Posiblemente sea Champaña. Lincoln se acercó y se sento a una silla de distancia de ella. La chica lo miró detalladamente y sonrió.

—Creí que la Chapaña se bebía en momentos de triunfo—dijo Linclon con una sonrisa un poco burlona en su rostro.

—¿Vienes a resfregarme tu victoria en mi cara, verdad? —dijo la chica mientras se daba la vuelta.

—Quizás, pero no quisiera que usted me amenazara con llamar a Huggins o algo parecido.

La chica rió y tomó un sorbo de su copa que, efectivamente, era de Chapaña.

—Solo le hize recordar a ese croupier en que casino estaba trabajando. Además, si no fuera por mi, ya lo hubieran despedido—dijo la chica mientras miraba fijamente a Lincoln.

Linclon se sintió muy intrigado por esta chica y su carácter. ¿Quién era? La respuesta a esta pregunta fue contestada cuando la chica separó sus labios de color rojo fuerte para hablar :

—La verdad es que admiro su suerte señor...

—Mi nombre es Linclon... Lincoln Loud.

La chica le extendió la mano y la apretó firmemente.

—Un placer, mi nombre es Lori.

—¿Lori?

—Si, Lori.

Linclon por un momento reconoció ese nombre. En Rooyal Woods es muy común ese nombre, como también lo son Becky, Margo, Polly, Tabi entre otros.

—Veo que usted es de por aquí-dijo Linclon totalmente seguro de sí mismo.

A la chica se le formó una amplia sonrisa en su rostro y con entusiasmo dijo :

—¡Muy bien señor Loud!, ¿ha estado viviendo en Rooyal Woods últimamente?

—No—respondió—Solo algunas veces el año pasado y ahora. Pero sólo fue de visita. Estuve aquí en mi niñez, pero luego me fui a Chicago por unos años, no veía oportunidades aquí.

—Pues ahora ha cambiado—dijo la chica cuidando su tono de voz—ahora Royal Woods es una ciudad con muchas oportunidades. Hay muchos negocios en los que usted podría encajar. Y ¿quién sabe? quizas termines trabajando aquí, creo que Huggins estará muy interesado en ti.

Linclon rió y llamó al bar tender que estaba en la otra punta de la larga mesa.

—¿Señor?

—Deme un vodka Martín, agitado no revuelto.

El bar tender asintió con la cabeza y fue a preparar la orden. La chica puso una cara asombro al escuchar esa combinación de bebidas. Linclon sonrió y le dijo a la chica :

—Por cierto, ¿como fue que usted hizo para ganar 100.000 dólares a ese tipo?, me intrigó bastante desde que entré en la mesa.

La chica dió un último sorbo a su bebida y le dijo en voz baja :

—Hay veces que cuando uno juega a las cartas aprende algo nuevo. En mi caso aprendí que el truco es retirarse mientras de gana. Aunque eso solo funciona si sabes como combatir la avaricia y el ego. Lo cual no fue mi caso esta noche.

—Ese es un truco muy interesante, tal vez me lo enseñe algún día.

De pronto, un hombre se acercó a Lori. Era un hombre alto, de pelo negro y barba del mismo color. Era moreno y aparentaba unos 38 años. El hombre miró a Linclon por un segundo y luego posó su mirada en la chica antes de hablar con una voz un poco grave :

—Querida, ¿Nos vamos ya?

Lori se dió la vuelta y lo observó con una sonrisa amplia en su rostro.

—Si, ya nos vamos Bobby.

Lori observó a Lincoln por última vez antes de hablar con su característico tono brulon :

—Bueno, tengo que irme, fue un placer conocerlo señor Loud.

—Creame el placer fue todo mío—dijo Linclon observando también a Bobby.

Lori se levantó de la silla, tomó el brazo de ese tal "Bobby" y se dirigieron hacia la salida del casino.

Justo en ese momento llegó el bar tender con su bebida y Lincoln procedió a tomarsela de un trago, dejó una ficha de 1.000 dólares en la mesa y se dirigió hacia la "caja".

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La noche en Royale Woods seguia siendo lo mismo, solo que ahora se podía respirar aire puro sin gasolina barata. Lincoln Loud se dirigió hacia el estacionamiento del casino, donde se encontraba su auto naranja. Lincoln entró a su auto y al cerrar la puerta buscó el botón que activaba la función secreta del kilometraje y lo presionó. La pantalla del Kilometraje se levantó y Lincoln metió la mano en el compartimento para tomar la cámara portátil.

A su izquierda, Linclon observó a Lori y a Bobby caminado juntos del brazo dirigiéndose hacia un auto rojo. El modelo parecía ser un ferrari. Lincoln pudo divisar la matrícula del auto y con su cámara portátil tomó una fotografía. Luego de eso Lori se dió la vuelta y Lincoln tomó otra fotografía en donde se podía ver perfectamente el rostro de ella. Linclon quizo tomar una fotografía del rostro de Bobby, pero en ese momento los dos ya habían entrado al auto y ya estaban saliendo del estacionamiento del casino. Luego condujeron por la calle iluminada por las fuertes luces neon del casino.

Linclon sonrió y observó las fotos que había tomado. La matrícula del ferrrari era TLH2516. Lincoln observó detalladamente el número de matrícula y de vez en cuando se frotaba los ojos para asegurarse de que no estuviera alucinando. Ese número le recordaba a algo... si, el número de la matrícula era el mismo número del código de acceso de la sala de los cilindros de L.O.U.N.D.E.S.T. ¿Sería coincidencia? ¿O a caso esa chica "Lori" estaba relacionada con la organización que asesinó a su mejor amigo?. Lincoln negó con la cabeza.

—Quizás me estoy volviendo paranoico—pensó Linclon—esa misión de verdad me afectó la cabeza.

Con la duda todavía martillandole la cabeza, Linclon decidió enviar las fotos digitalmente a la computadora del laboratorio de G, quizás él averigüe si esta chica es alguien importante o si solo Linclon estaba perdiendo el tiempo.

Linclon sonrió un poco por su "posible paranoia", luego encendió el auto y condució de regreso a su hotel. Debía prepararse para lo que J le estuviera esperando en dos días. Quizás ya había tenido suficiente descanso, o quizás no.

The Golden LoudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora