━━ 𝟢𝟢𝟩: 𝗦𝗜𝗧𝗜𝗢𝗦 𝗦𝗘𝗖𝗥𝗘𝗧𝗢𝗦

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𝓙un abre sus ojos y piensa que aquel día sería maravilloso

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𝓙un abre sus ojos y piensa que aquel día sería maravilloso. Oye el cantar de los pájaros a través de la ventana, y le recuerda de forma inevitable a su hogar; el como ella cada día despertaba sabiendo que cuando el sol se fuera poco a poco, ella iría con Miya a la playa para pasear mojando sus pies en el mar. Y, el acordarse del mar, le hizo también recordar cuando ella, con Wakasa, fue a aquel bonito parque que él había elegido específicamente porque creyó que le recordaría a Jun a donde ella procedía. Un bonito acto desinteresado que provocaba que Jun se sintiera especial.

Aquel día tendría su primera clase en el conservatorio después de muchas semanas sin poder estudiar lo que realmente le apasionaba. Eso era parecido a un martirio para Jun; porque a pesar de que tocaba el viejo piano de pared que sus abuelos habían restaurado para ella y de que seguía componiendo cuando sentía las notas musicales entremezcladas con sus confusos sentimientos, Jun sentía que se estaba quedando estancada.

Podría parecer absurdo, pero si Jun no estudiaba para poder progresar, sentía que estaba malgastando su tiempo. Quería darlo todo por el piano; porque éste era el único que podría llegar a comprenderla al cien por cien. También quería exprimir hasta la última gota de talento que ella pudiera tener dentro, para hacer memorable aquello que comenzó siendo un mero hobby, pero que terminó siendo su vida entera y su vía de escape para la cruel realidad.

Porque Jun muchas veces se sentía vacía, pero cuando tocaba el piano, se sentía completa. Sus sentimientos cobraban vida a través de la música y salían al exterior, evitando que Jun se volviera loca por tenerlos dentro.

Su abuela solía decir que aquello era el real trabajo en equipo; aquella extraña relación de amor que Jun y la música mantenían y que nadie más que ellos dos entendían.

—Buenos días, Junnie.— sonrió su abuelo cuando la joven entró a la cocina por la mañana, donde se encontraba él en compañía de Miya. —¿Qué tal has dormido?

—Bien, abuelo.— contestó ella, tomando asiento al lado de su hermana para desayunar lo que tenía delante en la mesa. —Aunque puede que esté un poco ansiosa por las clases que tengo esta tarde en el conservatorio.

—No te preocupes, lo harás genial. Dejarás embobado a tu profesor o profesora.

—«¿Y qué tal te fue la cita con Wakasa?»— Preguntó Miya llamando la atención de su hermana y abuelo. El hombre, por su parte, puso cara de interés mientras miraba de vuelta a una sonrojada Jun a la par que bebía un trago de su té matutino.

—¿Otra vez?— resopló Jun. —«Wakasa y yo no tuvimos una cita, ¿cuántas veces tengo que decirlo? Solamente me devolvió mis auriculares y me llevó a un parque a dar un paseo».

—Eso en mi barrio se llama cita.

—Abuelo, no ayudas, eh.

Ryu bajó a desayunar minutos después, y Jun tuvo que aguantar las miradas cómplices que se echaban su hermana pequeña y su abuelo. Así que, cuando terminaron de desayunar y Ryu anunció que era hora de marcharse todos, Jun suspiró aliviada y se despidió de su abuelo para marchar a un día más de estudios en su odiosa escuela.

𝐅𝐈𝐑𝐒𝐓 𝐋𝐎𝐕𝐄 ━━ 𝖨𝗆𝖺𝗎𝗌𝗁𝗂 𝖶𝖺𝗄𝖺𝗌𝖺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora