𝐅𝐈𝐑𝐒𝐓 𝐋𝐎𝐕𝐄 ━━ 𝖨𝗆𝖺𝗎𝗌𝗁𝗂 𝖶𝖺𝗄𝖺𝗌𝖺

━━ 𝟢𝟢𝟣: 𝗙𝗔𝗠𝗜𝗟𝗜𝗔 𝗣𝗘𝗥𝗙𝗘𝗖𝗧𝗔

𝓐 Jun le gustaba el frío, pero por otra parte, lo detestaba. Era una chica que era propensa a tener una temperatura más baja de lo normal, y que percibía mucho más los cambios de clima. Eso ocasionaba que sus pies, punta de la nariz y manos estuvieran siempre frías; y en el último caso, era un total incordio cuando quería tocar el piano pero antes tenía que salir de casa y llegaba hasta él con las manos entumecidas por el frío.

Cuando estaba delante de aquel precioso instrumento, Jun quería que sus manos se movieran tal y como su mente deseaba; y siempre que estaba relajada y con las manos calentitas, lo conseguía. Podía cerrar los ojos incluso, porque sus manos se encargarían de crear las melodías más perfectas para que su oído y el de los demás disfrutaran de tal belleza.

Jun solamente tocaba y creaba arte; todos los que habían escuchado el como lo hacía, podían confirmarlo. El como aquella muchacha adolescente con talento natural para el campo de la música podría emocionarte de una manera que jamás habías pensado; te haría saltar de la alegría si tenía un buen día y lo transmitía a través de la música, pero también podía hacerte llorar como nunca por la melancolía de sus piezas si estaba triste. La música y el piano era lo único con lo que Jun contaba para desahogarse, y por eso, ponía sus sentimientos y cada emoción en sus manos y en sus melodías.

Sentada delante del piano que había estado tocando durante incontables años, decide que es un buen momento para despedirse de él a su manera. Lleva sus manos hasta sus teclas, los pies hasta los pedales, cierra los ojos y comienza a tocarle con la maestría y delicadeza que la caracterizaba. Jun podía ser una torpe en su día a día, también una persona muy distraída y con mucha pereza para hacer las cosas; pero no lo era cuando se trataba de su tan preciada música.

Borra de su mente aquello que podía hacerle daño de alguna forma. El como un día hacía no mucho había entrado en casa y se encontró con un hombre ajeno a su familia, con sus padres gritando a todo pulmón y con aquel desconocido recogiendo su ropa de suelo para marcharse de casa ya que le habían pillado infraganti con la madre de los hermanos Nishida. El amor daba asco; tanto como para hacer promesas falsas que terminarían rompiéndose de una manera demasiado dolorosa. Eso, Jun lo sabía demasiado bien por sus padres.

—Hoy pareces tensa.

Las manos de Jun paran su travesía y la melodía se detiene, haciendo que sonara con eco la última nota utilizada. Los ojos de la chica se abren lentamente para ver al señor Nakamura, su antiguo profesor de conservatorio, en la entrada de la clase con una pequeña sonrisa en su arrugado y amable rostro de hombre mayor y con amor por la música.

—Es normal que lo esté.— suspiró Jun. —Es la última vez que pisaré por aquí.

—Pero, no será la última vez que toques un piano.— restó importancia él, acercándose hasta el instrumento para acariciar la caja de resonancia con sus dedos. —Este de aquí es un vejestorio como yo, ¿por qué siempre estabas tan empeñada en tocarle? Hay muchos que son nuevos y que pueden sonar mejor.