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Incluso las olas no pueden llevarse nuestros nombres en la arena.

Nunca pudieron, nunca podrán...

Abrí la puerta principal ganandome la atención de mi esposa la cual venía con nuestra pequeña en brazos, con una gran sonrisa me dio un beso, el cual dude en responder ya que quiero saber si realmente está embarazada o si será una de las bromas de la doctora Li.

-¡Maki! No sabía que venías, me hubieras avisado para hacerte una cena especial cariño-

-Siento no haberte avisado Nico-chan, es que estaba ocupada-

-No hay problema, ya estas aquí con nosotras y eso es lo importante-

-¡Mamá! ¡Mamá!- gritaba una pequeña Dia en los brazos de mi esposa esperando a que la cargara.

Miré con atención el rostro de Dia, ella seguía esperando a que yo la alzará, pero toda mi atención estaba en su lunar, ese el cual heredó de mi madre, ver que mi pequeña tiene cierto parecido a ella me hizo sentir muy feliz, ya que claramente no quiero perder a mi madre, pero sé que si en algún momento ella llega a faltar su recuerdo siempre estará acompañándome con Dia aquí.

Sonreí a mi pequeña mientras la tomaba de los brazos de mi esposa, ella estaba muy emocionada en mis brazos, igualmente yo también estaba muy emocionada de verla y tenerla en mis brazos, empecé a repartir besos en su rostro mientras le decía cuanto la extrañé y lo mucho que la amaba mientras ella solo reía tranquila.

-Iré a la cocina a preparar algo para que comas-

Mientras Nico-chan se dirigía a la cocina no pude evitar estudiarla con la mirada para ver si encontraba algo diferente en ella, pero no veo ningún cambio importante respecto a su cuerpo.

No veo que haya engordado, ni mucho menos que su pecho creciera ni un poco, aunque no creo que un segundo embarazo afecte su pecho ya que ella hace meses dejó de amamantar a Dia.

¿En verdad estará embarazada? Y de ser así, ¿Cuánto tendrá de embarazo? Camine detrás de ella con nuestra pequeña en brazos, ella comenzó a cocinar algo mientras yo la observaba desde la entrada de la cocina esperando a que me hablará sobre su embarazo, del cual no me pidió opinión alguna, pero nada, ella solo me sonreía mientras preparaba todo.

No podía quitar mi atención de mi esposa no solo por el hecho de que me esté ocultando su embarazo, sino también porque la extrañaba demasiado ya que después de todo el tiempo que vivimos juntas durante su embarazo y después de eso, se me hizo una costumbre pasar con ella la mayor parte de mi tiempo, y que eso me haya sido quitado por un estúpido virus por el descuido de un país, es horrible.

Después de tantos años a su lado cada vez que miro su rostro no puedo evitar compararlo con la Nico-chan de diecisiete años de la cual me enamoré, aunque sigue siendo ella misma muchas facciones de su rostro han cambiado por unas más maduras.

-¿Por qué me estás observando tanto?- Preguntó sonrojada, no ha cambiado en nada la forma que yo la hago sentir, al igual que la forma en la que ella me hace sentir.

-¿No puedo observar a mi esposa?- Preguntó con un tono obvio

-¡Claro que puedes! Solo que es extraño que me mires tanto y más con esa mirada-

-¿Qué mirada?-

-Esa mirada, como si yo fuera lo más precioso del mundo-

-Eres lo más precioso del mundo Nico-chan, y si los demás no piensan así no es mi problema porque igualmente seguirías siendo lo más precioso de mi mundo-

-Maki...¿En dónde quedó mi tsundere?-

-Sabes que no puedo evitar ser honesta contigo Nico-chan, ya que la honestidad es la base para todo matrimonio, así que quiero ser tan honesta contigo a como me gustaría que tu lo fueras conmigo- Comenté remarcando la honestidad para ver si con eso comenzaba a hablar sobre el embarazo.

-¿Cómo está tu mamá? ¿Ya está mejor?- preguntó de manera suave cambiando de tema

No entiendo como con esa super indirecta muy directa no entendió lo que quise decir, y si lo entendió no sé porqué cambia de tema, ya debería soltarlo de una vez al ver que yo sospecho que oculta algo.

-No, solo empeora, me da miedo perderla, no quiero que ella muera- dije con lagrimas saliendo de mis ojos por la idea de pensar en que mi madre muriera.

-No amor, no llores, ya veras que todo estará bien, tu mamá es una persona fuerte y tu eres una de las mejores doctoras que conozco y mira que gracias a ti conozco muchas, vas a poder ayudarla a sanar, vas a ver que ella pronto estará aquí nuevamente jugando con nuestra princesa- Dijo mi esposa tocando mi rostro mientras besaba mis mejillas

Dia solo nos observaba, ella para su edad era alguien bastante inteligente, ya hasta sabe caminar, pero le gusta que la tengamos en brazos, es una pequeña muy caprichosa y consentida, al igual que yo lo fui con mis padres.

-Últimamente siento que no hago nada bien, no paso el tiempo contigo y nuestra bebé, estoy perdiendo pacientes, mi madre esta peor cada día por esa mierda, siento que mi mundo se está derrumbando-

-Eso no es cierto amor, además si tu mundo se derrumba, yo me derrumbare contigo, y aquí estaremos Dia y yo siempre para ti, como una familia-

-Hablando de eso- Le di un beso a mi pequeña, fui rápidamente a su habitación para dejarla ahí recostada, ya que no quiero que escuche una discusión entre su madre y yo, entré nuevamente a la cocina ganandome la atención de mi esposa la cual ya tenía una sopa de tomate preparada para mí- ¿Hay algo que quieras decirme Nico-chan?-

-¿Sobre qué?-

-¿Te vas a hacer la que no sabe?-

-No entiendo de que estas hablando Maki- Dijo a la defensiva

-¿Segura? Pues te voy a refrescar la memoria, ¿Cuándo planeabas contarme sobre tu embarazo?-

Pude ver en su rostro su expresión de sorpresa, ya que ella no se esperaba aquello.

Para Toda La VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora