El rey.

169 13 44
                                    

¡No olviden votar!


Tenía unos brazos calientitos a mi alrededor, solté un suspiro y me acurruqué más contra el cuerpo detrás mío.

Y luego algo hizo click en mi cabeza.

¿Dónde estoy?

Abrí los ojos, viendo el brazo pálido en mi cintura, sentía una respiración en mi nuca. ¿Qué hice anoche?

Observé toda la ropa tirada en el piso.

¿Me rompió un calzón? ¿Con quién me metí anoche?

No era tiempo para pensar, como pude salí de la cama, procurando no despertar al hombre.

Y qué hombre...

Me sonrojé, dándome palmaditas mentales en el hombro, ¿Cómo mi nulo nivel de coqueteo me hizo llevarme a este hombre a la cama?

Pequeño, pero piernas largas. Un torso amplio. Una mullet de cabello negro, labios rosados, y muy bonitos.

Él se movió.

Entré en pánico, robando un abrigo largo que había en el suelo, me puse mis tacones y sí, salí corriendo al ascensor, para luego ingresar en el espacio. No ví ningún condón en el piso, soy infértil, pero las enfermedades...

¡Sólo a mí se me ocurría tener relaciones con un desconocido!

Cuando el ascensor llegó al primer piso y se abrieron las puertas. Me sonrojé al notar a un hombre mirándome, miró el abrigo con un brillo familiar en sus ojos y yo salí corriendo, tomé un taxi entre jadeos.

—Señorita, ¿Está bien? —El chófer preguntó, levemente preocupado.

La verdad parecía una loca.

Parecía un león por mi cabello, tenía cara de recién levantada y recién... Eso.

Asentí a su pregunta y le di la dirección de mi casa, el abrigo tenía dinero, por suerte.

Cuando llegué a mi hogar, me tiré en la cama. No sin antes llamar a Soyeon para contarle el chisme.

—¿Qué es más importante que mi serie de Netflix?

—Me acosté con un desconocido y salí huyendo del hotel.

—...

—...

—¡No jodas! ¡Esa es mi Lee!

Chilló, dejándome casi sorda.

—¡No digas tonterías! ¡No recuerdo lo de anoche!

Casi lloraba. Le dije también que no habíamos usado protección.

—Bueno, no es taaaaan, escandaloso, por lo menos no habrá criatura. Ve al hospital para hacerte una prueba por sk te contagió.

—¿Vendrías conmigo? —Pregunté, con un puchero que ella no podía ver.

—Por supuesto, cariño.

Sonreí.

Dos semanas después pude ir al hospital con Soyeon, cabe destacar que había empezado a sentirme muy mal. Náuseas, mareos, vómitos. Y una extraña adicción al chocolate.

—Si fueras fértil diría que es embarazo.

Nos miramos seriamente y luego empezamos a reír.

—Nah, no lo creo, ven, es nuestro turno.

Pasamos al consultorio.

—¿Señorita Lee?

El doctor Park nos miró a ambas y Yo alcé mi mano tímidamente, mh, qué señor tan guapo. Le conté sonrojada lo que había pasado.

Tsunami. (One Shots de Kim HongJoong-ATEEZ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora