Lies

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—No estoy interesado en ti.

Crack.

Sí, ese fue mi corazón al escuchar las palabras de la persona que estaba realmente enamorada. Sólo atiné a tragar saliva. Realmente me vi deprimente. Él sólo me observaba en silencio. No pude hacer otra cosa más que salir corriendo de ahí, y cuándo él ya no me veía, decidí llorar.

Veía el camino borroso por culpa de las lágrimas, intentando tapar mi cara para que no vieran mi rostro. ¿Ya dije que me veía deprimente? Sabía que no tenía oportunidad al ser humana, pues Kim HongJoong era el alfa de su propia manada de siete personas más. Probablemente él le interesaban las chicas que fueran más... aptas para su raza.

Orgullo de leones, al fin y al cabo.

No sabía por qué había decidido confesarle mis sentimientos... ¿Estaba tan loca?

Ah, ya sé porqué.

El maldito alcohol.

Patalee como niña de cinco años en mi cama y seguí llorando, al menos el capitán había decidido ayudarme al verme mareada y diciendo muchas incoherencias, pero yo definitivamente la tuve que cagar.

Fácilmente podría decirle que me equivoqué de persona.

¿Y si huyo del país? 

Porque conociéndome no sería capaz de dirigirle la palabra. ¡Nunca lo hice! Ante su presencia siempre me sonrojaba, hacía una reverencia y huía. Siempre fui demasiado débil ante él. Caí profundo.

Sorbí mi nariz, abrazando mi muy cómoda almohada. Quizá ya era hora de tomarme un respiro. Irme de vacaciones un tiempo.

Volvía a huir, pero era lo mejor. 

Empecé a arreglar mi maleta, aún con mis leves sollozos, quería enterrar mi cabeza en la tierra para no salir nunca. Seguí arreglando mis cosas. Eran dos maletas en total. No sabía cuánto tiempo me quedaría. Decidí darme un bajo caliente para relajarme, de nada me servía llorar. Era hora de olvidar a Kim HongJoong y seguir adelante con mi vida, por más que hiciera latir mi corazón con fuerza. Salí de la ducha, poniéndome ropa cómoda. Le mandé un mensaje a mi mejor amiga, hoy no saldría al bosque como de costumbre.

Cuando mi cabeza tocó la almohada, me dormí al instante.

Narra ¿?

—Ya está todo en orden, señor.

La persona mencionada sonrió ladinamente. Si todo salía como planeaba, podría atrapar a su enemigo. Tan fácil como manipular a un niño con un dulce.

—Cómo debe ser, inútil, ahora tráeme mi té. —La voz del hombre hizo temblar al chico, el cual corrió torpemente a conseguir el té a su líder.

Uno muy tirano.

Cuando ya fue de tarde, nuevamente hice mis necesidades y me arreglé, tratando de ignorar la tremenda llorada que había dado la noche anterior... De nuevo.

Mi teléfono no tenía ningún mensaje, mis esperanzas de que él hubiera mandado uno se habían ido a la mierda.

¿Qué si me esperaba que mandara un mensaje diciendo "Me equivoqué, realmente me gustas mucho"?

Pues, sí.

Yo pensando tonterías y él seguramente ni tenía mi número.

Tsunami. (One Shots de Kim HongJoong-ATEEZ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora