| P R Ó L O G O |

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Seúl, Corea del Sur, 2011. 

10:00 PM




La noche cayó sobre la fría ciudad de Seúl. 


Choi HaRa caminaba por las algo solitarias calles con el único objetivo de llegar a tiempo a la parada de autobuses antes de que el último del día pasara. El motivo de su tardío regreso era simple y sencillo: un castigo injusto y horas de detención extras por culpa de un mal entendido en clases. 


Los pastelones de su falda color gris se balanceaban al compás de la brisa, al igual que su largo y algo ondulado cabello. 


El silencio era algo acogedor, demasiado. Cualquier persona en su sano juicio correría a un lugar con más gente, pero por alguna extraña razón, a HaRa le parecía algo relajante no escuchar tanto bullicio en las calles de la ciudad. Miró de nuevo la hora en su reloj de muñeca, 10:00 pm para ser exactos. 


"HaRa, tu padre viene de regreso a casa. Espéralo en la oficina de correos de la calle Chamsil."


- Mierda - susurró la castaña al leer el mensaje de su madre. 

¿Porqué no se lo había dicho desde antes? Así pudo haber evitado caminar hasta la avenida central. 


Resignada, giró sobre sus talones comenzando de nuevo su travesía de regreso. Tarareando una canción y aferrada a las correas de su bolso, esperaba con ansias llegar a su hogar para tomar una ducha caliente, comer algo preparado por su madre  y jugar un poco con su pequeño hermano el cual, a pesar de su corta edad, sabía como alegrar los días de su Noona. 


A unos pocos metros se alcanzaba a ver la oficina de la calle Chamsil, solo tenía que esperar un poco más  que el señor Choi llegara por su hija mayor. La oficina yacía con las luces totalmente apagadas y ese icónico letrero con la palabra "CERRADO" ya estaba ocupando su puesto sobre la puerta de cristal. 


"Ya estoy aquí, espero a papá. Quiero un buen palto de sopa de kimchi cuando llegue". 


Pero no todo es como lo deseamos, ¿cierto? 


El brazo de HaRa fue jalado con una fuerza impresionante siendo arrastrada hasta uno callejón aledaño a la oficina de correos, justo a un costado. El cuerpo de la chica chocó contra el asfalto dejándola aturdida por unos minutos, miró a sus lados encontrando a nadie... Pero su suerte no fue la misma al notar aquella silueta parada justo frente a ella. 


- Pequeña niña, ¿Qué haces sola caminando por las calles a esta hora?  - esa voz, áspera y algo ronca heló los nervios de HaRa. 


Aún sobre el suelo, comenzó a alejarse, arrastrándose sobre este no importándole rasgar la tela de su falda y calcetas. 


Aquel hombre solo se acercaba más y más a ella, dejándola acorralada contra la pared de ladrillos a sus espaldas. 

S A N T U O K A ; Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora