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Un molesto y confundido Jungkook apareció como por arte de magia justo detrás de mí. ¿No estaba demasiado cansado como para moverse del sillón?

Su mirada estaba fija en mi, y después de lo que parecieron horas, se concentró en el hombre guapo que me hacia compañía. La lengua de Jungkook presionaba su mejilla de manera constante.

- ¿Qué haces aquí? Pensé que dormirías un rato - intenté sonar lo más tranquila posible, aunque por dentro era un manojo de nervios.

- Quise bajar a desayunar con MI esposa, pero veo que estás en algo importante.

Pude imaginar que en la cabeza de Jungkook comenzaban a crearse miles de historias, la forma en cómo vió aquella escena donde un desconocido compartía una charla amena acompañada de risas y demás con su esposa, no dejaba mucho a su imaginación de macho.

- Solo estábamos hablando, Jungkook.

- ¿Y esa rosa? - cuestionó de vuelta.

- La.. La rosa es..- - momento perfecto para tartamudear, HaRa.

- Es para mi novia - y de nuevo, Eriol apareció al rescate.

- ¿Y tú eres? - preguntó Jungkook.

- Eriol, Eriol Samuels - contestó.

- ¿Sabes quién soy yo? - Eriol negó. - Soy el esposo de HaRa, Jeon Jungkook.

- Mucho gusto, Jungkook.

- Para mi no es un gusto..-

- ¡Jungkook, basta!

- Lamento haber interrumpido. ¿Quieren que me vaya? Puedo volver después de que intercambien teléfonos y se tomen fotos - su tono, bastante sarcástico para mi gusto, era notorio.

- ¡Jungkook!

- Dime, mi amor - ambos nos mirábamos con molestia.

- Creo que lo mejor será irme - de nuevo, los ojos filosos de Jungkook se concentraron en Eriol.

- Si, deberías - contestó.

Eriol caminó hacia mí, depositando un pequeño beso sobre mi mejilla.

- Tenías razón, creo que no es muy amistoso - susurró en mi oído. Repi por lo bajo. - Fue un gusto conocerte, HaRa.

- Lo mismo digo, Eriol.

Poco a poco, aquel chico que logró sacarme de mi pequeña depresión, salió por la puerta del restaurante perdiéndose entre la gente que caminaba por los elegantes pasillos de la villa. Me quedé pasmada viendo hacia un punto sin importancia de la mesa mientras pensaba en mi siguiente movimiento, el cual, debía ser cauteloso. El energúmeno de Jungkoook seguía viéndome de esa forma intimidante y definitivamente la idea de salir corriendo no era la mejor opción.

- Lo mismo digo, Eliot - en un pobre intento de mi voz, Jungkook habló.

- Es Eriol.

- Me da igual, ¿Qué fue todo eso?

- ¿Quieres desayunar? - la mejor opción del momento: cambiar de tema.

- No, mi apetito se fue directo al caño. Es más, me dieron nauseas.

- Bien, como quieras.

Me levanté bruscamente de la silla saliendo lo más rápido que mis pies me permitían de aquel lugar. Caminé hacia el ascensor para evitar una guerra con Jungkook, no tenía ánimos de volver a la misma monotonía de estos días.

Cuando las puertas de metal se abrieron de par en par entré y presioné el botón del puso donde se encontraba nuestra habitación, pero las manos masculinas de Jungkook detuvieron que las puertas cerraran entrando a mi lado.

S A N T U O K A ; Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora