Capítulo Once

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El sonido de golpes en la puerta levantaron a Gulf, con la luz entrando por la pequeña ventana anunciando que había amanecido, tallando sus ojos ardidos y pesados, se levantó sin ánimos arrastrando los pies. 

—Ya voy—anunció con voz apagada.

Cuando abrió la puerta un pelinegro preocupado se abalanzó sobre él para abrazarlo. 

—Creí que te había pasado algo—dijo el pelinegro, revisando de la cabeza a los pies.

—Estoy bien, pasa.

—Gulf te has dado cuenta la hora que es, ¿qué fue lo que pasó? Vine en la mañana y toque por una hora, pensé que no estabas fui a buscarte al hospital y me dijeron que no llegaste a trabajar y no sabían nada de ti, después fui con el cura Willy, pero dijo que aquí estabas. Aunque también dijo que no te molestara.

—¿Qué fue lo que dijo? 

—Me dijo que te dejará en paz y que no quieres nada conmigo, solo estás confundido. ¿Es cierto que te ordenaras como cura? 

A gulf le sorprendió escuchar eso, al parecer el cura había tomado la decisión por él, queria negarlo, quería muchas cosas. Pero debía hacer lo correcto, lo que le enseñaron, hacer a un lado ésta sensación de querer estar con el pelinegro, debía poner un alto y encerrar con candado esto que sentía.

—Es cierto—afirmó dándo la espalda al pelinegro.

Mew estaba en shock, lo de gulf confundido lo sabía, se había arriesgado desde que supo que tenía una religión, pero cuando no lo rechazó estaba seguro de que el enfermero lo estaba aceptando. Pero lo de ordenarse no se lo esperaba, entonces era definitivo, el enfermero ya no quería nada con él. 

—Y... ¿qué pasa con lo que tenemos?—se acercó lento al enfermero.

—No tenemos nada, solo fue un experimento—decía con voz quebrada. 

—¡Gulf mírame a los ojos y dime qué no te gusto!—exigio agarrandolo de los hombros.

—¡Suéltame!—vociferó encarando—¡Me das asco! ¡No quiero que me toques o verte de nuevo! ¡Eres una abominación para este mundo! 

Mew no podía creer que Gulf le estuviera diciendo eso, después de lo que pasó entre ellos—¡No decías lo mismo cuando gemiste esa noche, entre mis brazos!

—¡Cállate!, Solo fingía, jamás estaría contigo en serio. 

Mew apretó su mandíbula, la garganta le quemaba de todo el dolor que se estaba tragando, en serio había creído que el enfermero lo aceptaba, pero una vez más se equivocó, el enfermero solo era un hipócrita, fingiendo ser creyente de Dios y su amor, que por otro lado te apuñalan la espalda sin piedad, sin consolación.

—Me equivoqué contigo. Me enamore de ti creyendo que eras diferente, como la luz que ilumina mi sendero, pensando que eras lo más bueno de este asqueroso mundo pero resulta que eres lo peor. —Acusó sin más, saliendo de aquella habitación con el corazón destrozado, humillado, engañado. 

Gulf soltó a llorar cuando el pelinegro se fue, se dejó caer en el piso agarrando sus rodillas, con lágrimas fluyendo sin parar. Había lastimado al pelinegro y de la peor forma, en realidad no quería decir nada de eso, las palabras solo fluyeron sin ninguna emoción, solo con el motivo de destruir y alejar al único ser que le dió esperanzas, que lo cuido, que se preocupo y lo acepto. Ni siquiera le molestó el hecho de que él fuera extraño, pero ahora no había nada, había destruido lo único bueno en su vida y debía afrontar las consecuencias, debía olvidarlo debía arracanrselo de su mente y corazón.

 Ni siquiera le molestó el hecho de que él fuera extraño, pero ahora no había nada, había destruido lo único bueno en su vida y debía afrontar las consecuencias, debía olvidarlo debía arracanrselo de su mente y corazón

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Diferente [MewGulf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora