Gulf es ayudante de un cura exorcista. No tiene miedo, ni duda de su espíritu fiel. Pero a su vida llegará alguien que lo hará cambiar de opinión, lo hará dudar de si mismo y el mal querrá aprovechar tal oportunidad para arrastrar a Gulf y llevarse...
Después de desayunar y qué Gulf pidiera cubrir su turno en el hospital, los dos se dirigieron a la gran casa de los Pirapat, en esta ocasión no solo estaba Earth sino también Pon, el esposo de la Señora Pirapat.
Ordenando que los familiares se quedarán afuera. Entraron a la habitación alumbrada con una lámpara en la esquina, observando a la Señora Pirapat amarrada de las muñecas y tobillos, les informaron que de la noche a la mañana empeoró, diciendo maldiciones y tirando cosas por todos lados..
"TRÁIGANME A ESE HIJO DE PUTA"
"WILLIY, MALDITO ALCOHILICO, MARICA DE MIERDA".
Todo esto lo repetía una y otra vez riéndose con una voz profunda y enloquecida.
El cura procedió a bendecir la cruz que llevaba en una mano y bendijo a Gulf para que estuviera protegido.
Gulf estaba dudoso de estar allí, se sentía fuera de lugar, temeroso, desconectado, además no pudo confesarse antes de estar allí. Eso le preocupaba, puesto que no puedes enfrentar a un demonio sin purificar y tener la conciencia limpia.
Vio que el cura Willy empezó a esparcir el agua bendita y la señora Pirapat empezó a moverse como loca en la cama. Gritando ensarteses.
–HIJOS DE PUTA
–MALDITOS HIPÓCRITAS
–VENGAN A LAMERME EL CULO
Gulf bajo la cabeza tratando de orar. Cerró los ojos y pronunció los salmos que le seguían al cura.
—Gulf ¿a qué vienes?—hablo suave la señora Pirapat.
Gulf abrió los ojos de golpe todavía orando pero sin mirarla. Sabía que no era la señora Pirapat hablando.
—Gulf el santo, gulf el bueno, gulf el hijo del diablo.
El enfermero seguía sin prestar atención
—¡Gulf no me evadas, mírame!.–ordeno.
Gulf seguía orando al igual que el cura.
—¿Gulf dónde está tu novio?—preguntó con voz dulce.
El enfermero no se detuvo, aunque le sorprendió escuchar la palabra novio.
–Yo sé que te gusta, Sé qué quieres ser follado por ese idiota de sentimientos puros.–rio burlándose.
Gulf cerró los ojos más fuerte—Gulf no pares sigue orando—demandó el cura.
–¡Cállate maldito borracho!, estoy tratando de tener una conversación con el dulce Gulf.
A gulf le empezó a temblar el labio no podía hablar, de repente se le había olvidado todas las oraciones que sabía de memoria.
–Dime ¿te gustó lo que hizo ayer, gemiste como una perra?
Está vez el enfermero prestó atención y la vio con los ojos bien abiertos.
–Oh sí, eres una maldita perra come pollas, junto con esa mariquita de Mew. Me llevaré su alma donde será follado como la puta que es.
—Cállate, déjame en paz—gritó Gulf empuñando sus manos. —Gulf no hables estás rompiendo las reglas. —dijo el cura exaltado.
–Al carajo con tus reglas comebolas del Vaticano–río fuerte.–Tú noviecito visitará el infierno y me encargaré personalmente de él –Dijo sacando agresivamente la lengua moviendola a todos lados.
—¡No! ¡Dejalo en paz!—grito Gulf acercándose y agarrando de la ropa a la señora Pirapat que reía sin parar.
—¡Gulf contrólate!—dijo el cura agarrándolo de los hombros para aventarlo al piso. —Venite, Pure et Beate Virginis! Veni! Marie Virginis matris mee. Bellator potens contra Satanam—empezó a decir el cura tirándole agua bendita a la señora Pirapat.
–Déjame maldito, ¡aaah!–se retorcía la señora Pirapat.
Poco a poco la señora Pirapat volvió a la normalidad regularizando su respiración y quedándose dormida en su cama.
El cura al ver que ya estaba mejor se dirigió a Gulf y lo levantó del brazo con fuerza.
—¿Qué fue todo eso? Jamás debemos dialogar con el demonio. Perdimos la oportunidad de liberar un alma—dijo enojado—No prestar atención es la clave o acaso lo que dijo es cierto—preguntó el cura.
Gulf no contestó, se sentía abatido, las manos le sudaban y sentía que las piernas le temblaban.
El cura Willy salió con Gulf a dar la noticia de que la señora Pirapat aún no estaba del todo bien y mañana vendrían de nuevo.
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Cuando se fueron de la casa Pirapat se dirigieron a la casa de Gulf. El enfermero abrió la puerta de su pequeña habitación, estaba confuso, mareado, pesado, se sentó en una silla e invitó al cura a tomar asiento.
—¿Estás bien? Te ves pálido—se puso de pie, buscó un vaso, sirvió agua del grifo y se la dió a Gulf.
—¿Que fue lo que pasó allá, Gulf? Jamás habías perdido la compostura.
—N–no lo se—tartamudeó culpable.
—Es por el sobrino de Ananda, tienes algo con él. Esa es la razón de que el demonio te atacara ¿Verdad?
El enfermero, no contestó, solo bajó la cabeza, tragando el nudo en su garganta.
—Gulf, el don que tienes es único, no hay más como tú. Piensa que serías de gran ayuda para el Vaticano y aún mejor si tienes el hábito. Has sido creyente desde pequeño, conoces las leyes de Dios, conoces lo correcto, no te desvies—aclaro el cura levantándose de la silla y saliendo de allí.
Gulf se quedó solo analizando cada palabra del cura, estaba decidido aceptar que Mew le gustaba pero ahora con todo lo sucedido, posiblemente por eso fue débil ante el demonio. El mal había encontrado su debilidad porque se había desviado del camino correcto, por eso miraba, soñaba y presentía cosas inexplicables. Antes de Mew no tenía miedo, no lo molestaban. Esa era la única explicación a su tormento. Dejó caer lágrimas de impotencia, se preguntaba, ¿Por qué estaba mal? ¿Por qué había conocido a Mew? ¿Por qué si estaba mal, su corazón latía como loco ante el pelinegro? Término de ahogarse con el dolor de su corazón, llorando hasta quedar seco.
Pasaron las horas, los minutos y se levantó sin ánimos, encorvado camino hacia la cama y se dejó caer en ella, sin cambiarse, sin comer, solo con ganas de desaparecer.
💌Esto es todo por hoy. Si tienen alguna duda pueden preguntar. Cuidense.