│❝hasta que la muerte los separe❞

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Los Rebeldes

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El príncipe ojiazul fue el primero en entrar a la  edificación, todas las personas hicieron reverencia ante el heredero. Se ubicó en medio del  altar para esperar al príncipe Harry .

Pasaron dos minutos y una lenta melodía empezó a ser tocada por un pianista, Louis sabía que era momento. Todos los presentes se pusieron de pie y voltearon para ver como las enormes puertas se abrían.

El príncipe Harry entró del brazo de su hermana, su cara se adornaba con una tierna sonrisa. Louis sonrió calidamente, ambos se miraron al estar a una corta distancia y asintieron para luego escuchar las palabras del juez de paz.

Realmente ninguno estaba prestando atención a las palabras del anciano hasta que se dirigió a ellos para comenzar a decir las típicas frases.

El príncipe Louis comenzó.

—Yo, Principe Louis de Costa Luna te quiero a ti como legítimo esposo y me entrego a ti. Prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida —dijo mirando fijamente a los ojos del príncipe.

Todos miraban enternecidos a los príncipes.

—Su turno —le habló el juez a Harry.

Harry suspiró y habló.

—Yo, Príncipe Harry de Costa Estrella te quiero a ti como legítimo esposo y me entrego a ti. Prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida —Harry observaba aquellos azules profundos.

No notaron cuando ambos tenían los ojos cristalizados era un momento en el que tenían que estar felices pero en sus cuerpos solo invadían los nervios y el miedo.

—Ante el poder que me cedé el estado, los declaró esposos. Pueden besarse —dijo el anciano con una sonrisa.

Ambos rápidamente se posicionaron en frente del otro, se miraban fijamente sin saber que hacer.

Harry actuó, el príncipe Louis pudo jugar que el aire se le iba, cerró los ojos esperando por los labios de su ahora esposo. Pero no, a esto solo recibió un dulce beso en la mejilla. Miró al príncipe y éste lo miraba con una sonrisa pícara.

Los monarcas se pararon y comenzaron aplaudir, los demás  lo hicieron después. Harry se animó a sostener del brazo a Louis  y dirigirlos hasta sus padres. Los reyes de Costa Estrella abrazaron fuertemente a los recién casados, luego lo hizó la Reina Amelia colocándole a ambos un beso en la mejilla y por último, el Rey Felipe. Abrazó primero a Harry y  luego a Louis,  se separó de su hijo, se acercó a su oído y le susurró:

—Ve afuera y demuéstrales al pueblo que serás el mejor rey que la nación haya  deseado.

Louis sonrió para luego mirar a Harry, éste  entendió al momento, lo sostuvo del brazo y salieron para encarar a la multitud. Louis temblaba, estaba a nada de convertirse en rey y por otro lado, Harry esperaba ser aceptado por el pueblo.

Las puertas se abrieron y ambos quedaron estaticos. Miles de gritos se escucharon, los saludaban, repetían sus nombres una y otra vez, les tiraban flores blancas y flameaban las banderas demostrándole apoyo a los recién casados. Louis al ver que miles de fotógrafos se acercaban, con lentitud se acercó un poco a Harry y le habló al oído.

—Tiene la corbata desarreglada — habló y luego vió a la multitud.

—Lo siento, estoy tan cansado que ni me fije en eso —contestó tratando de acomodar el accesorio.

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