| "un pacto"

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La mañana había pasado tranquila, los ex monarcas de la nación habían decidido mudarse ese mismo día. Confiaban plenamente que la, ahora, Reina Lauren haría todo bien desde el momento uno.

El reloj marcaba las 15:00p.m. Harry se encontraba en el cuarto tratando de dibujar algo.

La verdad que era muy bueno haciéndolo, su círculo más intimo lo sabía y ahora también Louis, que habia notado que varios dibujos encuadrados llevaban la  firma del Príncipe Harry. Después de que un imbecil le haya hecho creer que era malo en absolutamente todo, dibujar era como su refugio, lo que no podía decir en palabras lo volteaba en una hoja. Sabía que era bueno, nadie podía decir lo contrario pero  por las dudas le ocultó a este ser miserable lo que le apasionaba, ya que sin dudarlo Marcos iba a tirar malos comentarios y el dejaría de lado  el dibujo por alguien que solo le gustaba rebajarlo.

La  puerta se abrió de par en par,un Tom entraba muy sonriente.

—Hola hola hola—saludó .

—¡Por Dios, algun día moriré de un infarto!s—dijo Harry agarrándose el pecho.

—Que exagerado—Tom rodó los ojos— ¿Que haces?—Preguntó acercándose hacía el escritorio.

—Nada, jugando al ping pong—habló con un tono sarcástico.

—JA JA JA, que gracioso el príncipe Harry—largó un risita falsa.

—Nada, por ahora es solo un boceto—corrió un poco los materiales enseñándole lo que había hecho a su hermano.

—Bien...—Tom sonrió viendo a su hermano.

—¿Que pasó? Habla...—dijo mientras dejaba el boceto de lado y dirigía la mirada hacia Tom.

—Vengo a despedirme.

—¿Despedirte?

—Ahora de que Lauren es reina, me  designaron trabajo y empiezo por AndaLucia, aparte de que la  princesa Dove también asistirá—explicó.

—¿Tu y Dove?—preguntó Harry levantando la ceja.

—No no no no, solo somos amigos.

—Bien...—sonrió con picardia.

—En serio—rodó los ojos—. En fin, despídete bien de tu hermanito—hizó un puchero.

Harry largó una carcajada, se levantó y  abrazó a Tom.

—¿Sabes que te extrañare mucho?—preguntó Harry  en el abrazo.

—Claro que lo se, también lo haré—contestó.

Se separaron y se miraron fijamente.

—Cuídate Tom.

—Cuídate, Harry—le dió una palmadita en el hombro —. Voy a saludar a tu esposo y advertirle que le arrancaré los huevos si te lastima —dijo mientras salía de la habitación, Harry soltó una fuerte carcajada.

Fijó la mirada en la puerta hasta que esta fue cerraba, suspiró y volvió a su dibujo.

Pasaron dos horas desde que Tom se fue del palacio.

los rebeldes-lsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora