You good to go?

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Camelot (4 meses antes)

Al despertar aquella mañana, Regina sentía la cabeza darle vueltas. Dolía tanto, incluso por un instante se preguntó a sí misma, si acaso la noche anterior había ingerido siquiera una gota de alcohol. Se tomó la cabeza en ambas manos en el instante en que se sentó sobre la cama. No fue si no, hasta que creyó escuchar las voces de su hermana y Robin fuera de la habitación, que se levantó de la cama.

- ¿zelena? - se tallaba los ojos al salir de la habitación. - ¿qué traes en la mano? - le vió morderse el labio, titubeante mientras miraba de reojo al arquero, quien le tomó la mano y asintió, para darle fuerzas.

Su ceño se frunció automáticamente al verles ahora más cercanos, aunque le achacaba al embarazo ,aunque aún seguía incomodandole un poco. Pues hasta, hace poco, aquel hombre, había sido su supuesto "amor verdadero".

Pronto su mirada se vio puesta sobre el libro que alzaba frente a ella su hermana. - encontramos el diario de Merlín - una sonrisa se formó en su rostro mientras miraba a la pelirroja, al fin tenían algo por donde comenzar la búsqueda de aquel Mago.

Les hizo entrar en su habitación al ver por encima el libro, conocía aquella escritura. Gold se la había enseñado cuando apenas era una novata aprendiendo magia.

Tomó el libro entre sus manos y lo abrió. - vaya - hojeó el libro poco a poco. Tal parecía que el mago se había tomado enserio el relatar su día a día en ese libro, todo comenzaba desde el inicio de la magia. En el, relataba cómo en medio del desierto, había pedido un milagro tras varios días caminando bajo el sol. Iba con un amigo, estaban cansados y lo único que había pedido era agua. Y de la nada, una copa se les había hecho presente, decía que primero había dudado. ¿Quién demonios dejaría una copa de oro en medio del desierto? Era algo completamente inexplicable. Imposible. Se había negado a tomarlo pero su acompañante, iracundo, lo empujó y tomó la copa entre sus manos. No fue, si no, hasta que el hombre frente a él, se convirtió en cenizas, que asustado dió un paso atrás.

Entonces, pidió una plegaria, a quien fuera. Quien lo escuchase. Se acercó nuevamente a la copa y la tomó con cuidado. Describe la sensación como inexplicable. Su cuerpo vibró al estar en contacto con aquel objeto y sonrió, mirando al cielo, agradecido. Para luego beber de ella. Menciona que aquel día, al dejarse caer en la arena ardiente, algo pasó. En aquel sitio, donde no crecía ni un arrollo de agua, floreció, manos apenas tuvieron contacto con la arena.

La morena, no podía creer lo que ella leía. Merlin, no sólo era un mago con un poder, capaz de combatir a la oscuridad misma. Si no, que era el mismo mago, que años atrás había traído la primera pizca de magia al mundo.

- ¿qué es lo que dice? - preguntó la pelirroja, al ver que su hermana no despegaba su vista de aquel libro.

Regina estaba tan concentrada que no le escuchó. Estaba tan enfrascada en la historia que se le presentaba, que no notó la mirada preocupada de Robin y Zelena.

Siguió pasando las hojas, historia tras historia. Pero, se detuvo en una que le llamó la atención, si bien, todas las demás tenían sólo ciertas fechas. Esta tenía un título. La llamaba "el día que conocí a mi enemigo". Tal parecía que el mago se había comenzado a sentir tan solo, tenía varios milenios vivo y nunca se había enamorado. No fue, si no, hasta aquel día en un pueblo al que iba de paso, que la conoció. Su nombre, Nimue. La chica era de tez morena, quizá de un metro y sesenta centímetros. Ojos color avellana. Cabello oscuros y rizado. La describía como una chica muy servicial. Alguien amable.

Alzó una ceja, si este capituló iba de la chica que conoció y de la cuál, se enamoró. ¿Porqué llevaba aquel título?

Siguió leyendo, fueron mínimo unas 30 páginas, donde describía como al final, la muchacha se había decidido a seguir su camino junto a él y, un día, simplemente se besaron. Ella le confesó sus sentimientos y él, aunque reacio a compartir los suyos. Terminó completamente prendado de ella. Fue amor a primera vista. Y, aunque era inmortal e inclusive sabía que en algún momento se tendría que despedir de ella. Decidió quedarse.

La historia pintaba para algo muy lindo. Para un final de cuentos, donde el inmortal, al final renunciaba a todas sus labores para quedarse junto a su amada hasta el final de sus días.

Una sonrisa se le escapó, el mago más poderoso que había pisado la tierra, se había enamorado de una muchacha y tal parecía, estaba dispuesto a todo con tal de hacerla feliz.

Siguió la lectura, tal parecía que habían pasado ya varios días y algo inquietaba a su entonces novia. El mago le cuestionó sobre lo que sucedía y la mujer le hizo saber sus dudas. Ella sólo quería saber de donde había obtenidos sus dones o si, era un milagro de la vida y había nacido con ellos. En un inicio, le pareció de lo más tierno y con el corazón lleno de amor, no pudo negarse a mostrarle de donde provenía todo ese poder.

Nunca se esperó que la situación se tornara de aquella manera.

Al caer la noche, guió a la chica hacia el bosque, su mirada era preocupada, nunca se habían adentrado completamente solos y a esa hora. No fue, si no, que vio su mirada apaciguarse al llegar frente a donde una antorcha de tamaño considerable, iluminaba, lo que parecía un altar. Cuenta que él tomó su mano y le acercó a dicho lugar, y que, aunque algo dudosa, se dejó guiar. Él le contó su historia, desde él principio, sin omitir detalles. Y ella parecía fascinada con ello. No fue, si no, hasta que ella le mencionó que entonces podría compartir su poder, que aquello ayudaría en muchas cosas, que ya no tendrían que pasar por hambrunas ni les faltaría el dinero con ello.

Entonces algo hizo "click" en su cabeza. Ósea, no era que el plan de ella para combatir la hambruna y la pobreza, no fuera un plan bueno. Todo lo contrario. La cosa, fue el brillo en su mirada mientras veía la copa sobre el altar. La ambición que podía entrever en su mirada. Negó e intentó alejarla de ahí, forcejearon, sabía que podría haberla alejado con magia pero, no quería hacerle daño. Y entre forcejeo y forcejeo, es que ella tomó la copa y bebió de ella.

Se alejó al sentir la magia frente a él y la copa cayó de sus manos, rompiéndose en el proceso.

Horrorizado, trato de juntarla nuevamente con ayuda de la flama de la antorcha, logrando sólo poder convertirla en una espada.

Entonces los gritos de la chica se hicieron presente.

Primero, apenas audibles chillidos y luego los gritos más desgarradores que hubiese escuchado.

A ella, la copa no la había convertido en cenizas, si no, en algo mucho peor. La piel, antes de color morena, se había puesto de un color verdoso oscuros, cubierta de escamas. Sus ojos, entonces avellanas, se convirtieron en dos pozos completamente oscuros. Sostuvo la espada, con miedo. No sabía lo que sucedería pero, de una cosa estaba seguro, no podría dañarla y menos, cuando la amaba tanto.

Se rehusó a huir de ahí y dejarla. Espero a que sus gritos se detuvieran pero, se mantuvo en su lugar. Y entonces sucedió, alguna fuerza invisible lo mandó a volar, dejando caer en el proceso la espada, está partiéndose de la punta en el instante en que golpeó contra una roca. Y Merlin, quedando inconsciente al golpearse contra un árbol.

Relata, que no recuerda que sucedió después, no fue, si no, hasta que despertó al amanecer que, al levantarse y buscar a Nimue, no encontró ni rastro de ella, ni de la punta de la espada. Así que, decidido, enterró el resto de la espada dentro de una roca, poniendo un conjuro sobre la misma, para que sólo aquel puro de pensamiento de corazón, fuese capaz de sacarla de ahí. Hasta entonces, aquel que osara querer poseerla con la finalidad de hacer daño, sería juzgado por la espada y se convertiría en polvo.

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⏰ Última actualización: Aug 26, 2023 ⏰

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Las Lágrimas de Un ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora