_____ y Bang Chan son amigos desde la secundaria, al llegar a la universidad conocen a una chica llamada Minnie quien se interesa en Chan.
_____ debe irse del país por un tiempo. Así que elabora una pequeña guía para Minnie sobre Bang Chan, de tal m...
¿Ya te había mencionado que Bang Chan es sumamente habilidoso en muchas áreas?. Igualmente es seguro que lo sepas, todo mundo lo sabe.
Chan es un chico que disfruta de aprender y experimentar con tanto se le cruce en la cabeza. Nunca se cansa de intentar cosas nuevas. Siempre llega un momento donde piensa que es un buen día para aprender algo más. Es alguien que no conoce la frase "no puedo", siempre busca lograr lo que se propone, a veces a su modo, pero de alguna u otra manera, siempre consigue hacer lo que quiere.
Su habitación es un museo de trofeos, medallas y reconocimientos. Ese chico es una verdadera joya. Lo mejor es que no es obligado a hacerlo, es su propia naturaleza. Canta, baila, rapea, toca instrumentos, es bueno en toda materia académica, es bilingüe pero próximo a ser poligloto, deportista, skater y la lista sigue y sigue.
Pero como el Yin Yang, su parte blanca viene acompañada de una negra. Bang Chan se desempeña tanto en sus actividades y se entrega tanto a estas, que a veces es posible que te veas arrastrada en ello. Dice que es como entregarte una parte de él, pero se vuelve un poco incómodo romperle el corazón cuando le dices que no puedes seguirlo porque no es algo para ti.
Aunque no lo parezca, yo sé andar en patineta y sí, fue gracias a Bang Chan. ¿Has visto la cicatriz en mi antebrazo?, bueno permíteme contarte el origen. A continuación:
EL DÍA QUE SUPE QUE NO ERA BUENA IDEA SEGUIR A BANG CHAN EN TODAS SUS LOCURAS.
Bang Chan me mostró el volante que había encontrado pegado en un poste de luz, cerca de casa. Me dijo que ambos deberíamos aprender a andar en patineta, para así, cuando se nos cansaran los pies, entonces pudiéramos simplemente sacar la patineta y andar libres por ahí. Por alguna razón, la idea sonó tan bien saliendo de su boca.
¡Pero, oh, sorpresa!, él estaba usando su gran habilidad con las palabras.
En ese entonces, Bang Chan ya sabía manejar y su padre no le negaba el auto para poder moverse. Pero en mi mente sólo estaba dibujada la escena donde me cansaba de ir caminando y sacamos nuestras patinetas para andar.
Vamos, ¿Qué podía salir mal?
Nos presentamos en el lugar dónde estarían dando la clase. Nuestras madres, en unas de sus salidas nos compraron unas patinetas que hacían juego, algo así como esos típicos hermanos a los que les compran exactamente lo mismo pero con diferente color. Los chicos de ahí me dieron su apellido y los dos éramos conocidos como "los Bang".
Las primeras lecciones fueron bastante sencillas. Nos enseñaron la manera de mantener el balance y la posición en la que debía estar nuestro cuerpo, todo perfectamente bien. Fue en el tercer día que la cosas dieron un giro de 180°. Apenas había aprendido a mantener el equilibrio, mientras avanzaba unos 20 centímetros de distancia, cuando nos llevaron a las rampas para aprender a subirlas. Me dispuse a no hacerlo, y aún sigo cuestionándome que tan mal debía estar de la cabeza como para haberle hecho caso a Bang Chan y pretender que iba a lograrlo tan fácilmente como él.
La cosa está en que media hora de clase fue suficiente para obtener alrededor de veinte caídas seguidas. Una tras otra, tras otra. El último intento parecía ser el bueno. Pude bajar la rampa perfectamente. Avancé unos cuantos metros más, pero me había olvidado de la manera correcta de frenar, así que sólo tropecé y caí, abriéndome gran parte del antebrazo. Al final, tuvieron que coserme porque la orilla de la rampa se volvió sumamente filosa para la velocidad en la que iba. Fue en ese punto donde descubrí que las patinetas no eran lo mío y donde le dije a Bang Chan que si algún día nos cansamos de caminar, lo más lógico sería tomar el autobús o andar en el auto de su padre.
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Estaban en descanso. Los campos de la universidad comenzaba a llenarse de personas antes del comienzo de las clases. Una bola de gente se ubicaba en medio de estos campos, dejando saber que definitivamente algo interesante estaba ocurriendo ahí.
Minnie iba pasando y curiosa por el hecho, decidió acercarse. Ahí estaban los amigos más populares llamando la atención de los presentes. Cuando pudo entrar entre la multitud, logró ver a nueve sujetos acostados en el suelo, casi como salmones en su lata. Abrieron paso y entonces se vio a Minho corriendo con bastante vuelo para luego brincar sobre aquellos chicos. Logró pasar al otro lado, pero perdió el equilibrio y cayó sobre el último, así que debía unírseles arriesgándose a ser aplastado por el siguiente corredor.
Bang Chan se alejó unos cuantos metros para tomar vuelo y todos golpearon el lugar con un silencio suspensivo.
—¡Te mataré si caes sobre mí Bang Chan! —amenazó Lee, abrazando el brazo de Seungmin, mientras cerraba los ojos, esperando a que el otro hiciera su entrada.
Bang Chan soltó un suspiro y entonces comenzó a correr. Era veloz. Incluso más que en la carrera de relevos. Dobló sus piernas con agilidad y se elevó de la misma manera. Como si hubiera saltado sobre un trampolín, logró sobrepasar incluso un metro más lejos de la posición de Minho. La gente estaba sorprendida y los gritos no se dejaron esperar. Incluso el entrenador y la directora de la universidad se habían olvidado que iban a detenerlos por el peligro que representaba ese acto.
Al final, los siete creadores del juego fueron llamados a dirección para levantarles un castigo, sin embargo, no podían negar que todos habían sido testigos de una nueva gran habilidad de Bang Chan, el canguro humano.
«Que divertido sería ser Bang Chan y poder hacer todo eso».Pensó la chica, mientras veía a los siete amigos barrer las aulas echándose la culpa los unos a los otros.
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