2 | La lista de Camille

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Una parte de mí empezaba a arrepentirse de haber aceptado las tareas a cambio de poder salir a medianoche

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Una parte de mí empezaba a arrepentirse de haber aceptado las tareas a cambio de poder salir a medianoche. Pero las haría de todas formas. Jade y yo teníamos planeado vernos en Nochebuena desde hacía semanas ya que apenas habíamos tenido tiempo de vernos gracias a los exámenes finales.

Luego de que mamá hubiera aceptado el trato, me entregó una lista con las tareas en las que debía ayudarla.

Esa era la razón por la que me arrepentía.

Cosas que Camille tiene que hacer para ver a su novia en Nochebuena:

Sí, ese era el título que le había puesto a su parte del trato. Sabía que era intencional, lo de tomarme el pelo, debía ser algún bonus de madre el poder pinchar a tus hijos cuando tienen pareja.

Seguí leyendo:

Escribirle a todos que recuerden la cena.

Envolver y esconder los regalos de las gemelas.

Conseguir el mantel de Navidad.

Comprar los ingredientes para las galletas de jengibre. (Se me olvidó XD).

Nunca debí aclararle que "XD" no significa "Por Dios", ahora no deja de usarlo para todo.

Último, pero no por eso menos importante... Terminar de adornar el árbol.

Si Camille es capaz de completar todas estas tareas antes de la cena de Navidad, tendrá el total permiso de su madre, Zara, para que pueda ir a ver a Jade, también conocida como "crush y novia de Camille".

Que la suerte esté de tu lado :)

Att: Mamá

—Ay, por Dios. —suspiré, terminando de leer la lista—. Me meto en unas cosas...

Tomé asiento en la silla del escritorio y creé un grupo de WhatsApp con todos mis primos y tíos. Nombré el grupo como "Cena de navidad wuooo" y dejé una corta nota en la descripción del grupo que rezaba:

"Como falten les hechizo para que tengan patas de gallina en lugar de pies por toda la vida. Están advertidos <3".

Yo: «La cena es a las 9:30 pm. NO LLEGUEN TARDE, POR FAVOR, que a mamá está por salirse los ojos del estrés», tecleé con premura, dando vueltas en las silla de escritorio.

Alex: «Wow, qué dulce. Llevaré ponche con alcohol, je, je, je».

Tío Carlos: «Qué linda la descripción del grupo se nota lo mucho que nos quieres».

Charlie: «¿En serio sabes hacer hechizos? :0»

Bueno, la verdad, no. Pero había copiado en un cuaderno los glifos de la serie que veía, aunque no sabía si lograría intimidarlos con unos garabatos sacados de un programa de dibujos animados.

Seguí respondiendo sus mensajes y las preguntas que lanzaban mis primos más pequeños sobre cómo los hechizaría y si podían pedir qué tipo de hechizo echarles.

Cerré los ojos y me recosté del espaldar de la silla, reposando mis brazos sobre mi estómago. Una tarea menos de la lista. Tal vez merecía una recompensa, como una siesta de media mañana, pensé, acomodándome en posición fetal, abrazando mis piernas.

Estaba deslizándome lentamente al sueño, pero el repentino impacto detrás de mí me hizo gritar y caer hacia atrás con la silla incluida.

—La puta madre —solté, me removí con el peso de la silla aplastándome hasta que unas manos quitaron el mueble de encima de mí.

Me encontré con mis hermanas mirándome con indiferencia desde arriba.

—¿Y los regalos? —preguntaron al unísono.

Me daba miedo cuando hacían eso. Sobre todo cuando estaban vestidas igual. Sus trenzas golpearon mi cara cuando se agacharon, rodeándome.

—¿Cuáles son nuestros regalos? —insistieron con semblante serio. Parecían mafiosas.

—Sí, gracias, estoy bien, no se preocupen —respondí, levantándome.

Ni se inmutaron, solo mantuvieron la misma cara expectante, esperando que les diera la información que querían. Qué miedo dan.

—No sé dónde están los regalos.

—¿A quién quieres engañar, Cam?

—Sabemos que mamá te dio una lista y que tienes que envolver los regalos.

«Estas niñas tienen cámaras en la casa, estoy segura».

—Bueno, ya está bien, Mini Espías. No sé dónde están los regalos, y si lo supiera tampoco les diría.

—¿Qué es Mini Espías? —preguntó Rina, dándole una mirada confundida a su gemela.

—Debe ser una película vieja —respondió Jana, alzando los hombros.

—Tampoco me insultes así, niña —las empujé hasta que salieron de mi cuarto—. Vayan a ver Peppa Pig o algo.

Cerré la puerta y recogí la lista y el teléfono del piso.

Las escuché quejarse, hasta que encontraron otra distracción y se fueron escaleras abajo.

«Me asustan, insultan y pretenden que les diga cuáles son sus regalos. Sí, claro»

Tomé la interrupción de la siesta como un mensaje del universo y decidí que sería mejor seguir con las tareas y terminar antes todo lo que tenía que hacer.

Al menos eso planeaba, hasta que recordé un detalle. No había pasado a recoger el regalo de Jade en la tienda.

—No puede ser, no puede ser —repetí recogiendo mis cosas antes de salir volando por la puerta. 

❆❆❆

Hola, ¿cómo andan? Yo quiero multiplicar el tiempo para tener más chance de escribir, pero se hace lo que se puede *sigue llorando*

Bueno, creo que no tengo mucho que decir, díganme qué les parece el capítulo y si creen que Camille saldrá viva (spoiler: más o menos).

Amo a las gemelas, tengo que decirlo. Son la fuente del mal, qué genias. 

Espero que les haya gustado, recuerden comentar, votar y compartir. ⛄💜

Les quiero, cuídense, beban agua (a mí se me olvida, pero ustedes háganlo) y no hagan tratos que involucren listas en las festividades. 

Baiii, nos leemos. 

 

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Like angels in the snowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora