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—¡¿Para esto querías que tuvieran privacidad?!— Jennie sólo miró a su suegra después de ver un buen rato el suelo, y sonrió nerviosa. El señor Bruschweiler la estaba jalando de la camisa y casi estaba levantada del suelo mientras Lisa estaba detrás de ella, renegando.

—¿Qué estaban haciendo?

—Estaban a cinco segundos de... de tener cosas que mi Lili no debe hacer con esta delincuente.—La castaña sólo sonrió nerviosa de nuevo, negando.

—Só-sólo estábamos hablando...

—Y estábamos hablando así porque queríamos estar cercanas, ¡Mamá, dile a mi papá que no vuelva a entrar a mi cuarto cuando esté Jen!

—Marco, te prohibo que vuelvas a entrar a la habitación de Lisa cuando esté Jennie.—En cuanto la mayor tocó el suelo, apenada fue detrás de su novia, sosteniendo su cintura y ocultándose detrás de ella, viendo arriba de su hombro al hombre furioso.

—Pe

— Liz, vuelve arriba, te juro que tu papá no volverá a subir, no te preocupes.

La menor sólo torció sus ojos, entrelazó las manos con su novia, y volvieron a subir, ahora cerrando la puerta con seguro para que la pelinegra se volviera a acostar en su cama, pero la mayor sólo la veía con los ojos bien abiertos.

—Amor, ven.

—Be-bebé, tu papá me odia.—Se sentó a su lado, la vio, e hizo una mueca.-Lo siento mucho...

— Nini, ¿Vives con tus padres o sola?

—En la universidad tengo una habitación, y mi roommate casi nunca está, ¿Por?

—Podríamos pasar las tardes ahí. Sonrió, acercándose más a ella y juntó sus labios, besándola lenta.—Sin que nadie nos moleste.

—¿Quieres ir a pasar tiempo conmigo? —Sonrió mientras la besaba, y la otra asintió, haciendo sonreír a la mayor.—Si quieres podemos ir en este momento.

[...]

—¿Ella es tu novia?—Preguntó alzando una ceja, viéndola, y sonrió, acercándose a la menor.

—¿Cuando te dije que quería tener un momento privado con mi novia, tú pensaste que sería buen momento para venir y estar molestando aquí?—La otra asintió, sonriendo, y en el cenicero depositó alguna cenizas de su cigarro.—Mientras esté Lisa no fumes, por favor.

—No molesta, osi

—Si yo no lo hago frente a ti, ella menos. —La pelinegra mayor sólo la imitó, moviendo sus labios y apagó el cigarro en el cenicero, haciendo sonreír a Jennie — ¿Ahora puedes irte?

—Es mi habitación.

—Pero fue mía primero.— Lisa sólo vio la habitación de la otra, que se veía tras la puerta, y notó que la de su novia era la más organizada (que en realidad era un decir porque las dos eran un desastre) y en ella notó varios posters de bandas, películas y revistas, y sonrió al ver todo un apartado de fotos suyas impresas, los peluches de osos que le había regalado, y varios dibujos de conejitos que seguro ella había hecho.

Sonrió.

—Pero quiero conocer a tu novia.—Un puchero.

—Ella no te quiere conocer a ti.— Respondió seca, y después tomó la cintura de su novia mientras la guiaba a su cama, sonriéndole, pero después volteó a ver a su amiga de manera agresiva.—Nunca te la pasas aquí pero cuando te pido que lleves tu trasero a otro lado tú sólo te quedas aquí a molestar.

—¡Llora más fuerte!—Tomó una cajetilla de cigarros, sus llaves, y le torció los ojos antes de salir. Jennie por fin sonrió al ver a su novia sentada de una manera tímida en su cama.

—Por fin solas.—Dijo, riendo, y después su novia se sentó a su lado. Lisa ladeó su cabeza mientras la veía, al mismo tiempo que ladeaba su cuerpo para verla, y llevar su mano a la nuca contraria.

La menor anteriormente había leído un artículo que era 'Cómo aumentar la tensión entre tu pareja y tú' y una de ella era dar caricias suaves. Lisa no quería provocarla para tener relaciones en ese momento porque Jennie le había dicho que no estaba lista, así que ella también lo entendía y quería asegurarse que las dos lo estuvieran realmente, así que sólo comenzó a acariciar a la otra, que las caricias le fueron de maravilla.

La castaña sólo se acercó a ella, sostuvo su cintura, y comenzó a besarla de forma lenta, sujetándola de manera fuerte y después se separó levemente para verla.

—¿Crees que tu padre se enoje si comienzas a pasar más tiempo aquí conmigo?

—Obviamente, pero, ¿A mi qué? Mi mamá me apoyará en convencerlo, así que no hay problema.—Y se volvieron a besar, Lisa notando que Jennie estaba más que aliviada al no tener a un hombre de 1,93 metros y musculoso detrás de ella, observándola.

- ¡no soy una niña! ャ JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora