Jennie no había esperado eso.
Estaba manejando el carrito del mandado mientras veía a Lalisa leer la lista concentrada, con su ceño fruncido, y suspiro.
— Tú eras la recadera de mi papá, ¿Verdad? — la más baja asintió, acercándose, viendo la nota. La otra se la cedió — entonces entiendes su letra, yo no.
— Deberías entender su letra, ¿qué tal si un día deja un acertijo?
— Recurro a ti — Jennie comenzó a reír mientras se acercaba a Lalisa y besaba su frente, haciéndola reír, queriendo acercarse a sus labios, y lo logró. Un pequeño piquito fue el que dejó en los labios de la otra mientras ambas reian.
Los besos mientras se ríe, son los más felices, puros, unos que muestran verdadera felicidad. Jennie tomó la lista para leerla, viendo sólo 5 ingredientes.
— Creo que tus padres irán a acampar — los ojos de la otra llegaron a la lista, haciéndose la sorprendida, abriendo su boca.
— ¿De verdad?
— Si. mira, pidieron salchichas para asar, bombones, chocolate, galletas y repelente — Lalisa asintió, echando los productos pedidos en el carrito al mismo tiempo que la castaña lo empujaba, sacando sus dudas— ¿Pero de la nada? Ellos te avisan todo...
— Sí, lo sé, es loco, supongo que tendremos la casa sólo para nosotras — ahora la castaña volteo a verla, que veia desinteresada la farmacia, haciendo un mohin. Se acercó a ella, poniendo sus manos en sus caderas.
— ¿Quieres un medicamento o algo de la farmacia
Si, como podría decirlo. Condones porque pensaba que habías captado todo lo que le había dicho y hecho las semanas pasadas. Cuando hizo la cena, se terminaron besando en el sillón y por accidente la mano de la otra rozó en su miembro, sacándole un gemido, cuando dijo estoy lista para dar el siguiente paso' y literalmente, pasó enfrente de las cajas de condones, viendolos.
Lalisa sólo la vio fija.
— ¿A ti no? Hay algo romano...
— No sé de medicamentos romanos, no sé de otro. medicamento que no sea paracetamol, lo sabes, amor — quiso bromear, codeándola, formándose para pagar, pero la otra suspiró, haciendo un puchero triste.
Sabía lo que esos pucheros hacían, hacían que Jennie se acercara a ella y le preguntara si estaba bien, pero en ese rato no se le acercó porque estaba ocupada... contando el dinero. Esa vez se lo dejaría pasar, pero no en esa pelicula que veían, aprovechando que estaban solas en su casa.
Se acurrucó contra ella, dejando caer su mano en el muslo de la mayor por "accidente", no notando ningún rastro de incomodidad. Sonrió al verla. fingiendo sorpresa.
— Oh, ¿no te molesta que mi mano esté ahi?
— De hecho no, es cálido, pero tengo que acomodarme mejor — cambio de pierna entrelazada, se apoyó del lado contrario, al de Lalisa, y ahora su mano pasó de estar por su cintura a su muslo, apretándolo, acariciando.
La pelinegra no era una blanca paloma, desde hace meses que Jennie hacía eso, había comenzado a sentir algo diferente a mariposas en el estómago, era diferente, algo más abajo, intimo. Dio un pequeño salto cuando esa mano apretó hasta su muslo interior, casi rozando su intimidad.
Porque no hay que malentender, Jennie no es la primera novia de Lalisa y sí, anteriormente había tenido momentos con anteriores novias, había tenido momentos de calentura y roces, pero quedaban ahí, a nada más. Ahora quería que pasara algo más.
Intentó poner su mejor cara mientras veía a Jennie, que volteo a verla, sonriendo, preguntando por qué había parado. O algo peor. Por que había gemido y dado ese saltito.
La vio preocupada — ¿Te lastimé?
Apenas iba a quitar su mano la pelinegra la detuvo, llevando su mano a esa mano, impidiéndoselo — ¡No, todo perfecto, ni se te ocurra quitar tu mano de ahí!
Jennie sólo relamió sus labios, asintiendo, sonriendo. Sí, no era estúpida, conocía las segundas intenciones de su novia y había hecho ese movimiento con todo el conocimiento de lo que pasaría, porque de verdad, es lo máximo que podría hacer hasta que hablara de verdad con la menor.
Sólo la vio, la besó, y la película se quedó en pausa por un movimiento sutil de Lalisa, que entrelazó sus brazos en la nuca de la otra. Termino entre las piernas de Lalisa, sintiendo su entrepierna rozarse contra la suya, y después de muchos meses de relación, habían rozado sus lenguas, se habían sentido.
Su besó duró mucho más que uno normal de un simple roce de labios, ahora las manos de Jennie viajaron a la cadera de la menor, las manos de Lalísa acariciaban la nuca de la más baja, y sus lenguas estaban en contacto, sintiéndose, encontrándose.
Un roce más y se separaron, sintiendo un pequeño hilo de saliva salir también. Jennie se atrevió a limpiarlo de forma rápido, sonrojándose al ver el rostro apenado de la otra, pero se sonrieron mutuamente. Se volvió a acercar por un piquito, sonriendo, y hablaron.
— ¿En qué estábamos? — quiso volver a ver la pelicula, y la pausaron justo en el momento.
Donde los monstruos de Monsters I.N.C estaban viendo a la cámara, sorprendidos. Lalisa bajó más su short, volviendo a poner la película, sonrojada.
Más que por la escena, porque después de varios meses sintió el miembro de la mayor en su entrepierna, moviéndose, y no sólo lo vio como las demás.
Vio la película con las piernas cruzadas, pero todavía con la mano de Jennie apretando su pierna derecha.
Era un maldito horno en ese momento, un horno prendido, con las llamas del infierno, bajo el sol de agosto en medio de un desierto mientras tenía de carbón fuego vivo.
Por un maldito beso... pero bueno, era EL beso.
El beso donde por fin se besaron con lengua, se rozaron un poco y las manos de Jennie bajaron más por su cintura, a sus piernas, acariciándolas y haciéndolas entrelazarse entre su cintura mientras se movía un poco para seguir el acalorado momento.
Lalisa tragó saliva mientras veía la película con una Jennie riendo al lado, pero igual de sonrojada por haber sentido lo mismo que su novia. Sus corazones latiendo a un ritmo acelerado y un poco apenadas, pero ella, feliz, porque después de meses de cohibirse, le dio a su novia más que un piquito, una caricia y un momento.
Puede, que, hablando y aclarando las cosas, esas mismas cosas cobren más calor, se enciendan y exploten.
Sonrió mientras ahora, su mano se pasaba por la cintura de la menor, acercándola más a ella, para ver la película en leve paz.
"Abajo... abajo... sólo fue un beso..."
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- ¡no soy una niña! ャ Jenlisa
FanfictionPorque una Lisa de 18 años es la novia de una Jennie 21 años, y aunque sea poca diferencia, Jennie no puede dejar de pensar en su novia como en una niña pequeña. Y Lisa quiere que deje de pensar eso. ᰔ Adaptación autorizada, todos los créditos a @ma...