CAPÍTULO 39

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-¡Andrew són perfectos, preciosos!- Dijo Emma sosteniendo a su hijo en sus brazos, mientras Andrew acunaba a su pequeña sentado en un sillón junto a la silla de ruedas donde ella se encontraba.

-¡Así es, mi amor!- Ver las lágrimas de emoción de ella. Estar los cuatro juntos e imaginar que pronto podrían disfrutar de aquella dicha en casa, lo hacían inmensamente feliz.

-Ella estuvo todo el tiempo junto a mí- Andew la miró sin entender a quien se refería Emma.
-Ailsa estuvo todo el tiempo a mi lado, dándome fuerzas, sosteniendo mi mano- Explicó mirándolo.

-Ella te salvó la vida en nuestra historia- Ambas se referían así a la realidad que vivían cuando leían las páginas del viejo libro.

-¿Te conté que la conocí en Edimburgo y fue ella la que me regaló el libro?- Andrew negó.

-Entré en una vieja librería en mi primer día allí, me enamoré nada más verla. Me embriagó la sensación de estar allí, me sentí como si hubiera viajado en el tiempo y allí estaba Ailsa, con su voz dulce y sus palabras cargadas de misterio y sabiduría. Pasar las tardes en su compañía y entre aquellos libros me encantaba- Acarició la mejilla de su hijo con cariño- Ese libro y ella nos han traído hasta donde estamos hoy- Volví pero todo estaba abandonado, era como si hiciese años que nadie pisaba aquel lugar y entonces supe que tu eras el propietario, pero me daba miedo preguntar. Me decía que ella no estaba entre nosotros, que compartió aquellos días para mostrarme mi verdadero camino. y me aterraba hacer real aquel pensamiento al preguntarte. La veía en mis sueños al igual que a tí. Pero ahora al haberla sentido a mi lado el tiempo que estuve inconsciente me doy cuenta que no me había equivocado. ¿verdad?

Andrew había permanecido callado mientras ella contaba todo aquello, pues sus antiguos recuerdos se entrelazaban con las palabras de esta.

-Así es, mi vida. Ella murió cuando yo era un niño. Aunque siempre la he sentido junto a mí. Pasábamos horas en aquella biblioteca. Por unos segundos permaneció callado perdido en los recuerdos- Ella murió el día después de darme el libro. Era mi bisabuela¿sabes? La mujer a la que más he amado en mi vida- Fijó la vista en Emma y la miró con todo su amor- Hasta que llegaste tú. Se que ha sido ella quien nos ha unido. Está con nosotros. Y tenemos la gran dicha de poder compartir nuestra historia junto a ella en nuestros sueños. Pues es ella la que ha hecho que esto sea posible y sé que gracias a Ailsa estás nuevamente a mi lado. Sé que te salvó la vida.

Las lágrimas de ambos mostraban lo que sentían por aquella mujer y haber puesto a su hija el nombre de ella era una muestra de aquel sentimiento. Y su hijo llevaba el nombre de Evan, un gran guerrero y amigo. Dos personas muy importantes para ellos, aunque solo formasen parte de su otra realidad, en aquel viaje en el tiempo.

En ese momento la pequeña comenzó a llorar en brazos de su padre.
Este sonrió.

-Creo que esta pequeña reclama también la atención de su madre. -Y dicho esto dejó a su hija en brazos de Emma y cogió a su hijo que dormía saciado por el biberón que acababa de tomarse..

Llegar a casa era una sensación increíble. Y aunque debía reconocer que estaba exhausto, pues los bebés, la convalecencia de Emma y el trabajo, pues tenía muchos asuntos que resolver, era agotador, no lo cambiaba por nada del mundo.

Dos semanas después Emma estaba prácticamente recuperada. Debian acordar ciertas rutinas para que Andrew no se hiciesen cargo de todo, como había estado haciendo aquellas semanas desde su salida del hospital y aunque contaban con la ayuda de sus padres e Inés, él era quien la acompañaba también en sus sesiones de rehabilitación y los bebés durante la noche reclamaban demasiada atención y aunque no se quejaba, Emma podía ver lo cansado que estaba.
Aquello debía cambiar. Ella se encontraba bastante repuesta y debía aliviar parte de la carga que Andrew había echado sobre sus hombros. Prácticamente no dormía, pues no dejaba que ella atendiera a los pequeños durante la noche para alimentarlos, durante el día cuando no estaban en rehabilitación e Inés y sus padres se ocupaban de los pequeños pasaba las horas trabajando. Debía tomarse un respiro y ella tenía que encontrar la manera de convencerlo. Y aunque aquello seguramente supondría una discusión, no se rendiría hasta lograrlo.

-Amor estoy bien- Cuando él fue a interrumpirla, ella agregó- ¡Puedes comprender que no quiero sentirme como una inválida?

Él se detuvo en seco al escuchar aquellas palabras. Ella cogió sus manos con cariño y continuó hablando.

-Te agradezco de corazón lo que intentas hacer, pero me encuentro bien. ¡de verdad! Necesito sentirme útil.

Andrew la abrazó.

-No puedo permitir que te ocurra nada, no podría perdonarme.

-¿Y cómo crees que me sentiría yo si eres tú quien enfermas?

Ella se separó para mirarlo a los ojos

- Se nota que estás agotado y si sigues llevando este ritmo, serás tú quien caigas enfermo. Sabes que estoy bien. No lo diría si no fuese así, no os haría pasar por lo que habéis pasado poniendo mi salud en riesgo. Pero debes dejarme que también sea parte de esta familia y me ocupe de parte de esa carga que has asumido como tuya. Somos una pareja y debemos compartirla.

-¡¡Casemenos!!- Dijo Andrew tras besarla.

Emma lo miró sorprendida sin creer lo que acababa de escuchar. Él pudo leer la confusión en su mirada.

-¡Cásate conmigo! Hoy mismo, mañana, cuando quiera. Prometo no sobreprotegerte como he estado haciendo, o por lo menos lo intentaré. Pero cásate conmigo. Necesito saber que estarás a mi lado, Que serás mi mujer. Que es real y llevarás mi anillo para que todo el mundo lo sepa.

Ella rió ante aquella muestra de posesividad.

-No necesitas un papel para saber que soy tu mujer, que nos pertenecemos y que somos una familia. Por esa misma razón debes dejar que también me ocupe de los pequeños, de la casa, pues también me corresponde a mí, deseo hacerlo y estoy lo bastante recuperada para ello.

Andrew asintió a regañadientes.

Emma sonrió y agregó.

-Además no quiero un marido demasiado cansado para no poder disfrutar mi noche de bodas- rió cuando él la cogió en sus brazos  y comenzó a dar vueltas por el salón.

-¡Esa es mi española!¡¡Síii!- Gritó

Una vez se detuvo la besó con pasión.

-Prometo hacerte la mujer más feliz del universo.

-Ya lo haces mi amor. Incluso en mis sueños.

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Aquí os dejo otro capítulo mis amores.

Espero os guste, me gustaría saber vuestra opinión ❤️❤️❤️

En las próximas horas subiré otro, recordar hoy conoceréis el final de esta historia. Gracias por vuestro apoyo y comentarios ❣️😘

HALLANDO EL AMOR #COMPLETA#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora