Capítulo 1

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Natalia dió un giro a su coupé (Cadillac) de lujo para pasarse al carril de la derecha, decidida a salir de este lío. El tráfico en la autopista de Los Ángeles solía estar enredado pero hoy estaba peor que de costumbre. Con una suscripción al servicio GPS, podría haberse dado cuenta si habían trabajos de construcción o accidentes en el camino, pero esa opción no estaba disponible en su clásico BMW 850, modelo del año 1999. Su próximo coche tendría GPS...si alguna vez se atrevía a deshacerse de éste. Sintió compasión por los conductores a su alrededor, porque probablemente hacían esto todos los días. Su camino habitual, desde su casa en Bel Air hasta la concesionaria en Beverly Hills, le tomaba doce minutos. Afortunadamente para ella, hacía este viaje al centro de la ciudad una vez al mes, para un desayuno de trabajo con la Cámara de Comercio de Los Ángeles. Como tesorera de la organización, su presencia era obligatoria. Al menos el programa de esta mañana había estado interesante, pensó ella, una presentación secuencial de varias organizaciones comunitarias que participaban para ayudar a los jóvenes en riesgo de la zona.

A Natalia le gustaba la idea de utilizar los recursos de la Cámara de Comercio para hacer de la comunidad un lugar mejor. De la manera en que lo veía, era bueno para los negocios, ya que estaban construyendo una base para los futuros empleados, proveedores y clientes. Por más de cuarenta años, 'Premier Motors' de Beverly Hills, el más alto concesionario de BMW en el sur de California, había otorgado su apoyo a la próspera Sinfonía de Los Ángeles, la ópera, tres de sus teatros y por lo menos una media docena de museos de arte. El concesionario tenía como patrocinador a un importante negocio vespertino que salía al aire en la estación de la radio pública local. 

El padre de Natalia creía que las donaciones de caridad eran mejores si se obtenían de los que compraban autos de lujo. Natalia, quien a los 31 años se desempeñaba como vicepresidenta de la concesionaria familiar, estaba de acuerdo en que el apoyo a las artes era un buen negocio, probablemente la mejor publicidad que el dinero podía comprar. Pero se había conmovido con el programa de hoy, sobre todo por la adolescente que contó una historia personal sobre cómo una organización le había ayudado a superar un hogar abusivo, un mal rendimiento escolar y un acercamiento con las drogas y el alcohol, para convertirse en una estudiante de secundaria con la esperanza y el sueño de convertirse algún día en un líder de la comunidad empresarial de los Ángeles ¿Por qué no podía ayudar también 'Premier Motors' en cosas como esas?

A pesar de perder a su madre a temprana edad, Natalia sabía que había sido bendecida por la buena suerte que le había tocado, suerte de nunca haber sufrido las dificultades que habían sufrido aquellos que vió en la reunión de hoy. Tomando en cuenta todas las buenas acciones que esas organizaciones hacían por la comunidad, parecía un pequeño precio a pagar... 

Un claxon interrumpió sus cavilaciones y se apresuró a acelerar para disminuir la distancia de tres metros que existía entre ella y el coche delantero, sino alguien entraría en ese espacio, retrasándolos por diez segundos. Localizando la rampa de salida de Endicott Avenue, continuó su camino hacia el carril de salida. Endicott Avenue caía en La Cienega Boulevard, donde los semáforos y calles eran preferibles de soportar que esta constante y creciente masa inhumana de autos. 

 Esta mañana ver las luchas de los jóvenes con problemas había sido un respiro irónico de sus propios problemas, que le habían consumido como una nube en los últimos tres meses...incluso más si era sincera consigo misma. Su control se había desvanecido gradualmente desde hacía más de un año, hasta el punto de que ya no tenía ningún sentido de la orientación. Fuerte y segura en el mundo de los negocios, Natalia siempre se había sentido torpe cuando se trataba de su vida personal. Si solo hubiese podido representar gráficamente las eventualidades como lo hacía con sus ventas de modelos, o estudiado los planos de ingeniería en busca de pistas como lo hacía con sus coches. Pero el romance no venía con instructivo. Al menos no para ella.

Shaken- AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora