Capítulo 7

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Alba se estiró en el sofá para agarrar el teléfono, sin quitar los ojos de la batalla en el campo de juego de la UCLA con los Cardenales de Stanford. Recién salida de la ducha luego de haber limpiado su apartamento y lavado su coche, ahora llevaba una camiseta grande en azul y amarillo, con el logo de su alma mater. Sus amados Bruins de la UCLA ya estaban arriba 7-0 en el primer cuarto. 

 "¿Hola?" "Entonces ¿cómo sabías que Luis era un desgraciado?" El juego de fútbol desapareció de su mente al reconocer la voz y sonrió "Natalia, estoy bien. Gracias por preguntar" "Déjame ser tu guía en el reconocido Hotel Coronado en San Diego. Estamos en el baño de damas del vestíbulo principal del Hotel, construído con madera de caoba y estamos admirando los accesorios de latón pulido que adornan los lavabos de mármol finamente tallados" "¿Qué demonios estás haciendo en el baño del Hotel?" "¡Esa pregunta es personal!" dijo Natalia con fingida indignación "Luis sugirió el Hotel para cenar y me detuve aquí para lavarme" "¿Y pensaste en llamarme para decirme que tu cita es un desgraciado? Eso ya lo sabía" "Es peor de lo que pensabas. No vas a creer esto. Vinimos aquí para cenar ¿no? Sólo una buena comida para terminar el día. Así que vine al baño de mujeres y cuando salí, él estaba en la recepción, guardando su cartera y recogiendo una tarjeta-llave de un cuarto" "Estás bromeando" "No lo estoy. No lo podía creer, así que esperé a que saliera a la terraza. Luego fuí a la recepción y pregunté si había reservado una habitación. Al principio, la mujer no me quiso decir, pero le dije que estaba aquí para cenar con él y pensaba que merecía saber sus intenciones" "¡Ese capullo!" "Eso no es lo peor. Ella dijo que él había pedido una cama king-size con vista al mar y una botella de champán en una hielera" 

 Aunque ya estaba hastiada de Luis, Alba no podía creer lo pomposo que el hombre era "¡Qué idiota arrogante!" "Sí. Iba a fingir una migraña, pero parece que no tendré que fingirla, después de todo. Ya me ha empezado. Estoy pensando en alquilar un coche y conducir a casa" "¿Sufres de migrañas?" "A veces" "¿Qué te parece si manejo hasta allá y te recojo? Podría estar allí en unas dos horas y media" comenzó a subir las escaleras para ponerse sus vaqueros. "No podría pedirte que hagas eso" "¿Qué pasa si tu dolor de cabeza empeora? ¿Qué vas a hacer?" "Supongo que pararía y encontraría un lugar para pasar la noche" "Entonces olvídalo. Dile a Luis que se vaya a la mierda. Estaré allí a las..." se dió la vuelta para revisar su reloj "...a las nueve" luego se puso un suéter con cuello en V y un par de zapatos. "Bueno, no me puedo quedar en el baño hasta entonces. Tal vez vaya a cenar y dé un paseo por la playa ¿Estás segura, Alba? San Diego está lejos y manejar de ida y vuelta es muy pesado" "Voy saliendo por la puerta ahora" Katharine solía tener migrañas, así que Alba sabía lo fuerte que podrían ser. De ninguna manera iba a dejar que Natalia condujera sola a casa con una de ellas. 





 Hizo buen tiempo en la autopista de San Diego y entró en el círculo del valet del Hotel a las 8:50 "Estoy aquí para recoger a alguien" le dijo al joven que llevaba un casco tipo colonial, que se había acercado a tomar las llaves. "Alba" Se volteó hacia la voz y de inmediato sonrió "¡Hey! ¿Cómo está tu cabeza?" "Acechando. Si puedo llegar a casa y meterme en la cama antes de que estalle, tal vez no sea tan malo" "Vamos, entonces" sintiéndose repentinamente protectora, tomó a Natalia por el codo y la guió hasta el coche, donde metió la mano por la ventana y abrió la puerta del pasajero. "¿Te he dicho que sé donde puedes conseguir una buena oferta para un coche nuevo?" dijo Natalia con una sonrisa. 

Alba se dirigió nuevamente hacia la autopista 5, presionando para obtener más información acerca de cómo Natalia había mandado a la mierda a Luis "Le dije que no apreciaba que fuese tan presuntuoso y trató de decirme que pensaba que yo debería refrescarme o algo así" "Oh, claro ¿Cómo qué, en un tocador de cuatrocientos dólares?" "Sí y luego le pregunté por el champán y en ese momento se convirtió en una masa de gelatina. Creo que fue entonces cuando se le ocurrió que acababa de cabrear a uno de sus mayores clientes" "Hubiese dado cualquier cosa por ver eso" "Fue todo un espectáculo" de repente Natalia hizo una mueca y apretó la palma de su mano contra la frente. "¿Estás bien?" "Creo que sí. Sólo tengo que cerrar los ojos" "Levanta esa palanca al lateral y reclina el asiento. Puedo detenerme y conseguir algo si crees que ayudaría" Natalia se inclinó en el asiento "Así está bien ¿Por qué no me hablas de tí, así yo no tengo que hablar? ¿Cómo es tu familia? ¿Cómo es que decidiste ser abogado?" 

Shaken- AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora