Capítulo 11

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Para Alba, ese beso era algo más que una reunión de sus labios. Era una confesión inequívoca y estaba completamente dominada por la sensación. La boca de Natalia era suave y cálida, la más dulce que jamás hubiese besado y su lengua tomó la palabra al acariciarla en un nivel completamente nuevo. Demasiado pronto el beso terminó, ambas estaban sin aliento. Sin estar dispuesta a renunciar a este abrazo íntimo, Alba hundió su rostro en el cuello de Natalia. A pesar de la ansiedad de que Natalia repentinamente tuviese dudas, las palabras se reprodujeron en su cabeza "Sólo te quiero a tí" si había una oportunidad en la tierra de que en realidad pudiesen estar juntas, Alba haría lo que fuese necesario para que eso ocurriera. 

Natalia la atrajo más cerca, ahuecando su cabeza con la palma de su mano, balanceándose ligeramente en una forma que mantenía viva las sensaciones. Se abrazaron así durante varios minutos, sin emitir un sonido. Poco a poco, Alba sintió que la tensión de las últimas seis semanas se desvanecían. En su lugar estaba la quietud, como arrullando su alma. "Me he estado volviendo loca sin tí" susurró Natalia"Te he echado mucho de menos" Permanecieron juntas en silencio durante unos minutos, disfrutando la calma. Para Alba, el beso sólo había servido para despertar su deseo. Inclinándose hacia atrás, estudió el rostro de Natalia en busca de signos de incomodidad o incertidumbre. Sin encontrar nada de eso, atrajo su rostro más cerca, sus ojos clavados como dardos entre los ojos y los labios de Natalia. Inclinando un poco su cabeza en el último instante, compartieron una mutua respiración mientras sus labios se encontraban nuevamente.

 El segundo beso se profundizó con pasión ya que ambas fueron arrastradas nuevamente por la emoción y el asombro. Las manos de Alba se quedaron quietas, sosteniendo firmemente los hombros de Natalia. No se trataba de una pasión sensual. Se trataba de saber a ciencia cierta que Natalia estaba allí. Cuando se separaron nuevamente, Natalia besó su nariz suavemente y apoyó su mejilla contra la frente de Alba "Me tengo que ir. Debo salir al aeropuerto a las seis" "No. Nunca dejaré que te vayas" "Papá y yo nos vamos a Múnich mañana por nueve días. Me gustaría irme pensando que tú y yo estamos bien nuevamente" "Estamos bien, Amazona" "Y cuando regrese, hablaremos de todo" "¿Y nos besaremos un poco más?" " Y nos besaremos mucho más que un poco"





 Alba entró a la oficina a las siete y media llena de pura adrenalina. "¿De dónde salieron estos panecillos?" preguntó Paulina. "Los recogí" contestó Alba, divertida por la expresión de sorpresa de Paulina. Probablemente se había acostumbrado a su comportamiento hosco en los últimos tiempos, pero esos días habían quedado atrás. Otra cosa que había quedado atrás...al menos hasta que Natalia regresara a casa...era el horario de trabajo de sesenta horas en el que había caído, para dejar de pensar en lo mucho que le dolía. En lugar de esos pensamientos estaban nuevas sensaciones: besos, abrazos y las palabras suaves y seguras de Natalia. Incapaz de dormir después que Natalia se fue, lo revivió todo una y otra vez. Una parte de ella temía que si volvía a dormir, despertaría sin que nada de eso hubiese sucedido. La naturaleza de Alba era ser insegura. Aceptaba a regañadientes que era el legado de su madre biológica, quien la había abandonado. Su inquietud le llevaba a lugares horribles, como permanecer despierta, preocupada de que Natalia se hubiese asustado después de conducir a casa. Una simple llamada telefónica esta mañana hubiese puesto sus miedos en reposo ¿Por qué Natalia no le había...? No. Ella no lo arruinaría con expectativas sobre cómo debía actuar Natalia. 

 Nueve días se sentían como una eternidad para Alba. Su único contacto con Natalia  habían sido tres mensajes dejados en su buzón de voz "pensando en tí, espero que estés bien", había estado en el juzgado; otro mientras estaba en la ducha y el tercero, mientras estaba sacando la basura de casa. Ahora, resignada a dejar que la basura llegara hasta el techo, Alba se plantó en el sofá todo el sábado, esperando a que sonara el teléfono. No tenía idea de cómo iba a sobrevivir cuatro días más. Mentalmente, se estaba preparando para esperar aún más tiempo ya que Natalia tendría mucho que hacer al llegar a casa. Su avión llegaría a las 4:07 de la tarde del miércoles. Probablemente estaría agotada del viaje, e iría directamente a casa para descansar. Después, querría ir a la concesionaria porque necesitaba comprobar las cosas. Y luego probablemente tendría que dormir, por el desfase de horario. Y ver a su familia. Alba supuso que tendría suerte de ver a Natalia antes del próximo fin de semana, pero al menos podrían hablar en la misma zona horaria. Su miseria se vió interrumpida por el fuerte sonido del teléfono, en todo su pequeño apartamento. Había subido el timbre al máximo, para asegurarse de no perder accidentalmente otra llamada. Sus esperanzas brillaron cuando el identificador de llamadas marcó "fuera del área" "Hola...ella habla...no, no me interesa" el vendedor era persistente, pero Alba no le cedió una pulgada. Lo quería fuera de su teléfono "No, lo único que no me gusta de mi servicio de teléfono actual, es que usted tiene mi número" irritada por la molestia, colgó el receptor, dándose cuenta de inmediato que la luz de los mensajes parpadeaban.

Shaken- AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora