XXXI

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Al día siguiente estaba siempre acompañado del ruso, quien no lo dejaba solo por ningún segundo, ni aunque estuviera con sus familiares y amigos, además, este lo abrazaba y lo mimaba, era algo que sin duda le encantaba y no tenia ninguna queja por ello, pero sabia que a más de uno aquello le molestaba, pero no le daba importancia, ya que solamente eran ellos dos contra el mundo.

– ¿No quieres ir a la cafeteria? No has comido nada durante la mañana

– No, estoy bien por el momento ¿Acaso tu tienes hambre?

–La verdad es que no, por ahora solo procuraré de cuidarte... he notado que el yanqui nos ha estado siguiendo...

– Lo has notado también...

Decía en voz baja y nervioso, mientras que caminaban por solitarios pasillo del edificio, en aquel momento todos estaban en su oficinas trabajando a excepción de ellos y del estadounidense, quien miraba desde lo lejos aquella pareja con mucha furia.

– (Se supone que iba a estar solo... Estrella realmente eres muy desobediente)...

Sin tener de otra fue rápidamente donde ellos, donde al pasar al lado del chileno tomó con brusquedad el brazo de éste, con la finalidad de apartarlo del ruso, quién no tardo en reaccionar por tal acción del americano, por lo que sujetaba con un poco de cuidado la mano de su pareja.

– Suéltalo... AHORA MISMO!

– ¡Yo tengo un tema muy importante que aclarar con él, y si no lo sueltas tu, te vas arrepentir!

– ¡Él no tiene nada que aclarar contigo, él es MI pareja y Mi omega, así que déjalo en paz de una maldita vez psicópata!

– (Por favor, que no se peleen... no quiero más problemas) Ya basta me lastiman! Ugh!

Decía entre quejidos, ya que sus brazos comenzaban a dolerle por el forcejeo, el europeo al notar aquello, miró al americano y le dio un feroz golpe en el rostro, causando que éste soltara al latino de una, por lo que no tardo en atraerlo hacia él.

– ¿Estas bien? ¿Te duele mucho?

– Estoy bien... Solo estoy un poco adolorido... (Ya estoy hartó de esto) Usa, ya te dije que no, no haría tal estupidez...

– Ya lo escuchaste, ahora vete de una vez!

– Quedamos en algo pequeña estrella, más te vale darme un cachorro, si quieres tu tranquilidad

– Yo no quiero!! Yo no soy una puta incubadora!... No entiendo que conseguiras al tener un cachorro mío!

Decía entre temblores y miedo para luego ser abrazado por el ruso, quién se apego aún más a él, para seguido de escuchar un susurro por parte de este, por lo que no evito sonrojarse por lo oído.

– El ya esta esperando un cachorro mío y tampoco voy a dejar que el tenga algo tuyo basura... Vamonos pequeño

Tras dicho aquello se fue con rapidez con su omega, su rostro estaba completamente rojo por sus palabras, al igual que sus manos estaban bastante temblorosas, por como iba a reaccionar el contrario, por lo que trataba de relajarse. Después de unos minutos de estar corriendo, llegaron a su oficina donde entraron y cerraron con seguro la puerta.

- P-Perdón! N-No se me ocurrio o-otra cosa! E-enserió! P-Perdón!

Miraba el piso con mucho nerviosismo y sabía que el contrario no le gustaba hablar de ello, por lo que solo esperaba un golpe o alguno tipo de insulto, pero solamente recibió un abrazo por parte de él.

– (Sería muy lindo la verdad)... No te asustes, no te are nada mi oso meloso, solo lo hiciste para protegerme

Al escuchar aquello sintió como su miedo y preocupación se iban, por lo que no tardo en abrazarlo.

- Al menos el capitalista no te molestara más... o eso creo

– Supongo, pero se dará cuenta que le mentiste y estará hostigandome otra vez... Ya buscaremos como esconder esta mentira, por ahora, solo...

Lo miro un momento para seguido de besar sus labios con timidez, siendo correspondió por su ruso, ahora tendrían más tiempo para estar a solas y sin interrupciones alguno.

– Quedémonos juntitos, hasta que la junta empiece... Solo quiero pasar tiempo contigo

– Claro pequeño, nos quedaremos aquí, todo lo que quieras (Aun no puedo creer que el sea el mismo omega que conocí... Lo cuidaré y lo protegeré con mi vida) Te amo

Sonrió con cariño para si comenzar a besarlo nuevamente, volviendo aquel beso fogoso y apasionante, algo que ambos les encantaba y que no durarían de aprovechar su tiempo.

Omega negadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora