Capitulo 20

483 38 6
                                    

Ehh, Simba- dijo Malkia asustada- en serio no hay otra cosa para comer?-

-No, pero no te preocupes Malkia, son muy sanos y sabrosos-

-Bueno, si tú lo dices-

Resulta que frente a ellos, Simba junto a sus amigos, habían colocado una gran cantidad de insectos y gusanos, que estaban listos para ser devorados. Obviamente esto no les pareció muy apetitoso a los leones, quienes miraban con desconfiaban su comida.

-Bueno, por lo menos tenemos algo que comer- dijo Mufasa tratando de animar a sus compañeros.

-Si es que a esto se le puede llamar comida- contesto Ni

-No teman- dijo Simba -yo también me puse así la primera vez que los vi, pero miren es muy fácil- acto seguido, el cachorro tomo un gusano con una de sus patas, y en un abrir y cerrar de ojos, se lo comió y se lo paso -emm, delicioso-

Los otros leones tan solo vieron con asombro, como Simba podía comerse un insecto con facilidad, y sin asquearse.

-Adelante papá, no tengas miedo-

-Bueno, si mi hijo puede comer eso, entonces porque yo no-

Mufasa tomo entonces un insecto con su pata, y lo acercó a su boca, por un momento dudo, pero al ver qué Simba lo estaba observando, se armó de valor, cerro los ojos, y se lo comió sin mas.

-Ah por Dios, que horror- dijo Malkia horrorizada

Sin embargo a Mufasa no le pareció tan asqueroso como el pensaba, de hecho le había gustado un poco.

-Creo que no está tan mal- dijo Mufasa

-En serio le gusto- dijo Ni asombrado

-Si, creo que si, claro que no se compara con la cebra o con el antílope, pero está bien, vamos pruébenlo-

Malkia y Ni se vieron durante un segundo, y después, armándose de valor también, se comieron cada uno, un insecto.

-Creo que tienes razón- dijo Malkia

-La verdad, prefería a ese jabalí, pero está bien-

-Lo ven, se los dije- dijo Simba -viscosos, pero sabrosos-

Así a medida que avanzaba el día. Simba le mostraba a su padre la jungla en la que había vivido durante ese tiempo, le enseño el arroyo donde Timón y Pumba lo habían despertado la primera vez, así como la catarata donde Pumba lo salvo una vez de caer. Mientras Mufasa también le contaba un poco sobre su viaje, no le contó todo, ya que había omitido el valle de los esqueletos, a los humanos, y sobre todo a Kairel.

Cerca ya de caer la noche, Mufasa y Simba se habían separado de los demás. El joven cachorro había llevado a su padre hacia un gran espacio abierto que había en el centro de la jungla.

-Papa, recuerdas cuando veíamos las estrellas en la noche?-

-Si, claro hijo, lo recuerdo-

-Te sigue gustando verlas, verdad?-

-Si-

-Pues entonces creo que te gustará este lugar-

El lugar en cuestión era una gran pradera, no tenía ni un solo árbol, cerca pasada un riachuelo y a lo lejos se oía el ruido de las cascadas.

-Ven papá- dijo Simba acostándose de espaldas en el suelo

-Simba, que haces?-

-Me estoy poniendo cómodo para ver las estrellas-

-Crei que te pondrías sobre mi lomo, como siempre lo habías hecho-

-Si, pero, Timón me enseñó está postura hacia tiempo, dice que así se aprecia mejor el cielo estrellado. Vamos papá acuéstate aquí junto-

-Esta bien, hijo-

Aunque Mufasa no estaba acostumbrado a acostarse pansa arriba, no se sentía tan mal y pudo darse cuenta de que podía ver mejor el cielo estrellado.

Esa noche, el cielo era un hervidero de estrellas, había muchísimas, más de la que el león había visto en su vida.

-Es impresionante- dijo el mayor- nunca había visto tantas estrellas, ni aún en casa el cielo se veía asi-

-Si- dijo Simba -cada vez que las veía, me acordaba de ti, pensaba que ya formabas parte de ellas allá arriba-

Mufasa rodó sobre si mismo y volteo a ver a su hijo

-Y creía que nunca más iva a volver a verte, hasta hoy- dijo Simba casi soltando en llanto y poniendose de pie -Papá-

-Si hijo-

-No sabes cuánto te extrañe- dijo mientras abrazaba a su padre y lloraba creía que nunca más volvería a verte

Mufasa abrazo a su hijo y lo consoló durante unos momentos, después viéndolo a los ojos le dijo.

-Lo se pequeño, pero te lo prometo una vez más, nunca, nunca, nos volveremos a separar, te lo prometo-

-Papa, te amo-

-Y yo a ti hijo-

Dicho esto ambos se dieron un fuerte abrazo.

Ya a la medianoche Simba se había dormido, acurrucado en el pecho de su padre, mientras esté seguía viendo las estrellas, pensando en su hogar, ya había encontrado a Simba, ahora debía encontrar a Sarabi, su viaje todavía continuaba.


EL REGRESO DEL REYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora