Herido

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En vez de la navaja, percibió un fuerte golpe que le derribó sobre una de las mesas de cristal en el salón. Rompió la superficie, el estruendo fue tal que a penas si ignoró los pequeños fragmentos que se incrustaban en sus palmas.

Abrió de nuevo los ojos, Tony le había empujado y se interpuso entre él y Doom. La navaja había a travesado su mano, sangraba y se derramaba por su muñeca, pero aún con esa herida, empuñó la navaja para que Doom no la retirase e intentara nuevamente apuñalarle.

En ese instante no fue consciente de sí. Había jurado nunca herir a alguien, pero Tony estaba en peligro. Tomó un fragmento del cristal en el cual había caído, lo suficientemente grande como el tamaño de un cuchillo y se incorporó para atacar a Doom, a pesar de que la mano le dolía y su filo volvía a cortarle.

Sólo logró apuñalar su brazo, pero fue suficiente para que soltase la navaja. Estaba a punto de volver a hundir el cristal en su carne cuando Xavier le apartó de Doom y Emma le golpeó el brazo para que soltase el cristal. Mientras tanto, T'Challa rodeó a Doom con su cuerpo y Tony caía en uno de los sofás con la navaja aún incrustada.

En ese momento quería llorar, auxiliar a Tony, pero no podía, no le soltaban.

Los guardias vestidos completamente de negro se llevaron a cada uno, tomándoles por la fuerza y mostrando sus armas para que todos cooperaran. Habían dos puertas, una que les llevaba a los dormitorios y la otra era desconocida. Le llevaron por el mismo rumbo que a Xavier, T'Challa y Frost.

A Tony y a Doom los llevaron por la otra.

Sabía que había gritado, le dolía la garganta. Le llevaron de vuelta a la habitación que compartía con Tony y cerraron.

El silencio era agobiante. ¿Planeaban castigarle? Desde cualquier punto de vista había atacado a un VIP. Eso ameritaba la muerte.

Lanzó lejos su máscara y lloró. Tal vez nunca volvería a ver a Tony.

Después de varios minutos que parecieron eternos, la puerta abrió. Era un guardia con una bandeja con comida que depositó en la mesa donde hacía unas horas había almorzado con Tony. Aquel hombre le ignoró y se marchó sin siquiera mirarle, después volvió a cerrar.

¿Sería su última cena?

Se acercó, tal vez todo estaba envenenado.

En un arrebato, lanzó todo al suelo y volvió a llorar. Estaba harto. Si iban a matarle, deseaba que fuera pronto.

— Qué desperdicio de Paté de Fuá.

Alzó la vista. Al lanzar la charola dorada no escuchó la puerta abrirse. Era Tony, su mano estaba vendada, su ropa tenía algo de sangre, pero se veía bien. Se acercó rápidamente y le abrazó con fuerza, hundiendo el rostro en su pecho y volviendo a romper en llanto.

— ¡Tony! — Su voz se escuchaba ronca, pero estaba muy feliz de volverle a ver.

— Hey, ¿no te duele? Me dieron un gel para las heridas. Por suerte contrataron a mi amigo Banner para los primeros auxilios en la isla. Le pedí un poco para ti. — Intentó apartarle para observar sus manos. Tenía muchas cortadas pequeñas y una mayor en su diestra. — Primero vamos a desinfectar.

Tony se apresuró a tomar con su mano no vendada un pequeño frasco de entre sus ropas, comenzando a rociarle. A Steve le ardía un poco, pero no importaba. Después esparció en sus palmas un gel de color azul que le adormeció al instante ese ardor.

— Con esto debería bastar, pero aún debo conseguir vendas para... — Tony no pudo continuar, le interrumpieron los labios de Steve al instante. Un pequeño beso, a penas un roce que duró unos segundos, pero cargado de cariño.

Aquel contacto sorprendió a Tony. Steve le miraba con sus ojos azules aún un poco hinchados por el llanto reciente. Pero a pesar de ello, a Stark le continuaban pareciendo hermosos.

— Ese... fue mi primer beso... — Murmuró el rubio.

Tony no se resistió y volvió a besarle, esta vez entre abriendo los labios y acariciando la lengua de Steve con la suya. Fue un beso más profundo que el anterior, suficiente para robarle el aliento a Steve.

— Y este el segundo... espero que en un futuro puedan ser más... — Tony acarició su mejilla y le miró con una sonrisa.

— Creo... que debería limpiar el desastre que hice. — Respondió Steve al ver toda la comida en el suelo.

Tony rió un poco y negó con la cabeza. — Deberíamos tomar un baño. No creo que pospongan el juego sólo por una disputa entre los VIP.

Steve suspiró y asintió. Sólo deseaba estar con Tony.

El castaño le llevó a la bañera, desvistiendo a Steve con una mano. Continuó lentamente consigo hasta que ambos estuvieron desnudos. Aún cuando deseaba mirar, Tony no observó más de lo que debía y se adelantó al agua, sentándose y llamando a Steve. El rubio obedeció y se sentó frente al cuerpo del castaño.

Tony se retiró las vendas e hizo una mueca de dolor, de inmediato Steve notó las puntadas en su dorso y palma.

— Lo siento... — Murmuró Steve.

— ¿Por qué? No fue tu culpa... Doom está paranoico, siempre ha sido así. — Tony estiró el brazo al borde de la bañera. — He tenido heridas peores. — Le señaló su pecho, había una larga cicatriz justo al medio. — Una cirugía y es de las más dolorosas. — Intentó sonreír.

Steve suspiró e hizo igual una mueca de dolor, pues había introducido las manos al agua caliente. — También... he tenido peores. — Antes de que Tony formulara la pregunta, respondió. — Bravucones y cobradores.

Tony se sintió mal por escuchar aquello y con su brazo libre, Intentó que Steve se acercara para rodearle por la cintura bajo el agua. Steve acomodó la barbilla en su hombro y cerró los ojos.— Disculpa por lo que sucedió. Debí protegerte mejor.

Steve sintió los labios de Tony en su sien, aquello le hizo sonreír.— Lo hiciste.

My Greatest PrizeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora