Un premio mejor

422 46 3
                                    

Había dormido de maravilla. Despertó sin creer que la habitación en la que se encontraba no eran los dormitorios del juego.

— Buenos días, conejito. — Tony ya estaba vestido de manera elegante como la noche anterior. Le tendió ropa nueva y encima de las prendas, la máscara de liebre. — El desayuno está en la mesa, puedes vestirte ahora o después.

Steve se sentó en la cama. Había dormido con una bata elegante que Tony le había dado también. — Creo que después, no quiero ensuciar algo tan costoso.

Tony rió.— En ese caso, puedo alimentarte como anoche. — Le miró de manera cautivadora, Steve se sonrojó e intentó hacer otra pregunta para distraerse.

— Tony... yo... quería saber... ¿Por qué usas la máscara de un ciervo y yo una liebre? — Se levantó, sólo para tomar su asiento a uno frente a la mesa con el desayuno. El castaño se encontraba delante.

— Es parte del símbolo de mi familia. Los ciervos son majestuosos, fuertes, sus astas son letales, por lo que fácilmente puedes confiarte y acercarte demasiado. — Comenzó acercándose un plato con fruta fresca picada, nueces y miel.

— Y... ¿Por qué soy una liebre? ¿Soy una presa? — Murmuró Steve.

Tony probó bocado antes de responder.— Sinceramente desde que te vi, te imaginé en un traje de conejita Playboy.

Steve había tomado también un plato con fruta y casi se ahoga mientras comía una uva. Bebió bastante agua para recuperarse. Tony le miraba con una sonrisa. — Yo no soy nada sexy...

— Eso crees. — Stark terminó con su fruta y untó un pan con mantequilla y mermelada con un cuchillo. — Después de vivir una vida extravagante, he tomado gustó por lo simple. Bien pudiese casarme con una chica que se parezca a Emma, alguna modelo, una actriz o cantante. Tener hijos que sean igual de infelices como yo lo fui al tener un padre rico que sólo le importaba dejar descendencia. — Mordió su pan. — Pero no quiero ser así, Steve. Todos estamos en esta apuesta por lo mismo, estamos aburridos. Y yo ya estoy aburrido incluso de apostar. Fue por eso que llegué antes, quería entrar indirectamente en el juego para conseguir un mejor premio que el dinero.

— A mí...

Tony asintió. — No te buscaba, pero en cuanto te encontré, no quise dejarte ir.

El rubio observó su plato. ¿Esa era una confesión de amor? Jamás había escuchado una antes.

— No estoy seguro de lo que siento... — Steve estaba aún muy confundido con todo.

— Sólo te pido que te dejes consentir por primera vez. No haré nada que no me permitas. — Vertió café en una taza.

Steve asintió. — Gracias, Tony.

— Hey, ya deberías acostumbrarte a algo de decencia humana. Hasta ahora sólo te he tratado como a una persona. Cuando coquetee contigo, notarás la diferencia.

El rubio se ruborizó de nuevo. Recordó la manera en la que Tony le había acariciado, sus besos suaves en la sien y su mano. Era algo simple, pero que le había gustado.

Suspiró y continuó desayunando. Hasta entonces se sentía muy afortunado y agradecía que Tony no esperara demasiado a cambio, más que su compañía.

— Y... ¿fue muy difícil que te permitieran ser un guardia? — Tomó una tostada con huevos revueltos y algo que Tony llamó salmón ahumado.

— Sólo hablé con quien organiza el juego. Está loco, pero con algo de dinero lo permitió. Hay una regla implícita: Todos tienen la misma oportunidad de ganar. Ayudarte sin decírselo, significaría la muerte para ambos. Pero le aseguré que no tendrías una ventaja demasiado significativa, ya que podrías terminar muerto o renunciarías al premio. De cualquier forma, eso no afectaría a nadie más. Incluso en el juego de la cuerda, tu equipo y el contrario tenían bajas probabilidades, los elegí bien. Reed es quien lleva las estadísticas y ni siquiera a él le importó quién ganaría de ambos.

Steve se sirvió algo de jugo de naranja.— Así que no fue muy significativo que yo no estuviera...

Tony tomó su mano sobre la mesa.— Para mí lo fue, mucho. — Le sonrió y Steve correspondió a esa sonrisa.

— Y... quien organiza el juego, ¿también es rico? — Preguntó sin apartar la mano de Tony, se sentía cálida.

— Algo así. Antes era cirujano, tuvo un accidente, perdió todo su dinero en tratamientos, se endeudó y terminó en el juego. Fue uno de los ganadores del año en que reunieron concursantes en Centro América, si recuerdo bien. Desde entonces llamó la atención de quienes realizan el juego y le han delegado algunos. El anterior de Corea gustó demasiado, así que le pidieron replicarlo en USA. Si todo va bien, será el encargado del siguiente con juegos completamente nuevos, tal vez lo realicen en África, pero no pretendo participar en el siguiente.

Steve escuchaba atento. Era como si organizaran los Juegos Olímpicos... o una simple pelea entre pitbulls.

— Es mucha información... — Confesó el rubio.

— Y aquí entre nos, Strange le hace gran honor a su sobre nombre. Siempre he creído que está loco. En cualquier momento es capaz de asesinar también a los VIP. — Tony bebió de su café luego de murmurar. Steve se estremeció.

My Greatest PrizeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora