Primera noche juntos

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Tony le llevó de vuelta a la habitación. Se había estremecido por sus palabras. ¿Postre? Era muy pronto para pensar en ello... De hecho... nunca había estado alguien jamás en su vida. Aunque... sabía que debía pagarle a Tony de alguna manera y estaba en su contrato.

Escuchó la puerta cerrarse, estaban solos.

Tony se comenzó a retirar su saco y corbata, continuó con su máscara que dejó en una mesa.

— Yo... nunca he... — Murmuró y Tony le miró con una sonrisa.

— Puedes dormir en la cama, Steve. Me quedaré en el sofá. Tuviste un día muy largo. Recuerda que no haré nada sin tu consentimiento, está en el contrato, no te obligaré a nada. — Tomó una almohada y una manta. — Te comportaste muy bien en la cena. No les prestes atención. — Le tomó de la mano y le besó el dorso.

Steve no sabía cómo actuar, todo era muy confuso. Se retiró la máscara y comenzó a desvestirse también, adentrándose en la cama. El castaño ya se había acomodado también para dormir. Aplaudió para pagar las luces y ahora sólo les iluminaba una chimenea.

— Tony... — Susurró, aún no podía dormir.

— ¿Sí? — El castaño respondió, se le escuchaba adormilado.

— ¿Tienes más "asistentes"?... ¿Además de mí? — Se atrevió a preguntar.

Tony hizo una pausa.— Eres el primero. No es que desee tener más. Eres el único.

Steve observó hacia el sofá, veía el cabello de Tony. — ¿Por qué me elegiste? — Preguntó una vez más. Tony respondió algo que no esperaba.

— ¿Alvuna vez viste: "Mujer bonita"? — Su voz se denotaba alegre.

— No...

— Bueno, sería más fácil si la hubieses visto.

— Lo siento...

— Podemos verla después.

De nuevo hubo un largo silencio.

— Tony...

— ¿Sí?

— ¿Por qué te gusta esa película?

— Así que sabes que es una película.

— Creo haberla escuchado.

El sonido de la leña en la chimenea le arrullaba.

— Me gusta porque era una de las favoritas de mi madre. Creo que siempre deseó un romance así con mi padre, aunque ella siempre fue de una familia con dinero al igual que él. Te elegí, porque vivir este estilo de vida es muy solitario y nadie más con dinero o interesado sólo en dinero es de fiar. Además al entrar, juraste que no asesinarías a nadie para ganar, eso dice mucho de ti y más en la situación en la que te encuntras. — Suspiró, ya lo había dicho. Steve no respondió, así que cambió el tema.— Pensé que preguntarías más sobre porqué un grupo de ricos apuesta con la muerte de cientos de personas.

Steve se acomodó más sobre la cama.— Mi familia siempre participó en guerras. Ricos enviando a civiles a morir por dinero. Esto es lo mismo.

— Tienes razón. — Tony rió. — Mi familia también ha sido partícipe en muchas guerras.

— Entiendo que quieras apostar. Lo vi en el archivo de tu empresa, donas demasiado a caridad y nunca mencionas de dónde viene el dinero, tus estados de cuenta no se ven afectados.

— Eres muy inteligente, Steve. Elegí bien.

El rubio sonrió. — Quitarle a los ricos para darle a los pobres, mientras mantienes una buena relación con los ricos. Tú eres muy inteligente, Tony.

El castaño sonrió. — Vamos a dormir, Steve. Mañana verás los juegos detrás del telón.

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