Es hablar y sentir presión en tu pecho.
Es sentir un nudo en la garganta que te impide hablar porque sabes que si sigues hablando tu voz se descrebaja, y hará saber a los demás que entrarás en llanto.
Es sentir miedo, por todo, y por nada.
Es un quiero y no puedo en la vida.
Querer ser sociable pero no puedes porque tu mente piensa que la estás cagando.
Querer ser feliz, y no poder porque piensas que algo malo te sucederá.
Es sentirte la última.
La perdedora.
Y la cobarde.
Es sentir a un grado mayor.
Mezclas sensibilidad con empatía, odio con miedo, irá con tristeza.
Piensa que todo acaba.
Piensa que el camino a seguir es recto, cuando quizás es con curva.
Sientes que tu mundo acaba cuando solo has tropezado con la primera piedra en tu camino.
Es creerte que nadie te escucha, y nadie te ayuda cuando quizás es lo contrario.
Es un cambio en tu cuerpo, haciéndote entrar en una espiral de nervios y temblores.
Es una mierda.
Es una puta mierda, y lo peor es que por mucho que lo afronte, siempre estará contigo.