EL TRATO (PARTE 1)

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Año de 1857

Las espadas chocan, ninguno de ellos dos retrocede ante la vista de sus compañeros que observan y siguen con detalle esa demostración de esgrima, ambos tan diferentes en estatura, pero definitivamente a la par en cuanto a movimientos y agilidad.

El peli negro sonríe pues se sabe en ventaja, pero el castaño, concentrado aún en su tarea de derrotarlo moja aquella camisa de lino, al final le arrebatan su espada y la del contrario apunta a aquel cuello, entre risas y vítores de sus compañeros y la risa de su amigo...

- perfecto señores, una demostración única... Nunca me defraudan... Tomen asiento...

Ambos con la carrera militar a punto de ser concluida lo hacen, mientras otros compañeros ocupan su lugar en la tarima ,tienen el cabello húmedo y alguien les convida con recipientes de agua que beben de un tirón. Sonríen y buscan el respirar, el cansancio es notorio pero se sienten satisfechos.

- eres imparable Adam... Nunca podré contigo... - dice y le cuesta hablar claro, jadea.

- sólo mejore un poco Tom... - menciona el aludido al igual de cansado - pero creo que jamás me gustaría el entablar una pelea contigo...

Se hicieron amigos durante el estudio tanto en estrategia militar como conocimientos de ingeniería, los casi 40 egresados lo son, ambos estudiaron lejos de casa y volverán en un mes para servir a su respectivo condado, pero Adam, hijo de una familia acomodada, visitará el hogar de su amigo antes de partir a su ciudad natal.

Esa noche se lleva a cabo una fiesta en el enorne complejo, se han contratado a mujeres de la buena vida para divertir a los oficiales de alto rango, pero los jóvenes no pasan inadvertidos por estas, ellos beben y comen, Adam observa entre aquellas, la música y diversión está en manos de un grupo de los mismos oficiales, que hace las delicias de todos...

Entre todas las que admira mientras bebe y ríe, una mujer a llamado la atención del pelinegro, con el cabello rojo como el fuego y bastante ondulado le sonríe descarada de cuando en cuando, él la mira fijo, el masturbarse en su dormitorio o en el río cuando se bañan no es una opción apetecible ahora que podría tener la compañía de una, se pone de pie y camina por entre la gente, se gira para verla y le sonríe, ella es mucho mayor que él pero en definitiva no está nada mal, ella no puede negar que él es muy apuesto, bastante alto y de un muy buen porte, ese cabello que podría sujetar entre sus piernas es algo que no desperdiciara.

Sale entonces y lo sigue, no es fácil de perder, aquel uniforme le queda perfecto y se relame los labios pensando en sujetar aquella enorme espalda, este se gira por uno de los tantos espacios que dan a las caballerizas y ella se abre paso entre otros, al llegar al lugar el pasillo es largo y oscuro, pocas velas encendidas en ciertos lugares le dan un aspecto lúgubre, agudiza la vista buscando el poder hallarlo, camina por este amplio lugar y mientras lo hace puede escuchar aquellas quejas y gemidos de quienes están haciendo su labor, brindando y recibiendo placer, camina buscandolo...

Llega al final y delante de ella otro enorme patio, parpadea, cree que entendió mal, tal vez no era una invitación, simplemente un coqueteo, se gira y choca contra él, Adam sonríe...
- señora... - menciona con esa voz tan profunda, varonil, ella al tenerlo cerca puede notar aquellos lunares que salpican ese rostro, mucho más alto e imponente al tenerlo a nada en distancia de su cuerpo, no median las palabras, la toma y empuja a uno de los muros, levanta aquella falda y baja aquel escote que no deja nada a la imaginación, mientras su boca bebe de sus senos arrancando quejas desabrocha sus pantalones, haciendo a un lado aquellos metros de tela y al penetrarla le cubre la boca, la extensión y grosor de aquella verga caliente la lastima, pero comienza a excitarla a los pocos segundos, no le besa la boca, pero sabe lo que hace con sus labios en esos pezones que están firmes y erectos ya por el placer que él le proporciona. Choca contra ella, se queja y esos jadeos son música para los oídos de la pelirroja que llega a un orgasmo, no lo hacía hace mucho, fingir es lo del día y ahora este joven se lo brinda, sonríe, él está lejos de terminar aún, sonríe apartándose y la levanta en un hombro para introducirla a una de aquellas caballerizas, que están vacías, justamente, para servir de habitaciones a quienes puedan pagar.

ESENCIAL HISTORIAS con ADAM DRIVERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora