El TRATO (parte 2)

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Cuando Adam toma asiento luego de saludar su rostro no es el mismo de cada mañana, Liuva lo nota, nota también aquel sonrojo de Astrid, ninguno se dirige la palabra, desayunan en silencio y él es quien sale ese domingo para descargar sus deseos, deseos que cree no son los correctos, mucho menos ponerlos en ella.

Astrid lo ve marchar y le duele, antes de hacerlo es él quien tiene una pequeña conversación con Liuva , al cabo de una hora las mucamas toman las pertenencias de Adam de ese dormitorio y los llevan a otra habitación alejada de la que comparten. Ella decide meterse a la biblioteca, no puede evitar el llorar, no entiende porque, no sabe cómo acercarse a él, el almuerzo y cena los hace sóla, trata de sonreír con Liuva, es más que imposible. Adam llega bastante entrada la noche, cuando cree que ella duerme, pero Astrid espera despierta, puede escuchar esas botas y se pone frente a la puerta, esos pasos se dirigen ahí, su corazón late, aquel picaporte baja, pero inmediatamente se detiene y vuelve a su posición y esos pasos se alejan...

La dos semanas que siguen no son diferentes, un saludo frío en el desayuno es todo, no existen esas miradas o palabras de cariño, no se dan más los almuerzos o cenas, se queda sóla, sus clases de piano y pintura continúan, trata de enfocarse en algo, los siguientes fines de semana no lo ve, si se cruzan es en silencio, no ingresa a ese escritorio a verlo trabajar, siente que es su culpa, que jamás debió besarlo, que jamás debió desear el tenerlo, le duele.

Ese domingo lee sola en su habitación, atardece y ha notado mucho movimiento en la casa, sentada en el piso trata de concentrarse en esas páginas, tocan su puerta y él ingresa, Astrid se pone de pie y sonríe, Adam la observa fijo,
- parto mañana... Por trabajo, serán un par de meses, tal vez tres, mis padres van a cuidarte, dejo dinero para tus gastos personales y Liuva va a encargarse de todo lo relacionado a esta casa... Cuando vuelva, demostraremos que...

- no lo hagas... - dice ella, no quiere aproximarse,
- por favor... No te alejes... - Adam traga en seco, ella está petrificada pero debe decirle...

- estoy... Me enamoré... - murmura y aprieta esas uñas contra sus palmas.

- estas confundida, yo también... Lo lamento, jamás debió suceder... - trata de salir y ella habla...
- tú me quieres... Puedo sentirlo... Por favor... Adam... Por favor... No lo hagas... No nos separes...

Él exhala, está de espaldas y sale, la deja sóla y de pie en medio de aquella habitación, un sollozo profundo lastima su garganta y comienza a llorar... Duele y jamás pensó que sería por su causa.

Desayuna, el viaje implica varias ciudades, pueblos, va a encargarse de la revisión de planos para la construcción de caminos, además de ser uno de los oficiales destinados a participar en la entrega de dos complejos militares para jóvenes que no pueden acceder a la Academia Central por motivos económicos o de distancia.

No puede olvidar aquellos ojos, su tristeza, Liuva ingresa...
- Adam, tu caballo está listo...

Él exhala,
- despideme de Astrid...

- ella está en la biblioteca, desayuno ahí... Escucha, sea lo que sea que haya sucedido... Ella te ama...

Adam calla, se pone de pie y se dirige a la biblioteca, no podría marcharse sin verla no podría marcharse haciéndolo, pierde con ambas...

Al abrir la ve en su ventana, lee, ella se voltea para verlo y luego su mirada vuelve al libro, Adam parpadea...
- debo irme... El dinero para tus gastos... - calla, pues Astrid se pone de pie, cierra aquel libro y esos ojos, no menciona nada y sale de ahí, su aroma a violetas llega a él, tiene esa necesidad de seguirla, de decirle que él también la ama pero se contiene.

ESENCIAL HISTORIAS con ADAM DRIVERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora