Protegerse del frío

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Solo demoré una semana aproximadamente en poder aprender a defenderme. Lurantis me enseñó energibola, látigo cepa, Tóxico y me ayudó a perfeccionar mi movimiento especial al cual bautizamos como fitobombas. Pero, lamentablemente, las clases se cancelaron junto con el inicio del invierno.

No acepté al instante pero actualmente Moi y yo somos pareja, tuvimos mucho tiempo para conocernos mejor y pasar prácticamente todos los días juntos y mucho más con la llegada de esta época en la cual la jungla se llenaba de una incesante niebla que te helaba hasta los huesos.

Una de las peores cosas que nos pudo haber pasado a Moi o a mí (principalmente a mi) es la hipotermia. Aunque tal vez ya lo sepan, la hipotermia es un descenso de la temperatura corporal que puede provocar pérdida del conocimiento o la muerte. Otra cosa de la que tuvimos que protegernos fue del congelamiento, que ocurre cuando se forman cristales de hielo bajo la piel y hay peligros de que produzcan grandes lesiones, pérdidas de miembros o hasta la muerte. Y por último la ceguera por niebla, producida por el reflejo de los rayos solares en las moléculas de agua.

Cuando se empezó a dar a conocer los primeros días de niebla tanto Moi como yo empezamos a cubrir cada pequeño lugar de nuestra madriguera. Metimos unas cuantas raíces del patio a la casa e intentamos turnarnos para salir por frutos secos ya que vimos que casi todos los pokémon de la jungla los estaban recolectando para esta temporada.

Yo estaba echada sobre mi cama cuando Moi trajo lo que vendría a ser la última canasta de frutos secos.

-Recuerda que esto nos debe durar todo el invierno, así que no comas como loco-le recalqué por tercera vez en la mañana antes de que él bajará el telón de hojas que cubría la entrada a nuestro cálido hogar.

-Sí, creo que ya me quedó claro-dijo acercándose a mi para recostarse a mi lado.

-Solo es que recuerdo a un Moisés que se atiborraba de toda mi comida-le recalqué en tono burlón-No queremos que pasé de nuevo ¿o sí?

-Ya no soy el mismo, cariño-respondió antes de darme un corto beso.

-Deberíamos dormir, o nos aburriremos estando aquí adentro sin hacer nada-le dije mientras me recostaba bajo su cuello.

Moi chistó su lengua con una mirada de orgullo-Yo no me aburriré, vere que puedo hacer por la casa, tú descansa.

Asentí con una sonrisa mientras movía mi cabeza de izquierda a derecha.

No se que hizo Moi durante las casi 10 horas que dormí pero cuando desperté estaba seco a mi lado. Capaz que ni bien se fue regresó para descansar. Yo por mi parte me levanté con cuidado para tener mi primera cena de la temporada.

Los días transcurrieron de la misma manera, los días se convirtieron en semanas y las semanas en un mes, al cual se sumó otro más.

Habían días excepcionales en los que había sol por unas cuantas horas, ahí es cuando el bosque volvía a la vida y los pokémon salían a recorrer el lugar en busca de alimento. Hasta que nuevamente regresaba la niebla y debían volver a refugiarse.

Ya habían pasado dos semanas desde el inicio del último mes de invierno. Ya quería salir a disfrutar del sol y la basta vegetación de mi hogar pero por el momen--

-Bia...

-¿Y ahora qué?-le respondí a Moi que me estaba hablando mientras yo estaba sumergida en mis pensamientos.

-Bueno, y-yo estaba-continuó mientras tartamudeaba-y estuve, y la casa...

-Mira, si quieres comer un poco de más no hay problema, creo que tenemos suficiente para las dos semanas que faltan-reiteré para calmarlo volviendo a intentar dormir mientras contaba Wooloos.

La guía de supervivencia de BiancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora