7. Fantasmas del pasado.

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Esos que llegan cuando menos los esperas y hacen temblar los pilares más sólidos. Alicia se decía a sí misma que estaba en paz, pero no lo estaba, al menos no del todo, al menos no siempre y por más que sus compañeros se esforzaron en ocultarlo, la denuncia de Raquel a Alberto por malos tratos armó semejante revuelo que fue imposible evitar que Alicia se enterase.

- No me voy a pronunciar - afirmó - a día de hoy hemos estado más años separadas que juntas. Ella ha cambiado, yo he cambiado, no la voy a juzgar. Tal vez vosotros queráis saber mi opinión, lo puedo llegar a entender, pero creedme cuando os digo que a mi la vuestra... me la trae floja, pero bastante floja - repitió - no quiero, y esto que quede bien claro a partir de ya, oír opiniones, ni chismes, ni nada que tenga que ver con dicha denuncia. Está claro?
Un pequeño gran discurso del que tuvo que retractarse poco tiempo después. Día tras otro iba enterándose de más cosas, sin querer, en los pasillos, en el baño...

- Tú - señaló a la becaria - a mi despacho, ya! - dijo mientras la cogía del brazo y la acompañaba al andar - En el baño estabais hablando de la inspectora Murillo... Cuéntame todo, absolutamente todo lo que hayas oído de ella.

La inspectora Sierra no sabía ni como se llamaba la pobre chica, pero la suerte que tuvo fue que meses antes había estado en la misma comisaría que Raquel.
¿Como que no estaba con Alberto? ¿Como que Alberto se había ido con su hermana? ¿Que le denunció por despecho?
No salía de su asombro, se cogió la tarde libre, era viernes, la semana había sido demencial, no podía más.
Quería correr hacia Raquel, seguro la necesitaba, seguro que esta vez sería diferente, pero las palabras de Raquel le rompían el alma... "no somos nada, no fuimos nada, sé arreglarmelas sola"

Inspectora SierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora