15. El punto de inflexión.

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El que casi puso fin a su relación.
"No puedo estar embarazada, no puede ser, no puede ser, no puede ser" Era lo único que pensaba cuando recuperó la consciencia y recordó la conversación con su compañera y los recuerdos que su mente evocó.

- Yo nunca voy a ser madre, no lo voy a ser!
- No digas eso, que ahora no quieras no quiere decir que no vayas a querer cuando encuentres la persona adecuada.

No! Que hacia Raquel en su cabeza otra vez?

Alicia volvió a casa, su superior no dudó ni un segundo de que si le estaba pidiendo dejar su puesto de trabajo era porque se encontraba realmente mal, le concedió el permiso para irse a casa y un par de días más para que se pudiera recuperar.

"Al toro por los cuernos" se dijo, pasó por una farmacia de camino a casa, no recordaba su última regla, estaba muy asustada.

Cuando el predictor positivizó, Alicia sintió vértigo, su mayor miedo era real. Otra arcada la hizo sudar.
Miró a Germán, éste sujetaba el test con las dos manos a la altura de sus ojos, los tenía llenos de lágrimas y su sonrisa confirmaba que eran lágrimas de felicidad. Alicia se desesperó aún más.
Germán estaba inmóvil, casi catatónico, tenía miedo hasta de respirar y que su corazón explotara de tanto amor. Pero cuando fue capaz de darse la vuelta y vio que Alicia estaba llorando temblorosa comprendió que ella no quería ese embarazo y todo su mundo se derrumbó.
En un primer momento fue positivo, delicado y compresivo, pero fue perdiendo la calma cada vez que veía que su sueño tenía altas probabilidades de truncarse y con ello su relación.
Alicia empezó fuerte, convencida de que su decisión era la única decisión contemplable, pero fue perdiendo poder cada vez que veía que la consecuencia directa de esa decisión era perder a Germán también.

- No tienes derecho a ponerme en esa tesitura, ningún derecho, te parece bonito hacerme elegir?
- No te estoy haciendo elegir, no me acuses de eso, sabes bien que no soy así.

Los días libres que le concedió el superior, los cuales aceptó sin creer necesitarlos, fueron días duros, de llantos, de enfados, de noches sin dormir. Se estuvieron lanzando acusaciones dolorosas el uno al otro, más de las que podían soportar. No solían tener discusiones tan viscerales. No lo gestionaron nada bien. 

- Busquemos ayuda, esto nos queda grande.
- Estoy de acuerdo, me parece bien.

Inspectora SierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora