10. El principio del fin.

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Ni Alicia ni Germán fueron conscientes en ese momento de lo determinante que fue Comisario para su relación, cuando se dieron cuenta, que incluso Germán, con todo lo que sentía, tardó, ya no había vuelta atrás. Había pasado un año desde la tarde en cuestión, y no había día que no pensaran el uno en el otro, les gustaba pasar tiempo juntos, se escuchaban, se aconsejaban, se cuidaban, entendían los periodos de separación por sus respectivas vidas laborales, sin darse ni cuenta, todo era muy fluido... O eso creía Alicia. Y no, no es que estuviera equivocada, pero no veía, que una parte de esa fluidez era debido a Germán y lo que sentía por ella.
- Puede venir a la cena - le dijo su compañero el subinspector.
- Qué?
- Todos iremos con nuestras parejas así que Germán puede venir también... - Alicia le estaba acuchillando con la mirada - mira yo sólo... sólo quería avisarte con tiempo, le has nombrado tú primero, y he aprovechado la ocasión.
- Vale, pero Germán no es mi pareja.
- Está bien, lo siento.
- Espera, porqué creías que Germán era mi pareja? Es lo que se dice por aquí?
Alicia era muy recelosa de su vida privada y nada fan de los chismes y se estaba poniendo realmente nerviosa.
- No, no, tranquila, nadie dice nada, todos dan por sentado que vendrás sola a la cena, pero... Me cuesta creer que una mujer como tu esté sola, nada más. Habré sacado conclusiones sin motivos supongo. Discúlpeme inspectora.
Ese día marcó un antes y un después en Alicia. Empezó a ver a Germán de otra manera, tardó unos días en hablar del tema con él, el practicar la introspección y el control de impulsos habían dado sus frutos.
- Quieres venir a la cena de mi empresa? -  lo de ser directa era algo que no iba a cambiar. A Germán se le iluminó el rostro.
- Por supuesto que sí - afirmó con una gran sonrisa.
- Puedes decir que no, si no quieres.
- Y porque no iba a querer?
- Es posible que den por hecho que somos pareja y tal vez no te sientas cómodo con eso.
No podía creer lo que estaba escuchando, así que sólo la miró y se quedó en silencio. Sabía que no se manejaba nada bien en los silencios, no en lo personal, y quería ver como salía ella sola en la situación en la que les había metido a los dos.
Alicia empezó a sentirse mal, muy mal, en el mundo laboral era la persona más segura que te podías encontrar, pero en cuanto a sí misma y su atractivo, era todo flaquezas.
- Lo siento, no ha sido buena idea, perdóname.
Germán siguió en silencio y siguió mirándola.
Era de las pocas veces que se disculpaba y encima seguía sin obtener respuesta por parte de él, se estaba poniendo muy tensa por momentos.
- No vas a decir nada?  
- Te quiero - dijo sin dejar de mirarla y sin dejar de sonreír.

Inspectora SierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora