4. El destino caprichoso.

91 6 0
                                    

Camina y no pares, camina y no pares se decía a si misma. Pero a la que se dio cuenta estaba escondida detrás de un contenedor viendo a Raquel tomarse unas copas en una terraza con Alberto. Estaba tan insimismada que ni cuenta se dio que una camarera que la estaba observando se estaba acercando hacia ella.
- Que te hizo?
Alicia dio un salto hacia atrás y puso su mano sobre su arma mientras exclamaba - Cómo?
- Que qué te hizo el cabron que estás mirando?
- Que te hizo a ti? - Preguntó para ir analizando la situación.
- Estuvo flirteando conmigo hasta que me llevó a la cama. Me desperté con un billete de 100 a mi lado y ahora cada vez que liga con alguna viene aquí a enseñarmela - Alicia la miraba fijamente a los ojos - Espero que fuera leve lo tuyo - le respondió la camarera sin dejarse intimidar - aunque en verdad, seguro que no lo fue viniendo de ese cabrón. Tengo que volver al trabajo.
- Espera! - La camarera se dio media vuelta - dices que viene cada vez con una?
- Pocas ocasiones le he visto dos veces con la misma mujer.
- Y cuántas veces ha venido con esta?
- Primera vez que la veo.
Mierda, mierda mierda, bastante nerviosa estaba por el caso que la había traído a la ciudad que le faltaba el dilema... Contárselo a Raquel o colgar de los huevos a Alberto? Pero su mente le repetía que no era momento ni de una cosa ni de otra. La mejor opción era sin duda, no intervenir.
Pero... Justo al día siguiente no tardó en enterarse que los tortolitos (que así era como ella solía llamarles) iban a casarse. Y su sangre comenzó a hervir. Resuelto el caso que llevaba entre manos, pidió unos días de permiso y alargó su estancia en la ciudad. Esta vez no iba a soltarle ninguna bomba precipitadamente y sin estudiar el caso.
La camarera no tenía ninguna motivación para inventarse esa historia, no sabía que ellas habían sido amigas, no sabía que ellos iban a casarse. Simplemente pensó que estaba compartiendo su mal trago con alguien que pasó por algo similar. Así que dedicó su tiempo a espiar a Alberto. Tampoco tuvo que dedicar mucho para confirmar la acusación. Es más, era algo sabido por todos, sólo que a ella se lo estuvieron ocultando. Pues bueno, ahora tocaba lanzarse a la piscina, estaría más receptiva Raquel esta vez?

Inspectora SierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora