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Nunca he necesitado dormir mucho.

La mayoría de las noches me bastaba con cuatro o cinco horas, cosa que en ese momento me parecía más que suficiente, porque después de haber tenido los labios de Jimin alrededor de la polla, era completamente imposible que consiguiera conciliar el sueño.

Me pasé la mano por el pelo e intenté concentrarme en la hoja de cálculo que había en la pantalla de mi portátil, pero los números se mezclaban en mi cabeza.

Maldije con frustración.

Maldita fuera.

¿Qué había hecho?

Había obligado a Jimin a ponerse de rodillas y me había follado su boca sin preguntarle lo que pensaba, cómo se sentía o ni siquiera si quería hacerlo.

Pero entonces recordé que eso era lo que él quería.

Jimin tenía voluntad propia.

Me podría haber dicho que parara en cualquier momento y yo lo habría hecho.

Yo lo sabía, pero lo cierto era que él no quería que parara.

Quería que lo dominara, porque, si no, no estaría en mi casa y tampoco estaría durmiendo a dos puertas de mi habitación.

Cerré el portátil y salí al pasillo.

Su puerta estaba cerrada y la luz apagada.

Estaba durmiendo.

Otra prueba de que aquello era lo que quería.

No volví a ponerlo en duda.

Me fui al cuarto de juegos y preparé lo necesario para la noche siguiente.

Al final me fui a la cama mucho después de medianoche y me desperté cuatro horas y media más tarde, a las cinco y media.

Hice algunos estiramientos antes de recorrer el pasillo hasta la habitación de Jimin.

La puerta estaba cerrada:

Él seguía durmiendo.

Me pregunté si se despertaría a tiempo para preparar el desayuno y por un momento pensé en despertarlo yo mismo.

Pero luego decidí que no quería sentar un precedente, así que me di media vuelta y bajé la escalera de camino al gimnasio que tenía en casa.

Cuando acabé de correr, a las seis cuarenta, oí a Jimin trasteando por la cocina.

Debía de haberse despertado más tarde de lo que pretendía, pero aun así estaba decidido a tenerme listo el desayuno.

Salí del gimnasio y me di una ducha rápida.

A las siete en punto entré en el salón y el desayuno me estaba esperando.

Mientras comía, le observé con el rabillo del ojo.

Iba vestido de manera informal y se había recogido el cabello en una pequeña coleta media.

Lo más probable era que no se hubiese duchado.

Tenía la respiración un poco
acelerada, pero estaba intentando controlarla, como si no quisiera que yo notara lo mucho que había corrido para tenerlo todo a punto.

Se había esforzado mucho aquella mañana.

Lo que significaba que el resto del fin de semana se presentaba muy prometedor.

✔ ☦Đø₥ιɳαɳтɇ☦² 【YM】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora