PREFACIO

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 "Wan asu anmupalewia ipal ne mikilis, manelka ka ne ekneli anmepalewia ipal ne tuesyu"  (Pablo Neruda)

Lo recuerdo todo, era una hermosa tarde de verano en las playas de Costa Rica, ella y yo habíamos decidido casarnos en este país debido a su hermosa y exuberante naturaleza, única en el mundo. 

Faltaba poco tiempo para que llegará el día, todos los invitados se encontraban en sus vuelos para llegar aquí, ambos estábamos más que emocionados, nunca pensé que la encontraría, nunca pensé que podría sentir algo así, el amor, ese sentimiento que lo cambia todo. 

Estábamos sentados bajo la luz del sol en la playa, a pocos metros del hotel en el que nos estábamos hospedando, siempre había sido nuestro sueño viajar aquí, juntos. 

Llevamos cuatro años de conocernos y dos de salir formalmente, ambos nos conocimos en una exposición que había hecho la universidad en la que queríamos entrar para estudiar arqueología, era nuestra pasión. 

—¿No te parece que todo esto es un sueño? —Me preguntó ella.

Sus hermosos cabellos negros al caerles encima la luz del sol le daban un hermoso tono color plata a veces, sus ojos cafés, tan únicos, tan cálidos. 

—¿Acaso eso es malo?— Le pregunté mientras tomaba su mano y la besaba. 

—No lo sé, siento algo extraño, como si... algo va ocurrir, algo malo, tengo ese mal presentimiento —Exclamó preocupada. 

—Son los nervios cariño— Le tranquilizaba. 

—Habló en serio London, hay algo que anda mal, lo sé— Seguía insistiendo. 

—Cálmate, los invitados ya vienen en camino, nos casaremos en dos días, solo es estrés— Decía yo con un aire de ansiedad, quería que ya llegará el día. 

Pero ahora que lo pienso, solo desearía detener el tiempo para evitar que llegará ese día, para evitar que saliera esa tarde... ese día que en que me quitaron al ser que más amaba en la vida. 

La vida a veces puede ser injusta, piensas que todo está bien y que así se quedará, dejas de vigilar y de estar atento y cuando menos te lo esperas, llega, tu vida se vuelve una completa mierda, sientes que ya no hay motivo para vivir, que has hecho algo mal, que pudiste haber hecho algo más, que pudiste evitar todo. Pero la verdad es otra, muy diferente. 

La felicidad de la boda y el nerviosismo hacían que me cegará, si quizás hubiera visto las señales, si quizás la hubiera escuchado, ella estaría aquí, conmigo. 

Ya debo de superar el pasado, debo dejarla ir, es lo que me dicen a diario todo, pero ellos no saben mi dolor, la angustia, la tristeza, el enojo, todos los sentimientos que siento a la vez, ellos no saben como me siento, ellos no saben nada. 

No pueden decir que simplemente la supere así por así, cuando aún la puedo sentir cerca mío, cuando no pude cumplir mi promesa de protegerla por siempre. 

Le fallé y la perdí. 

Ella sonrió y decidió callarse sus angustias y penas, cuando no debió ser así, yo debí haberla escuchado. 

Ambos nos quedamos un rato más mirando hacia el sol, contemplando el mar, la naturaleza, todo. Un sueño... un hermosos sueño que acabaría siendo una pesadilla. 

El sol se comenzó a poner y decidimos volver al cuarto del hotel para descansar antes de ir a la cena buffet que organizaba el hotel en la piscina. 

Ella decidió salir a un paseo cercano que le daba el hotel, quedamos en encontrarnos a la hora de la cena, pero nunca llegó. 

No me preocupé, pues irían a una isla que se encontraba cerca, jamás se me pudo pasar por la cabeza que la lancha en la que iban iba ser volcada por las olas y que Emily moriría ahogada. 

Nunca debí dejarla ir, nunca... pero no puedo seguir lamentándome por siempre, le hice una promesa y la cumpliré. 

Encontrar la forma de traerla de vuelta, de volver a estar juntos porque a pesar de que digan de que los muertos no vuelven a la vida, yo sé que si podré desafiar esto, aunque tenga que hablar cara a cara con la mismísima muerte. 


  "Y si nada nos libra de la muerte,  que al menos el amor nos salve de la vida" 

(pablo neruda).   

LOS MUERTOS NO VUELVEN A LA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora