13. EL TEMPLO ABANDONADO

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"Nogostoj keman inté titaketza ika tinemi ken tesu tinemi"

Pablo Neruda

Salí corriendo de ese oscuro lugar, sin querer mirar atrás, lo había dejado, al menos sabía que me quería en serio, no soy solo un juguete. Aún así me siento vacía, como si algo me hiciese falta. 

No tardo más de diez minutos en llegar al portal que lleva del Mictlán hacia el Octógora, al pasar este brincando, caigo sobre arena en el desierto de los Caídos, antiguamente una zona muy fértil hasta que pasó la guerra entre los guardianes, son tan parecidos a los humanos aunque no lo quieran aceptar. 

La única zona más o menos verde es el camino, el cuál posee algunos árboles que dan sombra, los únicos que se ven a kilómetros, de ahí solo se pueden ver algunos cactus. 

Camino lo más rápido que puedo hacia dónde se ve el brillo del techo de las ruinas del templo de Coyolxauhqui, abandonado hace ya tiempo atrás, se dice que abajo del peldaño dónde se encuentra la imagen en piedra caliza de la diosa, se encuentra un escondrijo en el cual se esconde el antiguo códice, dónde se habla del regreso de los hermanos del noveno elemento. 

Ahí también en las últimas páginas se encuentra un canto ya olvidado, el cuál según se dice puede llamar a los hermanos de su eterno descanso y volver a la vida, otros dicen que se encuentra en ese códice la historia de como matar a un dios o cómo convertirse en uno, otros cuentan que está escrito el futuro y el fin de los tiempos. 

Tardé cerca de una hora para poder llegar a los pies de la gran montaña, en cuya cima se encuentran las ruinas del templo de la diosa encarcelada, la hermana que intentó asesinar a su hermano por el bien de todos. 

El sol se encontraba bajando de lo más alto de su pedestal celestial y le estaba dando espacio a la luna, tenía que apresurarme antes de que Chasca intentará algo con London, no podía permitirse que le pasase algo malo a ese humano. 

Recitó en voz baja un hechizo de transportación que poseen los recolectores de almas y se encontró bajo la sombra de un viejo conacaste, frente a ella habían algunos maquilishuat con floración rosa y amarilla que hacía ver lo que alguna vez fue un hermoso jardín de la entrada del templo a la luna. 

Algunas flores de belleza extraña sobrevivían bajo estos árboles y en las paredes del templo abandonado, al entrar habían un techo alto, de unos doce metros de altura, algunas imágenes de piedra que aludían a la luna y su historia, de como fue derrotada. 

Pasando por ese vestíbulo se encontraba un gran salón de oraciones cuyo techo había colapsado hace tiempo, aún así se veía que era de una altura mayor que la entrada, podía imaginarme unos veinte metros de altura o más, había varios detalles de decoración que aún perduraban sobre las paredes y algunas imágenes de dioses sobrevivían de pie, incluso sobre estos podía definir unos esqueletos casi desechos por la intemperie del clima.  

Pasando ese salón rectangular había otro en forma redondo en el cuál había una cúpula aún conservada, en cuyo techo hubo alguna vez una hermosa pintura que representaba quizás un pasaje importante de la historia de la diosa de la luna. 

Bajo está se encontraban lo pies de la estatua de la diosa, lo demás de la imagen se encontraba destrozada a los lados, con cuidado en los escombros intenté mover la base de la gran imagen pero me fue imposible, con un hechizo logré hacerlo a puras penas, bajo la base se encontraba una puerta secreta. 

Al abrirla me llevaba a un salón subterráneo, había un piedra de sacrificios sobre este; aún tenía cuchillos y otras herramientas cortantes sobre esta, al fondo había imágenes de los ciclos de la luna y del otro lado se encontraba una especie de biblioteca llena de códices. 

LOS MUERTOS NO VUELVEN A LA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora