(Imagen de London Lahey)
"Tu tierna mirada
ya nunca jamás podrá ser presenciada por mis ojos
tu dulce voz
ya nunca jamás podrá ser escuchada por mis oídos "
Llevaba un par de días sin poder conciliar el sueño por lo que haría, no podía creer lo que estaba pasando, pero lo haría por ella.
Aún recuerdo la tristeza que sentí cuando me llevaron a ver su cuerpo, se veía tan hermosa como siempre, con una sensación de paz, sus ojos jamás volverían a verme como solían hacerlo todos los días, esas miradas que nos dábamos todas las mañana al despertar, su voz la cual nunca volvería a escuchar salir de su inerte cuerpo.
Lloré al verla, rogué al más allá porque todo fuese un malentendido y que me hablará, que despertará de un sueño, que esto fuese todo una pesadilla, pero al parecer no era así, esto era real, era la maldita realidad.
Tres días después se hizo el velorio, los invitados supieron la triste noticia, Emily Keller había muerto en un accidente en el lago de Pátzcuaro. Había salido en varios titulares de prensa local, algunos noticieros también habían saciado su sed de noticia amarillista con su muerte. Odiaba eso.
En esos tres días la había visto, a la misma chica de cabellos castaños, tez pálida y ojos claros, siempre que salía en la noche se encontraba al otro lado de la calle, con el mismo vestido color vino, nunca se voltea a mirarme directamente, mira a lo lados y luego desaparece frente a mis ojos, creo que me estoy volviendo loco.
Sus padres me estaba esperando en recepción, para ir a la funeraria, hoy su cuerpo sería llevado de nuevo a Liverpool para que se le pudiera dar una santa sepultura y ser enterrado con toda su familia en el cementerio de la ciudad.
Tenía las maletas listas, pues luego del entierro en Liverpool tendría que volver a Pátzcuaro por un trabajo que acepté, cerca de las costas de la isla de Janitzio en un lugar arqueológico que habían encontrado hace poco el cual creían que era de importancia en la zona.
Sus madre me veía furiosa, se encontraba enojada porque nunca aceptó nuestra relación y más aún el mudarnos a México para la boda, me echaba toda la culpa de lo sucedido, mientras que su padre solo me podía ver con lástima, extraña a su hija y sabía que yo no tenía la culpa, detrás de ellos se encontraba una joven de cabellos castaños, pelo corto y ojos un poco más claros, era la hermana mayor de Emily, Willow de Van Acker.
— No te preocupes London, sé que no fue tu culpa, que solo paso, que fue un accidente, no dejés que mi madre te haga sentir culpable por cosas que no son ciertas, fue el destino, quizás ya había llegado su hora— Intentó consolarme Willow.
— Deja de decir tonterías Willow, todos aquí sabemos que el único culpable de la muerte de tu querida hermana Emily es este idiota ¡Este tarado bueno para nada! ¡Si tan solo ella me hubiera hecho caso y se hubiera casado con el otro!— Se quejaba la madre de mi difunta prometida.
— Madre, deje de decir esas tonterías, London no es el culpable de todo, mejor vayámonos ya a la funeraria, que el vuelo saldrá en hora y media y aún tenemos que firmar unas trámites— Le calló Willow en mi defensa.
Los cuatro salimos, con actitud sombría, y como siempre pasaba la extraña chica se encontraba en el mismo lugar de siempre, a diferencia que está vez iba con una camiseta floreada, unas short cortos blancos y unas zapatillas azules, venía hablando por su celular y hacia nuestra dirección, no parecía desaliñada o asustada como se me aparecía.
Parecía un ser humano real de carne y hueso.
— Buenas ¿Saben dónde queda una farmacia acá cerca? Soy turista y me eh perdido y necesito comprar unas pastillas— Le habló a London, el joven confuso no sabía que responder, pues se quedó helado al verla.
— Yo... no lo sé— Respondió vacilante el joven de veinticinco años.
London se sentía intranquilo a la par de ella, sentía una corriente cada vez que la miraba, pero no de la buena, sino que de un mal presentimiento.
La madre se me quedo viendo mal otra vez y con cara de indignación nos gritó:
— ¡Cómo es posible que se acaba de morir su prometido y ya anda tras otra! ¡Es un sin vergüenza! ¡Muchacha aléjese de este hombre!— Exclamó.
La chica le sonrió y sus ojos brillaron de una forma maravillosa y a la vez espeluznante, lo más seguro es que fue el reflejo del sol y la luz y todo eso. Mi ex cuñada en ese instante dejó de gritar y puso una cara relajada, caminando sin nosotros hacia el auto que nos estaba esperando, Willow y su padre le siguieron sin rechistar y la chica me retuvo solamente a mí.
— Soy Hester Lourd, vengó de Manchester y pues esperaba que me pudieras dar un tour por el lugar— Dijo la chica con mirada lasciva.
— Yo, lo siento pero voy hacia el aeropuerto en estos momentos, quizás en otra ocasión— Contesté un poco abrumado.
La chica hizo una mueca de disgusto al escuchar mi respuesta, pero luego sonrió sin motivo alguno, haciendo que una voz algo conocida me hablará en esos momentos.
— ¡Que os dije muchacho! ¡La princesa Chasca ha venido por lo que quiere, el cuerpo de tu amada! ¡Y al parecer también busca uno nuevo para su amado!— Dijo la anciana, que se acercaba peligrosamente hacia la chica de ojos de color.
Ella rió de forma burlona hacia la anciana y luego le miró altaneramente.
— Wow... ¿En serio Xochimitl? ¿Una anciana? No creí que fueras capaz de esconderte bajo la figura de una dulce y delicada anciana, pero como bien has dicho, estoy harta del Mictlán, ya no aguanto al amo de la muerte, quiero volver a vivir y el tiempo se acerca, este cuerpo se me será inútil dentro de unos días y cuando eso pasé tomaré el de la amada de ese joven, y mi amado tomará el cuerpo de un joven falleció hace unas semanas ahogado — Contaba con tranquilidad la joven.
— Y yo nunca pensé encontrarte lejos de tu hogar, no perteneces acá, tu hogar se encuentra muy lejos de este lago y no creo que sea por cualquier cosa, deseas nunca volver al Mictlán de estoy segura aunque no sé como— Contestó con mirada desafiante la anciana que poco a poco rejuvenecía, hasta convertirse en una mujer de unos treinta años, tez bronceada, ojos achinados y cabellos negros.
— Y yo espero que me ayudes, el portal entre la vida y la muerte será abierto, las almas de los fallecidos podrán ser libres de ese infierno, de ese lugar dónde solo te hacen sufrir, haré que ambos mundos se hagan uno solo— Dijo la chica, dándose la vuelta y yéndose para dentro del hotel en dónde me hospedaba.
— Lamento que hayas presenciado eso, ¿Cuánto deseas recuperar a tu amada? ¿Serías capaz de pagar cualquier costo?— Inquirió la señora ahora que se encontraba frente mío.
— Yo no sé...— Dije con mi mente en blanco.
Tenía tantas cosas que pensar y recapacitar, pero ahora ya tenía la respuesta a esa interrogante y haría todo lo posible para traerla de nuevo al mundo de los vivos.
"La vida y la muerte
dos cosas tan deseadas o temidas a la vez"
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LOS MUERTOS NO VUELVEN A LA VIDA
Short Story(Spin-Off de la Saga Octógora) ¿Qué pasaría si el amor de tu vida se fuera para siempre? ¿Hicieras todo lo posible para recuperarle? Él si, está dispuesto a intentar cualquier cosa para devolverla a la vida, aunque eso incluya hablar con el mismí...