Amor y obsesión.

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"Te amare a toda costa y hare que me ames aunque para eso tenga que derramar algunas gotas de sangre"

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Episodio nueve.

El amor es la droga más peligrosa del mundo, nos puede llegar a convertir en sumisos o en locos desquiciados en busca de sentirlo. Free de la Hoya siempre había estado enamorado de aquella estrella que adornaba sus días oscuros, esa mirada chocolate brillante era con la que siempre soñaba.

Sus intentos por conquistar el corazón del chico jamás habían dado resultado, siempre estaba ocupado o simplemente demasiado cansado para salir a una cita con él, entendía eso, era una estrella después de todo, su trabajo y la universidad de verdad deberían de agitarlo. Por esa misma razón siempre estuvo al pendiente de él, donde sea que Valt iba él tenía que ir. Pero, aunque lo mantenía vigilado y veía casi todo de la vida del Aoi, ahora, simplemente no estaba contento en absoluto. Aquel chico, ¿Quién era?, ¿Qué quería de él?, esas preguntas lo atormentaban día y noche, buscaba respuesta imaginando una y mil cosas, sin embargo, nada le satisfacía.

Se había convertido en su sombra, lo había cuidado por tanto tiempo, vigilaba si dormía bien, si comía bien y ¿Para qué?, para que un idiota se lo robé de un día a otro. Su amor, que había comenzado de una manera tan inocente, sin ningún interés egoísta de por medio se había tornado tan oscuro, tan enfermizo pero para él, solo era un amor demasiado fuerte, un amor verdadero.

Cuando el amor obsesivo se dispara, nada parece detenerlo. El sentido común, la farmacoterapia, la terapia electroconvulsiva, los médium, la regresión y la hipnosis fracasan al unísono. Ni magia y ni terapia. La adicción afectiva es el peor de los vicios y él había caído por completo. Su miedo a perderlo se había vuelto tan irracional que durante la siguiente semana al ver que el albino no salió de la casa del peli azul durante la noche se encerró en su casa, aquel lugar parecía una cueva, oscura y tenebrosa con tantas fotografías del Aoi por doquier. El sentido se estaba alejando de él, cada día se hundía más en el temor de perderlo, la ansiedad por no saber qué ocurrió esa noche consumía cada parte de él y la motivación por hacer algo en contra de aquel que robaba el corazón de la persona que él amaba crecía como su locura misma.

Lo planeo en silencio, lo examinó todo y todos sus razonamientos lo llevaron a una misma conclusión, uno de ellos tenía que desaparecer. Tenía que morir.

Él no pensaba dejarlo, por esa misma razón, dos semanas los siguió, los vio reír a lo lejos, los vio abrazarse mientras nadie los veía, incluso los vio besarse de forma tierna y apasionada, todo su odio llenaba cada rincón de su mente nublándola, imagino cientos, no, miles de veces alguna cruel manera de terminar con su vida. Ver que él hacía lo que miles de veces él soñaba, ver que podía tocarlo, besarlo, incluso tal vez ya lo avía hecho suyo, Shu pasaba demasiado tiempo con su niño de ojos chocolates, había días en los que por las noches no salía de la casa del Aoi, su mente volaba ante ello.

Las heridas en sus manos dejaban ver que la desesperación lo consumía y no de manera lenta, sin embargo, aún tenía que esperar, esperar el momento más indicado para causarle el mayor dolor posible a su amor unilateral así, él se convertiría en el único pilar de apoyo, entraría de esa manera su vida y su corazón, sería el héroe que lo sacara del dolor que sentiría al perder a la persona que quería, un plan perfecto y una manera casi efectiva de ganarse su amor.

• Años atrás •

La policía fue alertada de un homicidio en la casa de Alan Wellington, los sirvientes lo encontraron al volver por la noche, un par de mucamas fueron en busca de su jefe a su habitación y quedaron horrorizadas ante la escena que se encontraron pues, el muchacho se encontraba en el suelo con los órganos de fuera, la chica no estaba mejor que él. El líquido rojo de la vida opacaba el hermoso piso de mármol blanco, la pared parecía adornada por un psicópata.

Two Crazy LoversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora