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POV WINTER

Con un nombre como Giselle, esperaba una desaliñada anciana ama de llaves con un moño gris y zapatos cómodos, ciertamente no a la castaña de veintitantos años que aparece en un lindo vestido y sandalias de tiras con un bolso Givenchy colgado del hombro.

—¿Winter? —pregunta, quitándose las enormes gafas de sol que cubren sus ojos.

— Sí. ¿Giselle, supongo?

Asiente y extiende su mano. —Necesitas vestuario, ¿no? —Su mirada viaja por mi cuerpo, notando la ropa holgada de Yoo y se muerde el labio. Luego saca un par de pantalones cortados y una camiseta sin mangas de su bolso y me los entrega. — Karina dijo que necesitarías algo prestado por hoy.

—¿Karina? —pregunto, aceptando la ropa.

Frunce las cejas. —¿Yoo Jimin? La chica en cuya casa te estás quedando.

Asiento. Yoo Jimin. Incluso su nombre es sexy. No me había dado exactamente un nombre falso después de todo. Sonrío cuando recuerdo a Ten llamándola Rina esta mañana.

—La mayor parte de su personal la llama Señora Yoo. —Se encoge de hombros—. Pero ella es sólo Karina para mí.

Interesante. Me pregunto qué más es de ella. Es pequeña y hermosa, con su piel bronceada y rizos castaños, me siento cohibida en su presencia. Cuando regreso del baño de invitados por el pasillo, estoy vestida en los pantalones cortos y camiseta, sintiéndome agradecida por algo que usar, incluso si es un poco apretado, y luego recupero mi bolso y zapatos del piso de arriba.

—¿Lista? —pregunta.

Asiento y la sigo hacia afuera en la brillante luz del sol.

Me subo al pequeño auto deportivo rojo descapotable a su lado, tirando de los pantalones demasiado cortos. Presiona un botón cerca del espejo retrovisor y el techo baja y se pliega perfectamente en el maletero. Supongo que tendré que acostumbrarme a mi nueva vida en Los Ángeles.

—¿Cómo dijiste que conocías a Karina? Ella fue un poco vaga en los detalles —pregunta, saliendo del camino de entrada privado.

Repito la historia que ella y yo acordamos y Giselle asiente sin cuestionarme. —¿Qué te dijo Yoo, quiero decir, Karina sobre mí? —pregunto yo.

—Dijo que te quedarías por un tiempo y que necesitarías casi de todo.

—Oh. —Me quedo tranquila mientras miro el camino escénico por el que estamos cruzando, recordando la llamada telefónica con mi mamá.

—Escucha, Winter, sé que no es mi es de mi incumbencia curiosear, pero si estás en algún tipo de problema, si necesitas algo... incluso una amiga que te escuche... estoy feliz de ayudar.

Supongo que sonó sospechoso. Que apareciera de la nada sin ninguna prenda de ropa. —No, no es nada así. Sólo un nuevo comienzo. —Sonrío, tratando de aligerar el ambiente.

—Bueno, la oferta sigue en pie. Y conozco a Karina mejor que nadie. No es como si ella simplemente deja que una mujer se mude.

Trago y me pregunto qué quiere decir. Me doy cuenta de que Giselle podría darme información sobre ella, probablemente más que cualquier persona. —¿Cuánto tiempo has trabajado para ella? —Quiero preguntar acerca de qué hace exactamente, pero no estoy segura de sí hay una forma educada para la palabra.

—Oh Dios, Karina y yo tenemos bastante historia. ¿Por dónde empiezo? —Se ríe y le echo un vistazo. Su sonrisa es preciosa, y sus ondas castañas derivan alrededor de su rostro con la suave brisa, pero todo en lo que soy capaz de concentrarme es su familiaridad implícita con mi nueva propietaria.

HERMOSAS MENTIRAS | WINRINA G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora